"Algunas personas se van sin haber dejado algo a cambio. El problema es que él lo había dejado absolutamente todo".
La mañana siguiente ella despertó más temprano de lo usual.
Merodeaba por el pasillo de habitaciones, con un short gris de algodón y una blusa de tirantes, en dirección a la cocina. Una vez estando ahí husmeó en el refrigerador, en busca de algo que pudiera gustarle. Y uh, joder, no había nada que le llamara la atención. Tenía un loco antojo a pastel de chocolate con algo salado. Cerró el refrigerador y su espalda reposó sobre éste. Estando ahí unos segundos, con la mente en blanco, sus ojos pudieron divisar al hombre que dormía en los muebles de la sala.
Justin respiraba despacio. Su pecho desnudo, junto con la mitad de su brazo, subía y bajaba con tranquilidad. Su rostro era blando, su cabello perfecto y sus labios húmedos y semi-abiertos. Tenía puesto un pantalón de chándal de color negro que _________ no supo cómo apareció en sus piernas. Ella ladeó la cabeza, todavía mirándolo. ¿Era posible que ese hombre estuviera enamorado de ella? A veces lo podía creer y otras veces no. Tenía tantos defectos y a la vez tantas virtudes. Era perfecto e imperfecto en el mismo nivel, y aquello era lo que le hacía todavía más atractivo. Además del cambio que había logrado tener como persona, aunque de todas formas todavía conservaba un poco de ese Justin problemático y un tanto grosero. Ése Justin un tanto… ¿inmaduro? Y… de nuevo venía a __________ la misma duda que había embargada ayer en ella. ¿Estaba preparado para verla embarazada? Sí… él se lo había dicho muchas veces, pero aquel compromiso conllevaba más que solo palabras. Se trataba de un embarazo. Una persona más viviendo con ellos. Mucha más responsabilidad. ¿Él estaba preparado para todo eso?
____________ tragó saliva. Fue acercándose a él a pasos lentos, todavía reflexionando en su cabeza. ¿Podía culparlo? Él jamás había recibido cariño de parte de sus padres, probablemente ella había sido la primera en amarlo de verdad. Y de todas formas, con Elisabeth estaba haciendo un gran trabajo. Era un gran tipo con ella y ambos habían congeniado tan bien. Por Dios, ¿de qué se quejaba? Tal vez solo reinaba en ella la misma duda de siempre… ¿sería Justin capaz de amar a alguien más? ¿por qué lo creía imposible? Le había visto lograr tantas cosas y ahora… ¿dudaba de él de esa forma?
Justin se movió de un lado para otro en el sofá, helando la piel de ___________, que se encontraba de rodillas, muy cerca de él. Ahora mismo su mente ya no argumentaba nada en especial, solo se había dedicado a mirarlo. Justin era tan fuerte y tan débil a la vez. Anoche lo había demostrado de una forma que en parte, le había hecho temblar. Ella era su todo, como él era su complemento.
Sin decir una palabra más en su cabeza, se inclinó para besar a Justin en los labios. Éste tardó varios segundos en despertar y notar que ____________ lo besaba, y al hacerlo, apretó la nuca de ella con la mano derecha. Apretándola a él. Teniéndola para él como tanto le gustaba. Abrió un poco la boca, acomodándose entre la de ________. Y ésta soltó una risita tonta al notar que Justin ya había despertado. Y él también sonrió, pero sin perder el tiempo, su boca se abrió todavía más, logrando atrapar entre sus dientes el labio inferior de ___________. Mordiéndoselo.
- Mnh… - gimió ella, despacio. Se retorció en su sitio al sentir el típico cosquilleo que Justin provocaba en ella cuando la tocaba. – Basta… - logró gemir _______. – al separarse de él pudo notar que los ojos de Justin estaban abiertos, mirándola. Tragó saliva al reconocer el matiz de ellos. Lo conocía tan bien que podía deducir que estaba un tanto excitado.
- Buenos días. – canturreó él. Mirándole la boca. Sin descaro. Fijamente. Ardiendo muchísimo y pensando bastantes cosas fuera de lugar.
- Me has hecho sangrar. – mintió ________, cogiéndose el labio inferior con los dedos.
