Narra Justin:
Enciendo un cigarrillo. El humo cubre mi rostro, acariciándolo y meciéndolo. Miro a través de la ventana. Paris se extiende delante de mí como una fotografía en una postal. Los autos pasan debajo y la ciudad me sonríe acogiéndome como de costumbre. Este lugar me hace sentir poderoso. Cierro los ojos. He estado aquí tantas veces haciendo la misma mierda de siempre. En la misma posición. Observando el mismo paisaje. En las mismas circunstancias. Con los mismos autos a gran velocidad y con la misma luna. Y las mismas estrellas. Y la misma gente. La misma ciudad. Probablemente el único que ha cambiado aquí soy yo.
Froto mi mano derecha sobre el borde de madera de la ventana abierta de par en par. Dejo salir humo suavemente, abriendo la boca y elevándola hacia las nubes. ¿Qué hora es? Es que este lugar nunca me permitirá dormir tranquilo. No podría hacerlo además sabiendo que nuestras vidas dependen de esta misión.
Trago saliva. Los minutos pasan. El ruido de las bocinas y de la agitada ciudad azotan mis pensamientos… estoy tenso, muy tenso. Tal vez cansado. Confundido. Una mezcla de todo. Una jodida mezcla de todo que me perturba y no me permite pensar con tranquilidad. Solo necesito hacerme una pregunta para saber que puedo manejarlo. ¿Estoy listo para volver? ¿Estoy realmente listo para entregarme en esto una vez más?
El viento hace que el humo toque mi rostro una vez más. La sensación es placentera. Me deja con los ojos cerrados por unos segundos, envolviéndome en su olor. Joder… jamás pensé que volver fuera tan difícil. ¿Puedo hacerlo? Sé que es parte de mí. Que una parte de mi naturaleza me pide a gritos que vuelva a experimentar la misma sensación que hace años no he sentido. Pero puedo decir algo con mucha seguridad, y es que en todo este tiempo no he necesito sentirla. _______________ ha sido suficiente para mí. Ha sido el refugio que necesitaba. En todos los años que pasé robando y ganándome líos por la calle, no llegué a imaginar que solo necesitaba de una persona para poder sentar cabeza. Y mucho menos que esa persona sea una mujer tan diferente a mí y con diferentes proyectos a los míos. Pero pasó. Y ahora mismo no regresaría mi maldito pasado sino fuera por ella. Porque si no hubiera sido por mí, no estaría envuelta en esto. Maldición, lo único que le pedí a ese tipo que está haya arriba fue que a ti no te tocaran. ¿Fue tan difícil cumplir por lo único que he rezado? Mi fe se rige en ti, ________________. No puedo dejar que te hagan daño. Que te utilicen de esta forma tan vulgar. Eres mi chica. Eres mi mujer. Nunca fui de fierro cuando estaba tratando de decirte “te quiero”; Nunca fui de fierro cuando te fuiste. Ni lo fui la vez en la que regresaste. Nunca voy a ser de fierro si se trata de ti. Explícame… ¿Qué mierda pasará conmigo si te pierdo?
Cierro los ojos. El cigarrillo se ha consumido. Lo dejo caer por la ventana, observando desaparecer sus cenizas a medida que el aire va golpeándolo.
¿Qué hora es?
Camino a pasos lentos en la oscuridad de la madrugada, tocando con los dedos lo que puedo alcanzar y tratando de localizarme con el tacto de estas. Llego a sentir la cerradura de la habitación en la que está _________________ todavía dormida. Está abierta a medias, así que no me hace falta moverla. Empujo la puerta, haciéndola rechinar y trato de entrar entre el pequeño espacio. Una vez dentro, me quedo mirando a _____________ dormir por unos segundos. Por fin está descansando… es la única idea que me reconforta.
Avanzo a pasos lentos hacia ella, logrando posicionarme cerca. Está dormida boca abajo y su espalda sube y baja suavemente. Tiene las sábanas azules enredándole las piernas, pero solo hasta las rodillas. Mojo mis labios. Es preciosa. Y ha hecho tanto… tanto por mí, por Elizabeth… lentamente tomo asiento sobre la esquina de la cama. Mis dedos automáticamente deciden viajar por la piel de ella, de arriba hacia abajo, tocando su pierna izquierda.
“Maldita sea, tú no mereces todo esto”
Endurezco los pómulos a medida que las palabras se van enredando en mi mente. Solo entonces mis pensamientos dan un giro que hace tiempo estaba necesitando dar. ¿Qué coño me pasa? ¿Desde cuando empiezo a tener miedo a esos hijos de puta? Soy Justin Bieber, he hecho cosas de las que me arrepiento… pero justo hoy, no me da la gana de hacerlo.
Un instinto se abre en mí. Como si la maldita mierda regresara a mi cuerpo. Sinceramente, no me interesa. La necesito. Necesito un poco de frialdad. Quiero hacerlo por ella. Quiero acabar con esto por ella.
