Se
hechó rubor en las mejillas y cuando se examinó en el espejo, cayó en la
cuenta de que se había puesto mucho más de lo que quería. Tenía todo el rostro
cubierto.
- Mierda. – se quejó bajito y pasó a
limpiarse el rostro con unas toallas húmedas que siempre traía en el bolso.
No
tenía mucho tiempo, pero necesitaba permanecer arreglada para la reunión que
tendría en unos minutos con uno de los jefes del banco. La gente rumoreaba que
tal vez la asenderían de puesto y que su paga se triplicaría. Y eso no sonaba
nada mal. Aquello le vendría bien y mucho más ahora, que las vacaciones de mayo
empezaban.
Se
dio una mirada en el espejo.
- Por Dios, eres un desastre Peterson. –
se dijo a sí misma. Dándose por vencida,
cerró el bolso y lo puso sobre su hombro izquierdo.
Salió
del baño, caminando en dirección a su oficina. Moviendo las caderas de un lado
para otro. Ella ni siquiera lo notaba, pero era jodidamente guapa. A diferencia
de hace cuatro años, ahora había adquirido seguridad en cada paso que daba.
Seguramente eso se lo debía a las cosas por las que había tenido que pasar. Al
menos algo bueno había resultado de tantos problemas. Ahora era una mujer
irresistible y totalmente persistente, por algo había adquirido aquel puesto en
uno de los bancos más importantes de New York. Era preciosa y… eso lo sabían
muy bien todos los hombres que ahí trabajan. Para mala suerte de Justin,
predominaba la testosterona en cada pasillo de aquel banco.
_______________
llegó a la última puerta del pasillo, su oficina. Abrió el bolso, sacando las
llaves y antes de poder colocarlas en la cerradura, su móvil empezó a sonar. Lo
buscó, encontrándolo rápidamente, y contestó al leer en la pantalla que se
trataba de Justin.
- Hola. – saludó ella, alargando la
palabra. Una sonrisa se instaló en sus labios. Una sonrisa tonta y tierna.
- Hola preciosa.
Ella
volvió a sonreír, esta vez mordiéndose el labio y luchando a la vez para abrir
la puerta de su oficina.
- ¿Cómo va todo? ¿Chaz está contigo?
- Ese hijo de puta todavía no aparece –
renegó Justin.
En
otra parte de la ciudad, Justin esperaba pasientemente sentado en su adorado
Mustang, a que el vuelo de las diez de
la mañana aterrizara.
- Ten… pasiencia… - le dijo ella,
concentrada en poder abrir la cerradura.
- ¿Qué haces?
- Intento abrir mi oficina.
- ¿Te ayudo?
_____________
sonrió. Esta vez un recuerdo adornaba su memoria. Un recuerdo que hizo que su
piel se erizara. Algo que había sucedido entre los dos hace no más de dos
semanas. Justo ahí. En su oficina.
- ¿Y terminar como la última vez que
viniste aquí? No, gracias… tengo trabajo.
- Uhm… nena, ¿todavía lo recuerdas?
- ¿Tú lo habías olvidado?
- Por supuesto que no, fue divertido ver
lo nerviosa que estabas. – Justin sonrió en la otra línea. – cuidado Justin, mi
jefe va a venir… - canturreó él, imitando la voz de __________, pero haciéndola
más chillona. Ella no pudo evitar soltar una carcajada. Y él sonrió al
escucharla.
Por
fin, ella pudo abrir su oficina.
- Te llamo después ¿vale? Tengo la
reunión, ya sabes…
- ¿Estás nerviosa? – Justin enarcó una
ceja. Su intuición no fallaba cuando se trataba de ella.
- Un poco, supongo… pero es normal.
- Te ascenderán Eres sexy, inteligente,
convincente y preciosa. – él levantó los hombros, recitando esa lista de cosas
que definitivamente tenía siempre presente. Para él era tan obvio decirlas. Más
incluso que para ____________.
Y
esta se quedó analizando cada adjetivo que Justin le había dicho. Era imposible
no estar enamorada de él cuando se comportaba de esa manera. Si había una
persona en el mundo que siempre le haría sentir segura de lo que podía ser,
siempre sería Justin.
- Me dices esas cosas solo porque…
En
ese momento, a punto de cerrar la puerta de su oficina, alguien apareció
delante de ella. Haciendo que ____________ levantara la mirada y se distrajera totalmente de la llamada de Justin. Él siguió diciéndole algunas cosas más,
pero ella había perdido la noción…
- ¿Nena, estás ahí? – preguntó Justin en
la otra línea.
- ¿Te importa si te llamo luego? Creo
que la reunión va a empezar – articuló ella, tragando saliva. El hombre que
tenía en frente traía consigo muchísimos recuerdos. Y de los peores.