- ¿En serio? – preguntó un Justin alarmado. – Déjame ver. – le pidió, colocando su mano sobre la de __________ y quitándola de entre sus labios. Al dejarlo en bandeja, no dudó un segundo en volver a acercársele. Ella tembló en su sitio al sentir su mirada tan intensa sobre su boca… por Dios, ¿por qué estaba tan excitado? Y lo peor es que estaba contagiándole el mismo estado. Cuando Justin volvió a besarla en la boca, ella sintió detenidamente como sus braguitas se mojaban de poco en poco. La sensación la hizo moverse en su sitio y sin saber cómo, en un par de segundos se encontró enredada entre el cuerpo de Justin. Piernas y brazos. Boca. Lengua. Gemidos. Dios… todo era tan intenso. – N… o… no estás sangrando. – Justin tragó saliva, haciendo uno de los mayores esfuerzos de su vida a separarse de ella para poder hablarle. Los centímetros le torturaban. – Pero yo puedo hacerte sangrar, si eso quieres.
- Basta, no… - ___________ negó con la cabeza. Tenía el rostro ardiendo. Ardiendo en todo tipo de sensaciones y una de ellas, la más mordaz, era que quería desnudar a Justin en ese jodido momento. Su cuerpo ardía en llamas y podía deducir que se trataba por tener cada parte del cuerpo de Justin bajo el suyo, en pleno contacto.
- ¿Me has perdonado? – le susurró él, acariciando la piel de __________ por debajo de los shorts.
- No, solo quise venir a verte y me has besado.
- ¿Yo te besé? Eres tú quién apareció aquí.
- ¿Entonces no querías un beso?
- Quiero mucho más que eso.
Un silencio. ¡Maldita tortura! Su vientre ardía en deseo. Toda ella ardía en deseo puro y denso.
- No sabes lo mal que me pone no dormir contigo. – él volvió a tragar saliva. En su mirada, ella pudo notar el reflejo de lo afectado que de verdad eso le tenía. Y verlo afligido por no dormir con ella era… era malditamente tentador. - ¿tú no me extrañas?
- No mientras sigamos discutiendo.
- Estaba ebrio. – Justin escondió la mirada en el cuello de ________. – No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero puedo recordar muy bien que no sucedió nada entre esa mujer y…
- Leí la nota Justin, no tienes que expli…
- Sí. Tengo que explicarte porque eres mi chica. Mereces una explicación de toda la maldita tontería que hice la otra noche.
- ¿Y piensas que es tan sencillo creerte?
- Estamos juntos ¿verdad? Necesitas confiar en mí.
Ella se quedó callada por unos segundos, bajando la mirada de la misma manera que Justin lo había hecho hace unos segundos. Al hacerlo pudo tener contacto con los labios carnosos de él. Esta tendría que ser una de las cosas más duras que le había tocado hacer jamás, hacerse la difícil con él cuando en verdad lo que quería era enredarse entre las sábanas con él.
- Yo confié en ti. – habló él. Claro y lo suficientemente fuerte como para que la piel de ___________ se helara. De inmediato ella levantó la mirada, con los ojos muy abiertos, él supo que aquel no había sido el mejor comentario que había podido hacer.
- No empieces, por favor.
- Solo quiero que esto funcione de verdad. – sugirió Justin, esta vez mucho más seguro de lo que decía. – Yo puedo creer en ti, ¿pero tú no en mí?
__________ guardó silencio.
- Pasó hace tanto tiempo, Justin.
- Solo respóndeme, necesito escuchar que confías en mí.
- Yo…
- Dímelo, por favor.
- Confío en ti. – ambos subieron la mirada. Ella se mordió el labio inferior, observando cómo Justin asentía con la cabeza, con una sensación de satisfacción en la mirada.
- Eso es, nena. – una sonrisa preciosa adornó los labios de Justin. Y ella no tardó en derretirse ante tal acto. No sabía qué tipo de poder utilizaba con ella, pero la tenía cautivaba en tan solo un par de palabras.
Los centímetros entre ambos desaparecieron mucho más rápido que antes. Y fue él quién apretó la nuca de _________ una vez más, besándole la boca con desesperación. Devorándola con dureza. Dejando entrar su lengua lentamente para luego invadir a ____________ completamente. Tanto, hasta hacerla gemir sobre él.
- Justin… - gimió ella, colocando sus manos sobre el pecho de su novio y separándolo un poco. Dio respiro al tenerlo lejos.