Me pongo de pie, todavía observándola descansar plácidamente sobre nuestra cama. Su inocencia me llena de fuerza. Tengo un motivo por el cual voy a volverme un hijo de puta otra vez, y créeme, no estoy para nada arrepentido. Lo quiero.
Me alejo, dejando nuestra habitación. Afuera las cosas siguen igual, solo que ha empezado a helar más, mucho más, tal vez igual que mi corazón, que también está empezando a transformarse.
El cilindro de gas está sobre la mesa. Enciendo un cigarrillo más. ¿Cuánto he fumado hoy? A saber. Repito el típico proceso, dejando salir humo de mi boca con facilidad.
Vamos a hacer esto fácil Justin. Se han metido con tu chica, hasta el fondo. Han hecho con ella lo que han querido. Pueden amenazarla sin tu maldito consentimiento y hacerla llorar, llorar descontroladamente. ¿Vas a seguir permitiendo todo esto? ¿Hay algo que te joda más que ver como otros tíos se aprovechan de tu chica? Todos aquí conocemos la respuesta… Entonces… ¿Qué estoy esperando para reventarlos a todos y cada uno de ellos?
Narrador omnisciente:
Se fijó en el reloj de su móvil. Apuntaban las seis de la mañana. A su lado Justin había desaparecido. Solo el desorden de las sábanas podía afirmar que había abandonado la cama hace ya bastante tiempo. ______________ se sobó los ojos, todavía tenía la vista borrosa por lo cansada que se encontraba. Pero definitivamente sus ojos no se equivocaban, a su lado no había nadie y mucho menos Justin.
Su corazón empezó a latir con fuerza, colocándose mucho más alerta. Miró a ambos lados de la habitación, por suerte pudo divisar los pantalones de Justin tirados sobre el suelo. “Está aquí” pensó. Ya antes había vivido esta escena hace unos años atrás y había sido secuestrada por Tentation, pero recordarlo en este momento no era para nada favorable. Debía mantener la calma, seguramente se encontraba en el baño o en algún lugar del pequeño departamento. No tardó en arrastrar las sábanas con ella, enredándoselas en el cuerpo como pudo y caminando a pasos lentos sobre el suelo. Abrió la puerta de la habitación, sigilosa. Afuera todavía estaba bastante oscuro debido al clima lluvioso, pero a sus ojos no le hicieron falta demasiada luz para lograr ver a Justin de pie y sin camisa, fumando un cigarrillo puesto de espaldas.
Miraba concentrado hacia la pared que estaba cerca de las grandes ventanas ahora cerradas. Pero exactamente no era el color mostaza de la pared lo que había llamado la atención de ______________. Era lo que había en ella. Pegadas por todas partes, cientos de fotos se extendían en toda la pared. Aparentemente ordenadas en un criterio que solo Justin conocía. Algunas de ellas contenían grandes cruces rojas que cubrían la foto entera y otras, debajo de ellas, contenían una descripción de dos o tres líneas. Mujeres de treinta años. Hombres de cuarenta. Niños. Diferentes tomas. Diferentes ángulos. Riendo. Fotos del tamaño de una identidad personal y de tamaños distintos. Cada una de esas fotos tomaba posición sobre un mapa grande que describía toda la calle central. El mapa había sido trazado incontables veces en calles distintas y con diferentes locaciones, pero un lugar en especial estaba bastante apretujado entre palabras y números: El banco general de Francia. Más allá, también podía divisarse a lo lejos, una locación que había sido encerrada en un círculo rojo con una flecha del mismo grosor: la estación de policías.
La boca de _______________ se abrió, observándolo todo con exactitud. Era el material que había visto en el almacén hace varias horas. Podía decir que le atemorizaba algunas veces, tenía una mente brillante. Única. Podía hacer lo que quisiese con ella, y ya lo había hecho durante bastantes años.
Lo observó fumando varios minutos, mientras con otra mano sobaba su barbilla, manteniendo la concentración. __________ avanzó sigilosamente detrás de él, logrando adelantarse varios pasos antes de que hablara, tomándola por sorpresa.
