Justin fumaba un Marlboro. Hace mucho tiempo que no descargaba su frustración en un cigarrillo. Con ___________ en su vida no podía darse esos gustos, y es que con ella no se sentía en la necesidad de desahogarse de esa forma. Pero ahora mismo, con lo que acababa de enterarse, sentía que tal vez nadie podría hacerlo sentir más aliviado que el jodido cigarro.
Soltó humo. Una y otra vez. Y encendió otro y otro.
- Ella va a enterarse de todas formas.
A su lado, Chaz miraba por el parabrisas. Su mirada estaba fija, con muchos pensamientos en la cabeza que necesitaba aclarar. Todavía no tenía mucho conocimiento sobre lo que había pasado la última noche en la que Justin se había encargado de desaparecer Tentation. Si lo había hecho… ¿Qué había salido mal? Justin se había encargado incluso de terminar con la vida de ese hombre que insinuaba ser su padre, solo para proteger a ________ y a Elisabeth. Y Nicholas Bieber siempre había sido el jefe de todo ese gremio. Y no estaba más, entonces… ¿Quién podría estar detrás de todo esto?
- No la conoces. – Justin negó con la cabeza. El humo le envolvió el rostro.
- ¿De qué tienes miedo? Ha estado contigo tanto tiempo, aún sabiendo todo tu pasado. Esto no es culpa tuya.
- Las cosas están muy bien como para arruinarlas de esa forma.
Chaz se atrevió a negar con la cabeza, soltando aire en expresión irritada.
- ¿Crees que no va a llegar a enterarse? La noticia de la muerte de su madre está en las noticias y seguramente lo estará por un tiempo más.
Justin guardó silencio. Su mirada estaba clavada en el humo saliendo del cigarrillo, le llenaba de paz y nunca comprendería por qué. En su cabeza solo empezaban a aparecer imágenes de la última noche en el edifico Tentation, y su piel se erizó ante el primer contacto con el primer recuerdo. Jamás lo olvidaría.
- De eso ya me he encargado.
Estaba dispuesto a impedir que __________ supiera sobre Tentation una vez más. Esa mafia había terminado para ella el mismo día en el que recuperó a Elisabeth y no volvería a revivirla, porque sabía que las cosas se pondrían de cabeza una vez más. Y porque sabía todo el mal que le hacía a __________ el solo hecho de mencionársela. Tenía todavía ciertos traumas que llevaría consigo toda su vida; como las pesadillas en medio de la madrugada.
El último cigarrillo había sido consumido, ahora solo podía fijarse en el letrero que estaba frente a sus ojos. Justin tragó saliva, no sabía con exactitud el sentimiento que estaba aflorando en él, y quizá jamás terminaría de comprenderlo.
- Ya vuelvo. – le dijo a Chaz, que solo asintió ante sus palabras, igual de tenso que Justin. Este abrió las puertas de su Mustang y bajó del auto, desapareciendo minutos después.
La cárcel de New York estaba aislada de la ciudad, por lo que Justin y Chaz habían tenido que hacer un viaje de una hora y media. El lugar era tranquilo, parecía más bien un pequeño pueblo con una prisión gigantesca que la adornaba.
Las puertas le fueron abiertas y él entró, sin ningún remordimiento. Sentía la mirada de todas las reclusas sobre él, murmullando cosas que no podía llegar a escuchar. Pudo cruzar miradas con un par de mujeres ahí adentro, que no les causaba para nada repulsión. Si no más bien todo lo contrario. Era un hombre guapo, que con los años había aumentado todavía más aquel adjetivo, y podía notar que tenía el mismo efecto con las mujeres que le miraban en ese momento. Todas llenas de tatuajes, droga en los bolsillos y criminales como él. Al terminar el pasillo estrecho entre una celda y otra, el oficial que le había ayudado a entrar se detuvo.