- Lo siento. – se disculpó él, al tanto de lo que acababa de hacer con ___________. Prácticamente la había dejado sin oxígeno. – Es lo que pasa cuando duermo sin ti. – admitió una vez más. A ___________ no tardaron en subírsele los colores, pero de una manera menos inocente que antes. Estaba ruborizada y no exactamente por estar avergonzada. Quería escuchar más… mucho más.
- ¿En serio? – ella alzó una ceja, mordiéndose ligeramente el labio inferior. Sabiendo exactamente lo que estaba a punto de causar, se inclinó y su nariz hizo contacto con la barbilla de Justin. Su respiración causó muchísimo más que solo un pequeño cosquilleo en toda la piel de él. Que se retorcía en su sitio, apretando fuerte el culo de ___________ con las manos. Y aquello se debía, a que también había una erección grande y dura entre sus pantalones, que deseaba hacerle sentir.
- Haremos que esto funcione, gatita. – le susurró él, después de juntar todas las fuerzas necesarias para poder vocalizar. __________ asintió, concentrada en su ardua faena. Pasó a estirar los labios y besar el cuello de Justin, y éste gimió grave y duro, en respuesta. – Dios… ___________.
- No eres el único al que le afecta dormir solo. – susurró ella contra su oído, mordiéndole el lóbulo de la oreja.
- No tienes idea de lo que dices, preciosa.
- ¿Por qué no?
- Anoche me he portado mal.
- ¿Otra vez?
Él puso los ojos en blanco.
- Creo que sabes a que me refiero.
Ella guardó silencio, tratando de indagar en las palabras de Justin. Tratando de entender a qué se refería. Y no tardó mucho en darse cuenta de en qué sentido iban sus palabras. Oh… ahora entendía porque había amanecido tan excitado…
- Entré a nuestra habitación para sacar esto. – Justin bajó la mirada, señalando con ella los pantalones de franela. – Y te vi… durmiendo… y te ves tan malditamente bien mientras lo haces. – él tragó saliva. ___________ sintió como cada centímetro del cuerpo de Justin se endurecía todavía más. – Tuve que hacer algunas cosas inapropiadas… - ladeó la cabeza, pasando su lengua de arriba hacia abajo, por entre sus propios labios. – Y contenerme para no hacértelo en plena madrugada, supuse que solo te cabrearías más conmigo.
Y cuanto se equivocaba.
- Pero ahora no estoy cabreada.
Él sonrió. Con esa sonrisa tan provocativa y malditamente sensual que emanaba sexo por doquier. Era tan guapo.
- Siempre es bueno escuchar lo que quieres, _________.
- Sabes que no soy buena en esto.
- Eres fantástica. Solo dímelo, vamos, cuéntame qué es lo que quieres.
_____________ se mordió un labio. Dentro de ella deseaba tantas cosas. Dentro de ella, solo quería hacerle el amor y acabar con todo ese juego torturador. Estaba mojada, ardiendo por ese hombre que lo único que deseaba antes de hacérselo, era que ella le recitara lo que quería recibir.
- Quiero hacer el amor. – susurró __________. Perdió el miedo en aquellas primeras palabras, solo porque de verdad estaba deseando tanto a Justin en ése momento. – Contigo. Ahora mismo, Justin…
- ¿Lo necesitas?
- Sí… muchísimo.
- ¿Por qué?
- Porque… porque te necesito dentro de mí, ahora… ahora mismo.
Él levantó una ceja, sonriéndole.
- Dime el ritmo.
_____________ tragó saliva.
- Escógelo tú.
- Buena elección, nena.
Pasó a besarla tan desenfrenadamente como pudo, enredando sus manos entre sus shorts y su piel. Llegando a tocar la ropa interior de __________ con los dedos, y estirándosela con uno de ellos. Ella se revolvió en su sitio, ayudándole a que pudiera desnudarla… cuando de pronto, un sonido bastante conocido se hoyó desde la habitación de los dos. ___________ se detuvo, dejando a Justin con los labios abiertos y listo para besarla de nuevo. Era el sonido de su celular.
- ¿Vas a contestar? – Justin frunció el ceño.
- Puede ser de la oficina. - _________ hizo una mueca, disculpándose con él, que cambió de actitud al ver a su chica colocarse de pie y correr hasta la habitación en donde se encontraba su móvil. ¿Podía ser cierto? ¿Lo estaba dejando por una llamada telefónica? ¿Es que acaso había perdido dotes?
