miércoles, 21 de agosto de 2013

Capítulo 90

La respiración de Emily se escuchaba entrecortada y solo aquel sonido podía acompasarse con los latidos de su corazón. Su móvil empezó a vibrar una vez más en el bolsillo trasero de su pantalón. Lo sacó rápido y verificó que se tratase de ________________. 

- ¿Dónde estás? – preguntó ______________ en la otra línea. Su voz era dura y decidida. 

- Acabo de llegar al hospital, iré por información. – respondió Emily, observando de un lado para otro los carteles que se esparcían por todo el pasillo del hospital. Leyó en voz baja hasta encontrar a una enfermera que sostenía una tabla metálica en sus manos. - ____________ ¿estás ahí?

Y esa era una muy buena pregunta, contando con cada sentimiento que sentía ____________ en ese momento. Sus pies habían dejado de tocar tierra desde que la noticia sobre Elisabeth había llegado a sus oídos. En ese momento, dejó de pensar, de actuar, de tratar de buscar una solución y solo se dedicó a llorar largas horas, maldiciendo duramente el momento en el que había intercedido unirse a Tentation. Ahora mismo, seguía maldiciendo en su cabeza, pero poco a poco había llegado a entender que como siempre, las lágrimas nunca le devolverían a su hija ni resolverían absolutamente nada. Sabía que la única solución, ahora que no contaba más con la ayuda de Justin, era buscar a su hija por sí sola y aguantar hasta el último abuso que Tentation obviamente tendría sobre ella.

- Sí. – respondió ____________, volviendo a la tierra. Sin darse cuenta, una lágrima pesada había empezado a viajar por su mejilla. – haz lo que te pedí ¿vale? Cuando sepas como está, llámame.

Emily guardó silencio. Parte de todo este lío también la entrometía a ella. Desde hace horas había empezado a armar rompecabezas en su mente, con piezas que de pronto había encontrado en el camino y que le daban un resultado bastante inesperado.

- ¿Qué está pasando? – preguntó Emily, afligida. Su voz estuvo a punto de quebrarse al recordar el momento en el que hombres tatuados y llenos de músculos habían irrumpido en su departamento para llevarse a Elisabeth. Tenía cada escena guardada en su memoria y necesitaba saber el por qué… de dantas cosas. – necesito saber qué está pasando ____________.

- Joder, no es el momento ¿vale? Necesito buscar a Elisabeth y necesito saber cómo está Travis.

- ¿Por qué necesitas a Travis? ¿Por qué mierda está en coma? ¿Por qué mierda se han llevado a Elisabeth y por qué estás en Paris? ¿Me has mentido? ¿Dónde está Justin?

- ¡No es el maldito momento para contártelo! – gritó ____________, apretando el móvil con las manos. Sus lágrimas salpicaron al sentirse exaltada por sus palabras. Cada pregunta que Emily había formulado, resumía cada uno de sus problemas. – ve por Travis, dime como está y te lo explicaré todo cuando vuelva a verte. Por favor Emily, te necesito, no habrán más favores después de este. – rogó contra el teléfono.

Sin embargo a Emily aún le quedaba una duda. Y no sabía con exactitud si aquello sonaría egoísta o no. Al fin y al cabo, todos estaríamos formulando la misma pregunta si de Tentation se trataba.

- ¿Me harán daño? – preguntó envuelta en miedo y desesperación. Su mente volvió a nublarse de recuerdos negros en los que ella solo gritaba y observaba sin poder hacer nada como Elisabeth desaparecía por el pasillo del edificio. Y vaya, cuanto dolía recordar saber que no había podido hacer nada contra eso.

- No, por Dios… no te pasará nada. – farfulló ___________, sobándose la nariz y dejando caer algunas lágrimas. – haz lo que te he pedido, por favor.

Emily asintió, sintiendo con detenimiento cada palabra que su mejor amiga iba diciéndole. Deseaba tanto poder estar en sus zapatos para al menos poder sentir un poco de su desesperación, pero sabía que había muchas cosas que no le había contado, por lo que jamás podría entenderle del todo. Por ahora solo podía contribuir. Colgó la llamada y guardó el móvil en el bolsillo trasero de sus jeans. Trató de recomponerse, limpiando sus lágrimas y sobándose la nariz. Como si nada hubiera pasado y caminó en dirección a la enfermera que había visto hace minutos.

- Hola, ¿usted podría darme información sobre un paciente al que he venido a visitar? – preguntó una Emily Precott totalmente renovada. Hasta parecía realmente ella.

- Sí, claro, solo necesito verificar el nombre. – respondió la enfermera, extendiendo los folios que traía en los brazos.

- Uhm… Travis Maslow. – pronunciar su hombre hizo que otra vez las ganas de llorar se acumularan en su garganta. No sabía qué demonios tenía con ese hombre que parecía que lo conocía de toda la vida. Se contuvo y miró fijamente a la enfermera, mientras esta buscaba en la papeles que puestos en su tabla metálica. Pasó una hoja, después otra y así hasta llegar a la última. La enfermera frunció el ceño, hundiendo el rostro, y repitió el proceso, buscando otra vez el nombre de Travis en cada una de las hojas. Después de unos minutos, como si estuviera viendo un fantasma, se detuvo.

- ¿Es usted pariente del paciente Maslow?

- Soy solo una amiga.

- Oh… - la enfermera empalideció. – uhm… es… la primera vez que sucede algo así en este centro. – dijo, totalmente sofocada. – no sabemos cómo ha pasado, tenemos muchísima seguridad en cada una de las salidas de este lugar y… mnh… el paciente no está. – bajó la mirada, acariciando sus dedos contra los folios. – creemos que probablemente él… se haya fugado de aquí.