- El primer pasillo a la derecha. – le indicó a Justin. Este asintió y tuvo que caminar un poco más para llegar al lugar que estaba buscando. Sin embargo el camino no fue más largo que el tiempo que él necesitaba para pensar las cosas.
Llegó y el corazón le dio un vuelco. Su madre estaba sentada frente a una mesa con un traje naranja que le cubría todo el cuerpo. Su aspecto era totalmente distinto al que había visto en ella hace un año atrás, donde había encontrado a una mujer llena de lujosos collares y una mirada déspota. Ahora no podía decirse lo mismo, estaba demacrada y con el cabello gastado. Subía y bajaba los dedos sobre la mesa, haciendo sonar sus uñas sobre la madera y su mirada estaba perdida quién sabe dónde.
Justin tomó asiento en la butaca que estaba frente a la de Luisa de Bieber.
Los segundos siguientes estuvieron reinados de silencio y varios pensamientos que solo podían escucharse en la mente de cada uno.
- ¿Por qué estás aquí? – le preguntó Luisa. Justin levantó la mirada y se atrevió a mirarla de la misma manera que ella. Se sintió indefenso al hacerlo.
Él se quedó callado por unos segundos, buscando la manera de decírselo.
- ¿Acaso querías visitarme? – Luisa ladeó la cabeza, con diversión. Su cabello despeinado le cubrió la frente.
- Creo que sabes por qué estoy aquí.
- Supongo, pero quiero escucharte hablar. – le sonrió. Y esa sonrisa perversa no hizo más que hacerlo pensar. ¿Acaso ella sabía algo más que él debía saber sobre Tentation? - Vamos, habla.
- ¿Qué sabes sobre Tentation?
Ella se rio descaradamente sobre su silla, disfrutando del momento.
- ¿Qué debería saber? – preguntó ella, ladeando la cabeza de nuevo. Volvió a hacer sonar sus uñas sobre la mesa una vez más, repitiendo el proceso.
- La madre de ______________ está muerta. – soltó Justin. El sonido de la uñas contra la madera solo le hacía tensarse más. – Estaba en un banco, cuando entraron criminales y le asesinaron.
- ¿Cómo está tu novia? – Luisa sonrió. Una sonrisa burlona que calentó la sangre de Justin y que solo le hizo desear salir de ahí.
- No estoy jugando.
- Ni yo, hijo.
- Y no me llames así.
Luisa levantó ambas manos, en demostración de defensa.
- Como tú quieras.
- ¿Vas a decirme lo que busco? – le preguntó él, antes si quiera de que ella terminara de hablar. Luisa soltó otra risa victoriosa y se acostó sobre el respaldo de la silla. Sus uñas no dejaban de resonar una y otra vez.
- Estando aquí en esta mierda yo no puedo hacer nada. – miró a Justin, aturdiéndole. –Si han asesinado a la madre de tu chica, puedo asegurarte que no sé nada al respecto. – bajó la mirada, dedicándose a pensar… porque en ella sabía que había algo más que debía decirle.
- ¿Entonces qué está pasando? – él mismo pudo reconocer su voz desesperada. Sabía que la única persona que le quedaba y que podría ayudarle a armar todo este rompecabezas, era su madre. – Necesito tu ayuda. – dijo sin poder mirarla.
Y ella guardó silencio, era la primera vez que veía a Justin tan desesperado por algo. Dentro de ella aquello le hacía estremecer, nunca le había visto de esa manera solo por proteger a una persona o por hacer algo por alguien. Era diferente a como hace varios años atrás él había sido. Tan prepotente, rebelde, grosero y egoísta. Hoy era algo que jamás pensó que Justin Bieber sería.
- Yo… no sé nada ¿vale? No estoy mintiendo en lo absoluto. Lo único que sé es que el día en el que tu padre murió, un grupo de personas estaba realizando un robo en otra ciudad. Ellos están vivos, por lo tanto… Tentation también.