Escuchó a ___________ contestar la llamada, imitándola a base de muecas, mientras se ponía de pie y caminaba hacia la cocina.
- Hola Max. – saludó __________, con el móvil en la mano derecha. Se trasladó desde la habitación hasta la cocina, donde Justin ya tomaba de la caja de jugo de naranja.
- Dile que estabas a punto de tener sexo conmigo.
____________ abrió los ojos, mortificada.
- ¿Hoy día? – ella trató de mantener el hilo de la conversación. – claro que sí, no tengo problema en estar ahí en unas horas.
- ¿Qué? – preguntó Justin, dejando la caja de jugo de naranja sobre la encimera de la cocina.
- Vale, suena muy bien… - _________ puso los ojos en blanco ante la actitud de Justin, prestándole atención a lo que Max le decía en la otra línea.
- ¿Qué demonios suena muy bien? – preguntó Justin.
- Bien. Nos vemos en unas horas. - ___________ apretó el botón rojo, terminando la llamada. – Eres un niño. – le reprochó ella, negando con la cabeza.
- ¿Por qué siempre yo? Estábamos muy bien hasta que ese imbécil llamó. Y por cierto, todavía tienes que contarme qué demonios estaba haciendo aquí la otra noche en la que…
- ¿En la que tú viniste ebrio?
Justin se quedó callado, mirándola sin oportunidad de argumentar algo en su defensa.
- ¿Qué quería contigo esta vez? ¿Quiere verte, verdad? Es gracioso ver como ese gilipollas todavía no te supera.
- ¡Es mi jefe!
- Vale, vale… como tú digas… no quiero discutir por esto… - él negó con la cabeza. En su mirada podía notarse perfectamente lo afligido que estaba. – Estábamos a punto de reconciliarnos.
Ella asintió a lo que Justin le decía, y no pudo evitar soltar una sonrisa sincera al escucharlo estar tan preocupado por las discusiones que últimamente tenían. Se le acercó dando saltos y enredó el cuello de Justin entre sus manos.
- No voy a perdonarte que me hayas dejado totalmente empalmado en el sofá.
- El plan era ése. – sonrió ella, besándolo en los labios. – Tengo que ir a tomar una ducha, encárgate de Eli ¿sí?
Él asintió, observando en silencio como ella volvía a besarle la boca y desaparecía, en un vaivén delicioso de caderas, en dirección a la habitación. Su mirada se quedó en la misma dirección por un determinado tiempo. __________ era tan… tan hecha a su medida. Parte de ellos solo le hacía sentir que debía mejorar para hacer funcionar aquella relación que los mantenía unidos desde hace tanto tiempo. Sin embargo, algo dentro de él quemaba en culpa. ¿___________ debía saber acaso sobre Tentation? Sentía que ocultárselo solo aglomeraba un problema más grande. Un problema… que estaría a punto de estallar.
Según la secretaria personal de Max, éste todavía no aparecía en la oficina. Lo cual a _________ se le hacía extraño, pues él mismo había quedado con ella en una hora determinada.
Estaba entusiasmada, la llamada de Max de hace unas horas, se había basado en comentarle sobre una nueva oferta de trabajo que él amablemente había conseguido para ella. De verdad había cambiado su actitud, y empezaba a parecerse a aquel Max que __________ conocía, antes de ser novia de Justin. Cruzó las piernas, sentada sobre la butaca de su escritorio. Aprovechó para sacar el móvil y marcar el número de su mejor amiga.
Emily contestó la llamada.
- Hola nena. – le saludó ella, con la voz debilitada y casi en susurros.
- ¿Qué sucede contigo?
- Estoy enferma. – mintió Emily en la otra línea. Estaba acostada sobre su cama desde la última vez que había visto a Travis. Y no pretendía cambiar su estado de ánimo, no había nada que la motivara.
- Oh… ¿desde cuándo?
- Ayer, eso creo.
- Te visitaré, eso te animará. – se burló _________.
- No, joder, no lo hagas, parezco un maldito zombie.
- ¿Tan mal estás?
- Sí… pero no hablemos de eso, ¿Cómo estás tú? ¿Elisabeth? ¿Justin?
- Bien… Eli está bien. - __________ guardó silencio por unos segundos.
- ¿Y Justin?
- También. Pero… Emily, tengo tanto que contarte.
- ¿Qué ha pasado con él?