Emily abrió los ojos.

- ¿Se… qué?

- Él despertó. Mágicamente recobró el habla y podía moverse excelentemente bien, pero tenía ciertos hematomas y necesitábamos internarlo por unos días más. Se lo dijimos, pero el paciente no parecía estar a gusto con lo que escuchaba. En todo momento estuvo quejándose, amenazando con que se iría de aquí sin autorización… así que…

- Mierda. – se quejó Emily. La enfermera se quedó callada. Había pasado de estar pálida a estar completamente ruborizada de vergüenza.

- Lo sentimos. De verdad.

Emily se dio vuelta, sin saber que decir. No sabía si estaba cabreada porque el jodido hospital había dejado que Travis se fugara sin permiso, o porque no había logrado verlo como tanto, en el fondo, quería. Corrió fuera del hospital, buscando con los dedos el móvil. Al tenerlo en la mano, esperó unos minutos para poder procesar la información poco a poco, mientras afuera caía la lluvia fuerte. Y joder, ¿esto podía estar peor? Su preocupación por Travis era inmensa y el hecho le molesta bastante. ¿Dónde podría estar?

- ¿Cómo está Travis? – preguntó ______________ contra el teléfono.

- Travis ha despertado del coma y… el… él no está. – Emily cerró los ojos, recostando su espalda en la pared de ladrillos del hospital. Poco a poco fue cayendo, hasta tocar el trasero con el piso.
__________________ enmudeció. Su mente empezó a volar y de pronto… de pronto algo le dijo que ella ya esperaba que su mejor amigo se hubiera ido de ahí, en caso que despertara. Su preocupación disminuyó, al saber dónde podría estar Travis en ese momento. Conociéndolo tan bien como lo conocía, podía deducir que volvería a verlo muy pronto. Más de lo que imaginaba. Así que su plan, para recuperar a su hija, podría resultar con éxito después de todo. Planeando en su cabeza, solo le quedaba algo por hacer.

- No quiero que preguntes, ni me digas que no, solo ve y coge el primer vuelo a Paris. Te quiero aquí a primera hora.

**

El oficial Vee retrocedió unos pasos. Adelante, se extendía una multitud de oficiales de todos los estados de Paris, dispuestos a escuchar la versión que Justin les venía a exponer. Aunque a decir verdad, ninguno parecía lo suficientemente convencido. ¿Qué podían esperar de un tipo que estaba lleno de tatuajes y que había sido capturado después de escapar de un robo? Algo era seguro, había un plan bajo esa manga tan astuta. Y sí que lo había. 

- Si han hecho bien su tarea, es probable que todos aquí sepan mi nombre. Pero se los diré de todos modos. Soy Justin Bieber. Fui arrestado por delito de robo. Sin embargo estoy aquí porque afuera existe una mafia mucho más grande de lo que ustedes podrían imaginarse y yo estoy dispuesto a todo con el fin de atraparlos. 

Unos murmullos claros se escucharon en todo el gentío. Segundos después, un oficial alzó la voz. 

- ¿Cómo esperas que te creamos, hijo? – preguntó aquel hombre de avanzada edad. Tenía una expresión divertida en la cara, como si nada de lo que Justin hubiera dicho, había sido creíble. 

Los músculos de Justin se tensaron. Muchísimo esfuerzo estaba haciendo por estar parado frente a un número grande de gilipollas. Necesitaba mantener el control por el resto que le quedaba en aquella conferencia. 

- Voy a ser claro. Directo, sobre todo. – Justin se aclaró la garganta, mirando directamente a los ojos del oficial que había intervenido. - Fui parte de Tentation hace mucho tiempo. Sin embargo tomé la decisión correcta y salí de ahí antes de que pudiera acabar conmigo. Y… - se detuvo un momento, analizando cada momento. Cada golpe bajo que Tentation le había dado en donde más le dolía. – fue un error pensar que ellos me dejarían en paz, porque en vez de eso… jugaron sucio conmigo, quitándomelo todo. Pasaron de meterse conmigo, a meterse con mi mejor amigo y con… con mi novia. – hundió los ojos en el suelo. Dominado por su ímpetu. – así que no creo que quieran volver a formularme la misma pregunta, porque no voy a darles ningún detalle de mi jodida vida privada. 

El oficial Vee se adelantó unos pasos hacia Justin, cogiéndolo del brazo y empujándolo hacia él. Justin intentó soltarse con brutalidad, pero sus manos permanecían esposadas. 

- Contrólate. – le susurró autoritario. 

Justin agitó el brazo como pudo, soltándose de Vee. 

- ¿Qué sabes de ellos? – preguntó esta vez una mujer. Iba correctamente peinada y no parecía mayor de veinticinco. Tenía aire autosuficiente, casi igual que Justin. 

- Como dije, conozco cada ciudad a la que ellos interceden. El lugar. El tiempo. Las personas. Todo lo que necesitarían saber. Conmigo no les hará falta ningún estúpido plan, porque yo ya tengo uno. 
Y por último, un hombre que rozaba los treinta y sin ningún cabello, levantó la voz, casi chocando con las últimas palabras de Justin. 

- ¿Cuál es tu plan? – preguntó, ladeando la cabeza.

Justin guardó silencio. Y su mente trasmitió cada una de las escenas que le había tocado pasar. Y pensó en ______________. En cada amenaza que había recibido. Y pensó en ella, antes de conocerla, tan inocente y sin ningún problema más que ahorrar para poder pagar la mensualidad de su departamento. Como cualquier persona normal. Sin embargo, ahora su vida y la vida su hija, pendía de un hilo gracias al infierno Tentation. Así que solo podía pensar una cosa… 

- Quiero destruirlos. 


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