**
- ¿Tú, aquí? - ___________ enarcó una ceja, no pudo evitar sonreír al ver a Travis sobre el marco de la puerta. Tenía una caja de Donas en la mano izquierda y también sonreía ligeramente. – por Dios, es un milagro.
- Se ve que me extrañas. – Travis cerró la puerta tras él y rodeó la cintura de ____________ con el brazo derecho, cargándola y haciendo que esta deje de tocar el piso. - ¿Cómo estás? – le preguntó juntando su boca contra su oreja. _____________ lo abrazó con la misma intensidad. Su corazón dio un vuelvo al saber a qué se refería Travis.
- Bien. – mintió ella, con un hilo de voz.
- Sí, eso parece. – respondió Travis, siendo irónico. Puso a __________ sobre el suelo una vez más y estiró sus brazos con la caja de donas. - ¿tienes hambre?
- Demasiada. - __________ cogió la caja de donas y la puso sobre la mesa de centro. – Entra, estoy bañando a Elisabeth. – le dijo ella y pronto había desaparecido de la sala. - ¿por casualidad sabes dónde está Justin? - gritó ____________ desde el baño.
Travis tragó saliva. Si estaba en su departamento a altas horas de la mañana era por pedido de Justin, quería que no supiera nada sobre lo de Tentation y el homicidio contra su madre.
- No lo sé, ¿no te ha dejado un mensaje? – Travis levantó la voz para que ____________ pudiera escucharle.
- Uhm… sí, pero… es raro. – contestó ella, mientras cogía una toalla del cajón más grande de la repisa. Envolvió a Elisabeth con ella y la sacó de la bañera. La pequeña se enredó en el cuello de su madre, llenándola de gotitas de agua y ambas salieron al exterior.
Y Travis sonrió al verlas juntas. Era inexplicable todo lo que ellas podían hacerle sentir. Sin bien era cierto, ya no estaba enamorado de ___________, pero nunca dejaría de quererla tanto como lo hacía. Y mucho menos a Elisabeth, que le importó desde el primer momento en el que la vio tan pequeña. Ahora tenía tres años, estaba más hermosa que nunca y empezaba a parecerse seriamente a ___________.
- ¿Me la das unos minutos? – Travis estiró los brazos hacia Elisabeth, que dijo su nombre en voz alta cuando lo vio. Se dejó cargar por él y le besó la mejilla derecha, mientras este se derretía por tenerla en sus brazos. Eran tan dulce e inocente. – Hola, nena. – le saludó él. Su voz se ablandó en el acto y abrazó a Elisabeth con ternura, sin importar que en unos minutos pudiera terminar lleno de gotas de agua. Subió la mirada y observó a ________, ahora con el móvil en la mano derecha y puesto sobre su oído. Tenía una expresión de preocupación que se podía notar con exactitud al primer contacto con su rostro.
La escuchó quejarse, llamando una y otra vez a la persona que sabía que era la única que podía tenerla así de inquieta.
- Hey, ya vendrá. – trató de calmarla Travis.
- Es solo que… ni siquiera me ha dicho que saldría tan temprano.
- Cosas de hombres.
- Oh… ahora ustedes dos se han vuelto muy amigos de nuevo ¿no? - ________ enarcó una ceja.
- Quizá.
- ¿Estás cubriéndolo, o algo parecido? ¿Hay algo que yo no sé?
Travis frunció el ceño, haciendo su mayor esfuerzo por parecer sorprendiendo y hasta incluso bastante ofendido. Su amiga era malditamente astuta.
- Te conozco, Maslow.
- Nena, todo está bien. Eres tú que estás tomando esto demasiado personal.
Y él podía tener razón que cierta parte. Tal vez era solo ella y aquellas nuevas emociones y sentimientos fuertes, que empezaban a aparecer en su interior y fuera de ella. Últimamente solo estaba preocupada, llorando o inquieta por algo. Podía culpar todo aquello a lo que había sucedido recientemente con su madre, pero en realidad, es que ella conocía la verdadera razón.