- Con él nada, pero hay una mujer… es que… no lo sé, las cosas entre nosotros se han complicado mucho últimamente.
- ¿Una mujer? ¿Es la misma zorra con la que Justin estuvo hace un tiempo…
En ese momento, la puerta de la oficina de ________ se abrió de improvisto. Ella dio un salto en sitio.
- Tengo que colgarte, hablamos después – se disculpó ____________ contra el teléfono, mientras se acomodaba en la butaca. Puso el móvil sobre su escritorio y subió la mirada, con una sonrisa a medias, que iba dedicada a Max.
- Hola. – saludó él amablemente. Se acercó a __________ y le besó la mejilla derecha. Un olor denso y cautivador se desprendió de él. – Gracias por venir, esto es importante.
- No te preocupes. - _________ levantó los hombros despacio.
Max asintió, tomando asiento en una de las butacas que se encontraban frente al escritorio de _________. Él se acomodó, con los ojos clavados en el suelo y con una mirada bastante incómoda. ¿En qué estaba pensando? De pronto subió la mirada hacia ella, que esperaba con atención lo que él estaba a punto de decirle.
- Sé que debes estar pasando por un momento muy duro…
- ¿Qué? - ___________ hundió el rostro. Con el ceño fruncido, trató de entender a lo que él se refería.
- Me he enterado lo que ha pasado con tu madre.
Los ojos de ___________ se abrieron todavía más, su piel terminó de helarse y no supo a qué punto mirar para no sentirse obstaculizada por la nostalgia. De pronto tenía un nudo grueso en la garganta que no le permitía seguir hablando.
- ¿Cómo te has enterado? – susurró ella, ahora con los ojos envueltos en lágrimas.
- Lo siento mucho… por Dios, no quería que lloraras.
- Estoy bien, Max. Ella y yo no éramos muy cercanas que digamos. Siempre tuvimos nuestras diferencias.
- Te entiendo… - él asintió, mirándola afligido. – Solo quería que supieras que tienes mi apoyo para lo que necesites. Ya sabes, estas cosas últimamente pasan todos los días. – negó con la cabeza, demostrando indignación en cada parte de su rostro. – Creo que sabes muy bien que estoy en contra de todos esos criminales.
- Perdona… ¿qué? - _________ frunció el ceño una vez más. Esta vez sin entender nada.
- La forma en la que murió tu madre, __________. El crimen en Estados Unidos está cada vez peor.
Ella se quedó callada esta vez, buscando una forma inteligente de responderle. ¿Cómo le explicaba que ella había sido ajena en saber cómo había muerto su madre? Solo había llegado a saber, gracias a la madre de Emily, que Jennifer había fallecido. Pero no sabía más. Desconocía la historia completa. Desconocía los detalles. Y si ella no los sabía, ¿Cómo es que Max estaba al tanto?
- Siento ser tan crudo con todo esto.
- ¿Cómo sabes sobre lo de mi madre, Max? – preguntó ella, sin poder guardarse un segundo más todas las dudas que tenía dentro.
- Está en las páginas de cada diario. – respondió él, hundiendo el rostro. – Mira… ¿por qué no mejor lo olvidamos y…
- ¿Qué diarios? – intervino ella. Muchísimas dudas se habrían en su mente en ese momento. ¿Dónde demonios había estado metida todo esos días como para no haber leído sobre la muerte de su madre? – Por favor, ¿De qué diarios estás hablando?
- Está en todas partes ¿vale? Pensé que lo sabías, se trata de tu propia familia.
- No tuve el valor de saber cómo es que mi madre había muerto. - ___________ bajó la mirada. – Fue un error mío y por favor… no te metas en esto.
Él levantó ambas manos, en defensa.
- Está bien, Peterson… lamento si te hice volver a algo que no querías. Es solo que… va en contra mío también. Los criminales que asesinaron a tu madre además eran ladrones de banco. Joder… mencionarlo me enferma. – dijo Max, con una expresión de repugnancia en el rostro.
Pero al observar a __________, su rostro cambió completamente. Supo entonces que había dicho las palabras equivocadas en el momento equivocado. Se sintió culpable interiormente por ver a __________ de esa manera. Ahora parecía asustada, perdida, como si el color hubiera desaparecido de su rostro. Ni siquiera tenía fuerzas para hablar. Y si pudiera hacerlo tal vez estaría asustada de formular la pregunta que tanto temía hacer. No podía cierto… no podía ser cierto nada de lo que le estaba contando. De todas formas estaba sacando conclusiones muy apresuradas ante algo que la había marcada de por vida.