- El banco general de Francia está a cinco cuadras de la estación de policía más cercana. – estiró el brazo derecho y señaló con el dedo índice las líneas trazados por él mismo sobre el mapa, como si hubiera sentido a ___________ aparecer desde ya hace mucho – es posible que si alguien llega a tocar la alarma de seguridad solo tengamos aproximadamente diez minutos para salir ahí. Pero he decido que es más seguro reducir el tiempo a cinco, no quiero correr riesgos contigo ________________, es la primera vez que vamos a hacer esto. – soltó el cigarrillo de sus manos, dejándolo caer al suelo, todavía dándole la espalda y observando el mapa. – Jasmine Raven ha sido cajera del banco por más de diez años. Conoce el lugar, y yo también la conozco a ella. – Justin se aclaró la garganta. Sí, había sido un tanto hijo de puta muchas veces. Encima de todo, mujeriego. No quería entrar en detalles. - ¿su punto débil? Sencillo, tiene una hija en la secundaria Boucher. Menciónasela, y te dará todo el dinero posible en las manos. Se encuentra en la primera caja, yendo por la izquierda. Las demás son todas de la misma especie. No he podido obtener información de ninguna, pero es sencillo poder adivinar de qué manera caen. Son jóvenes. Ella, por ejemplo. – señaló otra foto sobre la pared. – sus padres viven en California, lo único que pude averiguar hace cuatro años fue que su madre sufría de una enfermedad relacionada con la columna, no sé muy bien de qué se trata, pero basta con mencionársela y cederá en el acto. Las demás es más de lo mismo, como te dije, son jóvenes, y solo hace falta mostrarles un arma para que te dejen el dinero en bandeja. – se detuvo, observando las fotos extendidas al frente suyo. Buscando, como si estuviera olvidando un detalle importante. – el tema de la seguridad es mucho más importante. Existen cinco cámaras ahora mismo, estuve registrando la zona exteriormente, y no han agregado ninguna otra. Las ubicaciones son básicas, cada una de ellas se encuentra en distintas esquinas y una en el exterior, exactamente a la derecha de la puerta principal. Solo hay una excepción con una de ellas, que está camuflada en el escritorio del gerente. Mnh… por ese hijo de puta no tienes que preocuparte, es jodidamente cobarde y no hará nada en absoluto cuando vea un arma frente a sus ojos. Así es como funciona un gerente general de un banco importante. – levantó los hombros, recordando varias escenas pasadas, aguantándose sin querer una risa nostálgica. – lo siguiente son los tíos de seguridad. No sé exactamente si han renovado personal, aunque es lo más seguro. No creo que utilicen los mismo oficiales de hace cuatro años. Así que… joder… no pude averiguar demasiado sobre ellos. – dijo lamentándose. Detrás de él formó un puño con las manos. Un detalle faltante, era exponer a __________ a cualquier cosa. – umnh… no lo sé… - negó con la cabeza, mientras sus ojos cansados divisaban su obra una vez más. – mierda, lo olvidaba… hay una salida al exterior que utilizaremos. – se acercó al mapa y trazó con los dedos el recorrido que empezaría a narrar. – lo único que tenemos que hacer es…
- Justin…
- Pasar por aquí. – trazó. – y llegar hasta la última puerta del pasadizo. Da hasta la calle. Una vez ahí…
- Justin, escúchame. – le pidió una voz detrás de él.
- ¿Qué? – le preguntó volteándose por fin. Su rostro debilitado por el cansancio, llenó de ternura el corazón de ___________. Verlo tan decaído y por ella…
- ¿Has dormido? – sus ojos se entornaron, logrando mirar los de Justin, que la esquivaron con rudeza.
- No necesito dormir. – mintió. – joder ____________, ¿no te das cuenta? no tenemos nada hecho, no sabes absolutamente nada sobre este maldito banco y su maldita gente… necesitas estar enterada para así…
- Necesitas descansar. – mordió su labio inferior y estiró ambos manos hacia el rostro de él. Sus dedos tocaron sus mejillas. Justin cerró los ojos al sentir el contacto de su piel caliente sobre la suya, fría y cansada.
- Estoy bien. – dijo con los ojos cerrados. Segundos después, los había abierto de nuevo. – solo… solo quiero que todo esto salga bien ¿vale? He hecho esto con otras personas antes, pero contigo quiero tenerlo todo controlado, no me perdonaría que algo saliera mal por mi maldita culpa. Ya he hecho varias cosas mal… solo… solo quiero hacer esto bien.
Solo esta vez.
- Gracias por hacer todo esto. – sus miradas se encontraron. – eres tan… tan inteligente… - sus manos volvieron a acariciar el rostro de Justin con delicadeza. Hundiéndolo en su tacto. – estoy impresionada.
- Esto es lo que soy. – dijo él, levantando los hombros. Tragó saliva al mismo tiempo y sus ojos se clavaron en el suelo. – esto es todo lo que soy.
- Y es de lo que estoy enamorada.
Él cerró los ojos, negando con la cabeza, sintiéndose perdido entre las palabras de ______________.
- He robado aquí antes. – Justin alzó la mirada. – sé lo suficiente, pero si me das unas horas puedo inspeccionar más y…
- Basta, por favor, estás muy cansado. Mírate. – dijo ___________, tratando de hacerlo entrar en razón. Hizo que la mirara, y soltó un suspiro
finalmente. – lo haremos bien ¿sí? te lo prometo.
- Sí… - susurró él, con la voz debilitada. Asintió con la cabeza y mojó sus labios. Algo en su interior golpeaba fuerte, jamás había sentido tanto miedo en toda su vida. Estaba corriendo demasiado peligro, a lo cual estaba acostumbrado, pero no con ella en riesgo. ¿Estaba haciendo lo correcto? Maldita sea… era demasiado tarde para echarse para atrás, solo había una cosa por hacer. – que empiece el juego.
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