- Vale, como digas. - ________ bajó los hombros, rindiéndose. Dejó el móvil sobre la mesa y pasó a coger la caja de donas. - ¿Cómo estás? – le preguntó _______ de pronto.
- Vaya, pensé que no lo preguntarías.
Ella no pudo evitar reírse en su sitio. Dio una mordida grande a la dona cubierta de chocolate y sacó otra con la misma cobertura para dársela a Eli.
- ¿Y bien? – volvió a preguntar _______.
- Como siempre. – contestó Travis. Pero sabía muy bien que esas palabras jamás podrían resumir todo por lo que estaba pasando. Pensaba tal vez si aquel era el mejor momento para contárselo y ver su reacción. Se pondría…¿celosa o algo así? No sabía por qué seguía teniendo aquellos pensamientos.
- Justin me ha contado cosas. - __________ enarcó una ceja y una sonrisa divertida y coqueta apareció en sus labios.
- ¿Qué te ha dicho ese hijo de…
- ¡Travis! – gritó ________, señalando a Elisabeth con la mirada. La niña solo se volteó a mirar a Travis y ambos no pudieron evitar reírse.
- Dramática.
- ¿Entonces no vas a contarme nada?
- ¿Sobre qué?
- Tienes algo con una mujer ¿verdad? Puedo verlo en tus ojos, Travis. - __________ alineó los ojos, bridándole a Travis una mirada llena de ternura. Era preciosa, y él jamás dejaría de notarlo.
- Joder. – se quejó él de pronto y aparentemente sin ninguna razón. – Elisabeth se está empezando a parecer a ti. – dijo mirando a la niña, que de inmediato miró a ________ y sonrió al hacerlo.
- ¿Por qué te quejas? - _______ hundió el rostro.
- Es que va a estar buena cuando esté grande.
- Eres un idiota.
- ¡__________! – gritó Travis, abriendo los ojos. – No hables así frente a tu hija.
Ella puso los ojos en blanco, terminó de comerse el último bocado de su dona y sacó otra más, para ponerla en la boca de Travis, que pedía una a gritos. Y aquellos segundos fueron suficiente para darse cuenta de que esta jodidamente confundido. La mujer que tenía al frente, dándole de comer, no era solamente su mejor amiga… o al menos él nunca dejaría de verla como algo más. Evitaba a toda costa tener algún contacto físico con _______ porque sabía cómo es que su cuerpo reaccionaría. Era capaz de aplicar la fuerza que había adquirido durante años para coger a _________ y tumbarla en algún lugar, para así demostrarle todo lo que todavía seguía vivo en él. Sin embargo Emily también empezaba a quitarle el sueño. También empezaba a inquietarlo muchísimo…
Vio a ___________ ir a la cocina y ponerse en puntillas para guardar las caja de donas. Y sus ojos se perdieron en toda la anatomía de la mujer que algún momento había podido ser su chica. ¿Cuándo demonios lo superaría del todo? ¡Se acabó Travis! Ella está con Justin, ¡Joder, tienen una hija! Están mejor que nunca y solo porque un tipo como tú no puede aceptarlo, las cosas no cambiaran. Se acabó… a veces solo necesitaba entender que las cosas no siempre salían como quería.
**
Travis acababa de irse. Las horas habían pasado y los tres lo habían pasado de lo mejor. Definitivamente la relación que tenían no se acabaría por nada, ni por nadie.
Pero en la mente de _________ había algo que todavía no cuadraba. Eran exactamente las dos de la tarde y Justin no aparecía. Ni siquiera había llamado o le había mandado algún mensaje. Y aquello no solamente le parecía desconsiderado, sino que además, sabía que había algo que no andaba bien. Podía sentirlo, podía olerlo a lo lejos.