- Tú sabes lo que sucedió en el pasado ___________. Lo que pasó con el mejor amigo de Justin y las cosas que hice. Y quiero que sepas que no me arrepiento en lo absoluto de haber tratado de atraparlos. Está en mí ir contra los criminales. Simplemente no podía permitir que tú estuvieras con uno. – se detuvo, tragando saliva. – Lo que ha pasado con tu madre es terrible.
- Necesito saber… - __________ cerró los ojos con fuerza, volviéndolos a abrir en el acto. – Necesito saber quiénes… quiénes la han asesinado.
Él negó con la cabeza, acercándose a ____________ a través del escritorio. Quedó tan cerca a su rostro, pero el estado en el que ella se encontraba ni siquiera permitió notarlo.
- Por favor ya no pienses en eso. – le rogó, observándola asustada y con la mirada perdida.
- Dímelo. Por favor… por favor solo dímelo. – suplicó ___________, mirándolo a los ojos. Haciéndolo sentir una parte de su desesperación.
- Yo… yo no sé de estas cosas Peterson, solo he leído en algunos periódicos que se trata de una banda o mafia de criminales. Han existido antes y ahora mismo han vuelto, es todo. – teniéndola cerca, acarició lentamente la mejilla izquierda de __________. – no creo que aquello vaya mortificarte demasiado, por favor… - suplicó él también. Verla de esa manera le jodía mucho. – su nombre es Tentation.
Justin apretó a Elisabeth contra él, que observaba las caricaturas muy concentrada. Y mientras lo hacía, Justin no pudo evitar notar cuanto estaba creciendo. Elisabeth estaba preciosa. Su cabello había crecido, su cuerpo se había estirado, y cada día se parecía mucho más a ella. Mucho más a __________. En momento como esos, donde tenía a Eli con él, pasando ese rato padre a hija que muchas veces había pasado con ella, se preguntaba qué hubiera pasado con él si jamás hubiera descubierto de su existencia. Si jamás hubiera tenido esa discusión tan fuerte con __________ y si jamás hubiera llegado a entender que también tenía corazón para amar a una persona más. Ahora en cambio vivía pendiente de esa niña preciosa de 3 años que le hacía recordar tanto a _____________.
Él sonrió y volteó el rostro tratando de concentrarse en las caricaturas, y cuando realmente empezaba a hacerlo, escuchó el sonido de las llaves introducirse en las cerraduras.
- ¿Mami? – Eli levantó la mirada hacia Justin.
- Ajá. – respondió él, inclinándose para besarla la frente. Se puso de pie, dejándola sobre la cama y pasó a salir hacia el exterior de la habitación.
Lo que sus ojos pudieron ver fue a una ____________ envuelta en lágrimas, que limpiaba cada una de ellas con brusquedad. Tenía el maquillaje corrido y su mandíbula temblaba. Todo ella era un manojo de nervios. Hace tanto tiempo que no la veía llorar con tanta fuerza, como aseguraba lo había hecho hace unos minutos.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó él, completamente alarmado. De inmediato fue a observar el cuerpo de ____________, de pies a cabeza, tratando de indagar en sus ideas lo que había pasado con ella.
__________ guardó silencio, sollozando despacio, pasó a limpiarse las lágrimas una vez más.
- Maldición… ¿Qué mierda ha pasado? – volvió a cuestionarle él. Esta vez imaginándose lo peor. Con tan solo recordar que ella había estado con Max hace unos minutos.
- Tenemos que irnos que de aquí. – susurró ella, mirándole fijamente. En sus ojos solo podía verse la desesperación acumulada. Su propio estado acabaría con ella. – Tenemos que irnos cuanto antes… - balbuceó, acercándose a él a pasos lentos.
- ¿Qué ha pasado?
- ¡Esa maldita mafia, Justin! ¡Eso está pasando! – gritó fuerte. – Han asesinado a mi madre… - se puso ambas manos sobre el rostro, sollozando en silencio.
Justin tragó saliva. Sintió que su corazón se partía en pedazos pequeños al verla de esa manera. Toda su piel se había enfriado por observar aquella escena que le desgarraba. _____________ lo sabía todo… ____________ lo sabía todo y eso solo podía significar una cosa…
- Vamos a estar bien. – le aseguró Justin, acercándose a ella y abriendo sus brazos para poder encerrarla en ellos. Pero __________ se separó, antes de poder hacer contacto con él.