Intentó muchas veces más ponerse en contacto con él, pero al no recibir respuesta, decidió por fin convencerse de que jamás sabría de él hasta el momento en el que lo tuviera al frente. Y vaya que lo escucharía.
Mientras miraba caricaturas junto a Elisabeth, sobre el sofá, su móvil empezó a sonar. Desesperada y con la idea de que Justin por fin había visto todo los intentos que ella había hecho, contestó sin antes observar de quien se trataba.
- ¿Hola? – dijo con la voz apresurada.
- Hola __________.
Max estaba en la otra línea.
___________ cerró los ojos, frustrada.
- ¿Cómo has conseguido mi número?
- ¿Podemos hablar tranquilamente? – le preguntó él, interrumpiendo la pregunta de _________.
- Depende.
- Vamos, no voy a hacerte nada.
- Vale, dime qué sucede.
- Uhm… ¿podrías abrirme la puerta de tu departamento?
__________ frunció el ceño. ¡Mierda! ¿Estaba ahí afuera? ¿Cómo demonios había conseguido su número y además su dirección? Una oleada fría se pasó por su corazón y tuvo la impresión de que no abrirle la puerta sería la mejor opción. Pero en cambio no podía hacer nada, Max sabía muy bien que ella estaba dentro…
- Sí… - susurró _________. Colgó la llamada y se apresuró a abrir la puerta principal. Max estaba del otro lado, todavía con el móvil en el oído y con un traje de color plomo.
- Wow… - exclamó al ver a Elisabeth sentada sobre el sofá, mirando televisión. – Ella…
- Es mi hija. – le aclaró ________.
- Oh, es… es preciosa. – Max se aclaró la garganta al terminar la oración. Tardó unos minutos en asimilar la idea de que esa niña era hija de ambos. De Justin y ___________. – Mnh… pensé que venir sería la mejor idea, antes de que las vacaciones terminaran.
- Regresaré el lunes.
- Vaya, siempre tan aplicada.
- Max ahora mismo no tengo mucho tiempo y…
- Sí, perdona. Verás… hice todo lo posible por trasladarme a otras oficinas, pero creo que seré tu jefe por una temporada.
___________ se quejó por dentro. Aquello no solo le traía problemas a ella, sino también a Justin.
- Prometo que todo estará bien ¿vale? Lamento todo lo que pasó el viernes pasado, fue una tontería de mi parte.
- A Justin también se le pasó la mano.
- Sí, se le ha hecho costumbre.
- Yo creo que tú sabes muy bien cuál es su problema. - _________ lo miró a los ojos y Max se tensó al escuchar esas palabras. Por supuesto que sabía el motivo por el cual Justin lo detestaba tanto. No solo había acabado con la vida de su mejor amigo por querer atraparlo a él, sino que además se había metido con su chica en el pasado.
- Quisiera poder disculparme…
- No, no… solo déjalo así ¿vale? Pasó hace mucho tiempo y no es bueno recordarlo.
- Como tú digas, Peterson. – él alzó ambas manos, en defensa. - ¿No me invistas a pasar?
- Estoy un tanto ocupada ahora.
- ¿Y Justin?
- Él… - _________ pensó una respuesta inteligente. – está ocupado también.
- Oh… - una sonrisa irónica se formó en los labios de Max. - ¿con quién? – el tono de su voz hizo que el interior de ________ ardiera. ¿Qué estaba tratando de decirle?
- ¿Perdona?
- Solo ha sido una broma, olvídalo. – volvió a reírse en la cara de _______ y esta solo trató de mantener la compostura. A decir verdad, hasta ese momento no se había propuesto la idea de que Justin estuviera con… ¡Joder, aquello era imposible! - Justin no te engañaría. – soltó Max. - ¿verdad?
Y _________ se quedó callada. ¡Vamos, habla! ¡Dile que él jamás sería capaz de engañarte por un lío de una noche!
- Él… él…
Unos pasos se escucharon desde atrás de ambos, la silueta de un hombre se asomaba. Y segundos después, Justin apareció detrás. Había algo extraño en él que __________ supo reconocer de inmediato.
- Oh… ¿qué tenemos aquí? – Justin ladeó la cabeza. En su voz pudo notarse cuan ebrio estaba. ¿Entonces eso había estado haciendo toda la jodida mañana? Eso estaba claro, lo que ______ no podría entender todavía sería el motivo. - ¿se han reunido a mis espaldas?
- Me voy de aquí. – Max negó con la cabeza y esquivó a Justin para caminar por el pasillo. Pero antes de que pudiera irse, Justin lo cogió del brazo.
- ¿A dónde vas? – le preguntó con una sonrisa perversa en los labios. Muchas veces parte de él se asemejaba al antiguo Justin.
- Por Dios, solo déjalo. – exclamó _________, en el borde de la puerta.
- Vale, vale, lo que tú digas preciosa. – Justin alzó ambos brazos y dejó a Max irse por fin. __________ decidió entrar al departamento, mientras escuchaba a Justin entrar también detrás de ella. Y solo tuvo cabeza para ponerse encajar las piezas. Nada extraño estaba pasando, no había nada que ella no supiera, su novio solo había ido a emborracharse por la mañana y se había desaparecido totalmente del mapa. Estaba ardiendo por dentro de lo cabreada que estaba.
Caminó hasta la cocina y sintió los pasos de Justin, siguiéndola.
- Nena… - le llamó él.
- ¿Dónde has estado? – le preguntó __________, tratando de no írsele encima con todos los argumentos. Se cruzó de brazos y cuando volteó, de pronto toda la molestia se le había ido. El rostro de Justin parecía cansado, como si hubiera estado batallando por última vez. Y prácticamente aquel había sido el motivo de los tragos que se había tomado junto a Chaz. El ver a su madre en una cárcel y diciéndole todo lo que había escuchado respecto a Tentation, solo le habían hecho reaccionar de una manera ilógica. Tomando nunca resolvería las cosas, sin embargo necesitaba ahogar toda esa mierda en algún sitio.
- Por ahí, lo lamento.
- ¿Lo lamento? - __________ frunció el ceño. – Pudiste dejar una jodida nota, o dejarme un mensaje ¿no crees?
- Ya lo sé, yo…
- ¿Tú qué? Joder, Justin. No eres un niño ¿vale? Solo te bastaba dejarme un mensaje para saber que estarías tomando como un alcohólico.
Y él se quedó callado. Sabía que no podría responderle ni darle ningún argumento válido a todo lo que había hecho. Tenía razón en todo, pero sabía que jamás podría entenderle.
- ¿Crees que no estaba preocupada…
- ¡Basta, tú no entiendes nada! – gritó él. Su voz se escuchó por toda la casa, tanto que ambos pudieron escuchar los pies descalzos de Elisabeth correr hasta la cocina, donde ambos se encontraban. ____________ guardó silencio, sus ojos se habían llenado de lágrimas por la adrenalina del momento, pero debía contenerse.
Cuando vio a Eli llegar donde ambos, la cargó entre sus brazos y le susurró un par de cosas en el oído.
- ¿Podrías por favor calmarte? – le rogó ________.
- No, no lo voy a hacer. Y debes entender que este jodido mundo no es una maldita película ¿vale? – le dijo mirándola a los ojos. – no siempre voy a ser lo que tú quieres que sea.
Elisabeth volvió a gemir en los brazos de su madre, escuchándolo todo.