- ¿Vamos a estar bien? - ________ ladeó la cabeza. - ¿De verdad crees que vamos a estar bien estando aquí? – preguntó aumentando su ironía.
- Jamás dejaría que algo les pasara.
- Eso lo dices ahora, pero ellos están aquí… y sé… sé por alguna razón que algo saldrá mal. – le reclamó. Justin tragó saliva, sintiendo a flor de piel cada palabra hiriente de que ________ había pronunciado.
- ¿Piensas que no podría protegerte mejor que Travis?
- ¡Maldición, Justin! - _____________ levantó ambos brazos. - ¡Basta de esto! – gritó frustrada. - ¡No tiene nada que ver Travis, es por nosotros! – ella frunció el ceño y tragó saliva antes de poder decir algo apresurado. Se dio media vuelta, bajando la mirada para observar su vientre. No ____________, no era el mejor momento para decírselo ahora… no podía permitir que la historia se repitiese. – Necesitamos irnos de aquí cuanto antes. – cerró los ojos, dejando que las lágrimas se apoderasen de ella una vez más. Abajo, acariciaba suavemente su vientre con la palma de su mano derecha. Y sentía… sentía muy bien que no podía concebir que Tentation otra vez arruinase su vida de tal forma.
Él no quiso decirle más. Conociéndola como la conocía, sabía que su terquedad podría con todo. Así que pasó a acercarse a ella por detrás, abrazándola por la cintura. Sus fuertes brazos la acogieron suavemente, hundiendo su rostro en el hombro derecho de __________. Movió un poco la cabeza, para poder estirar sus labios y besar la mejilla de ella, y susurrarle un par de cosas…
- Vamos a estar bien, por favor… créeme.
- Créeme tú a mí… - suplicó ____________ con un hilo de voz. – Si han asesinado a mi madre es porque seguramente también me quieren a mí…
- ¿Y de verdad crees que yo dejaría que eso pasara? – Justin frunció el ceño. – No les tengo miedo. - ___________ se limpió las lágrimas una vez más y sin darle un respuesta concreta, dio uno pasos hacia adelante, separándosele.
- Tengo que sacar a Elisabeth de aquí. Ya lo he decidido.
- Joder… por favor, solo escúchame esta vez…
- No puedo, no voy a hacerlo…
- ¡Solo escúchame! – gritó él, con una fuerza brutal, que hizo que ___________ cerrara los ojos. A veces era necesario usar ese tono de voz con ella, que parecía no aceptar ninguna solución. – He visitado a mi madre en prisión. – él endureció la mandíbula, buscando un punto al cual que mirar, para no avergonzarse del todo. – Lo que me ella me dijo fue que el día en el que el edificio Tentation fue tomado, un grupo de ellos estaba en otro lugar y que…
- ¿Tú sabías de esto?
_____________ abrió los ojos. Y no cabía en sí de sorprendida…
- Yo… yo no quise decírtelo porque…
- Mierda… - susurró ella, cerrando los ojos. - ¿Me has estado mintiendo todo este tiempo?
- No fue así. Estás confundiendo las cosas, mi amor…
- No me llames así. – la respiración de ella empezó a agitarse gravemente. Estaba tan cabreada, asustada y desesperada al mismo tiempo. – No vuelvas a llamarme así nunca más.
- Por favor… solo estás confundiendo las cosas ____________. – trató de explicarle él. Sus ojos también se nublaron de un llanto denso que estaría por venir. – Sabía que si te decía esto terminaríamos de esta manera y no quiero discutir más...
- No vamos a discutir más. – ella lo miró a los ojos. Drástica. Fría. Como nunca había sido con él. – Porque esto se acabó.
Y porque sabía que aquella era la mejor decisión para él, para Elisabeth, para ella… y para quién estaría por venir. Y porque aunque le dolía muchísimo aceptarlo, sabía que todo lo que comenzaba, en algún momento y por alguna razón, siempre llegaba a su fin.
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IMPORTANTE: Necesito que lean este -> Twitlonger, en relación con el libro TENTATION y con el final de la novela :) Cada vez menos para decir adiós...
Si leíste, dale click al botón "Twittear" ¡Muchas gracias! <3
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