Justin soltó aire. Ver a Elisabeth hizo que se arrepintiera mil veces de haber gritado de esa forma. Pero dentro de sí estaba empecinado en creer que él tenía la razón. ___________ no entendía nada, ella no sabía todo lo que él estaba haciendo por protegerla…
- Regreso en unas horas. – les dijo a ambas. ___________ se quedó firme, sin botar ninguna sola lágrimas, mientras observaba a Justin irse una vez más de su departamento. Y al hacerlo, Elisabeth bajó de sus brazos, dedicándole una última mirada en la que tal vez podía entender un poco a su madre. Y una vez sola, no pudo evitar llorar fuerte. Llorar. Llorar y llorar como se lo había pasado haciendo los últimos días.
Tenía tanta razón, este mundo no es una película.
++
Dentro del bar la música sonaba a un volumen altísimo. ¿Cuánto tiempo había pasado metido ahí? Había perdido la cuenta y había sucedido lo mismo con el número de tragos que había ordenado. Ahora no tenía noción ni siquiera de donde se encontraba. ¿Cómo coño se regresaría manejando? Maldición, hace tanto tiempo que no tomaba de esa manera.
Definitivamente todo había sucedido muy rápido. Había planeado con anticipación, pedirle a ____________ en Malibú que se casara con él. Y todo se había arruinado, todas las reservaciones, las cosas que había comprado y la emoción que sentía por saber que pronto podría ser su esposa. Y todo por Tentation. Por Tentation otra vez. ¿Cuándo los dejarían en paz? ¿Cuándo?
Tiró un vaso de vidrio al suelo al pronunciar aquella palabra. No podía fijarse muy bien donde es que los vidrios habían salpicado, pero de pronto tenía una cortada grave en el brazo derecho. ¿Cómo había llegado ahí? Lo único que podía saber es que ésta estaba sangrando exageradamente.
- Mierda. – se quejó. Cogió la botella de Vodka y en su desesperación quiso colocar el pico de esta sobre su herida, pero las manos de una mujer lo detuvieron.
- No creo que esa sea una buena idea. – habló ella. Justin solo asintió, perdido en su ebriedad. Podía al menos verla y saber que se trataba de una castaña guapa, de por lo menos veinticinco años. Tenía las uñas pintadas de un rojo escandaloso y una vestimenta que dejaba mucho a la imaginación. - ¿te puedo ayudar?
- Estoy bien. – respondió Justin. Trató de ponerse de pie, pero el efecto del alcohol hizo que se tambaleara.
- Hey, espera. – le habló ella una vez más. Cogió a Justin e intentó que este se mantuviera en equilibrio por al menos un momento. – Ven, voy a curarte esto antes de que vayas. – le dijo, y él no supo como negarse. Sus ojos le fallaban y ahora mismo no sabía a dónde se dirigía. Estaba borracho, completamente borracho.
Minutos después y sin tener noción todavía de las cosas, tardó en darse cuenta de que estaba sentado sobre el borde de una cama. Frente a él había un reloj grande que le avisaba que eran más de las diez de la noche.
- Joder… - se quejó para sí mismo. Palpó sobre sus pantalones, en busca de su celular para poder llamar a ______________. Aunque estaba ebrio sabía que ella lo odiaría mucho mañana y por el resto de los días. ¡Maldición esto no podía estar pasando! – tengo que irme. – dijo, colocándose de pie.
- Espera. – exclamó ella. Había salido de la oscuridad y se posó rápido frente a Justin, para esta vez tumbarlo sobre la cama. La cabeza de este dio vueltas y no pudo mantenerse sentado, en cambio su cuerpo cayó sobre la suavidad de la cama. Sobre él no pudo ver nada por durante varios minutos y cerró los ojos por durante otros varios. Pero cuando pudo abrirlos, tragó saliva al presenciar la escena. Aquella castaña estaba desnuda sobre él y le levantaba la camiseta a medida que iba besándole los abdominales. Sus pezones erectos le rozaban la piel y aunque trató de no sentirse cubierto de lujuria, el elevado efecto del alcoholo solo le hacían ver lo incorrecto de las cosas. – quédate un tiempo más… - le susurró ella.
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