- ¿Pasa algo? – insistió Justin.
_____________
se apartó el móvil. Buscó rápidamente las palabras adecuadas para que estas
sonaran bastante maduras, concretas y frías, pero él se le adelantó.
- Soy tu nuevo jefe. – Max Nichols la miró a los ojos. Una mezcla
de sorpresa y aflicción se notó en ellos. Hace tanto tiempo que no se veían, y
es que las cosas habían terminado jodidamente catastróficas para ambos. Sin
embargo, aunque demostrara ese arrepentimiento en los ojos, todavía conservaba
ese aire orgulloso que había tenido toda la vida.
Ver
a ____________ después de tanto tiempo también le demostraba muchas cosas.
Estaba diferente. Físicamente estaba de puta madre, pero había algo en sus ojos
que le hacía llegar a la rápida conclusión de que ___________ Peterson no era
la misma.
- Yo no he pedido ningún cambio. -
___________ se aclaró la voz. – algo tiene que estar mal.
- Te han ascendido y soy tu nuevo jefe.
- ¿Tú has pedido esto?
- ¿Todavía me odias?
- No es personal Max, pero las cosas no
terminaron nada bien.
- ¿Me odias?
_____________
frunció el ceño. Pensó la respuesta lo suficiente como para contestar un “Sí”
con sinceridad. Y cuando estuvo a punto de contestar, notó que todavía tenía el
móvil en la mano, con la llamada de Justin y los segundos corriendo. Su piel se
enfrió, empalideciendo. Esto no estaba nada bien. No… porque sabía muy bien lo
que pasaría si tan solo Justin hubiera estado escuchándolo todo y… joder ¡no!
Cortó la llamada y guardó el móvil dentro del bolso.
- Ha pasado mucho tiempo y… te ves muy
bien. – una sonrisa maliciosa se paseó por el rostro de Max. También había
ganado algunos puntos en el físico con el paso del tiempo. Su espalda había
crecido y tenía un corte elegante.
Estaba bastante guapo, a decir verdad. – creo que ya no somos más unos niños
¿verdad? Es decir, vamos __________, todo pasó, hay que olvidarlo.
- Pienso renunciar.
- Joder, ¿solo por mí? ¿solo porque voy
a ser tu jefe?
“Y
porque sé de alguien a quién no va a gustarle la idea…”
- Escucha, han pasado más de tres años.
Sé que hice las cosas mal pero… me gustabas ¿vale? Solo hice lo que pensé que
era correcto. Esto solo será una relación de trabajo… - trató de buscar su
mirada, sabiendo muy bien que lo evitaba a toda costa. Pero Max era un tipo
hábil. Así que se acercó un poco más. - ____________... – susurró con la voz
suave y estirando su mano para acariciar el brazo derecho de ella.
- Suéltame. – _____________ se soltó de
inmediato. – Dios, no pienso volver a trabajar contigo. No sé de que manera lo
vas a entender. Y te lo digo en serio, no vuelvas a tocarme.
Max
no pudo evitar sonreír.
- Vale… no renuncies, arreglaré esto
solo para que te des cuenta de que ya no soy más ese hijo de puta.
- Lo eres, hagas lo que hagas.
- Te has vuelto más ruda ¿eh? No vamos a
poder trabajar así…
- Te he dicho que no…
- Y también te has vuelto más atractiva.
Muchísimo más. – él ladeó la cabeza y descaradamente, sus ojos bajaron
lentamente por el escote sugerente de ___________.
Ella
alineó los ojos. Su ira hervía dentro y fuera del cuerpo. Empezaba a molestarle
sobremanera.
- Quedemos como amigos, Peterson. - Max alzó los hombros. – tengo un buen puesto
en este banco y tú… bueno, estás comenzando. Tal vez pueda ayudarte. – ambos se
miraron. ___________ no pudo evitar fruncir el ceño por la sorpresa ante lo que
él le proponía. Pero entonces supo que todo tomaría otro sentido. – Pero ya
sabes, necesito algo a cambio. – sonrió mostrando los dientes.
- Eres un…
- ¿Qué quieres a cambio?
Una
voz se escuchó detrás de los dos. _____________ abrió los ojos al voltearse
para rectificar que sabía de quien se trataba. Notó también que todas las pocas
secretarias del banco habían salido de sus oficinas para poder estar atentas a
lo que estaría a punto de pasar. Y para echarle un vistaso a Justin, por
supuesto. Que ardía, con los puños cerrados y los pómulos apretados, mirando a
Max, e indicándole con cada segundo que pasaba, que a pesar de que los años
habían pasado… ellos todavía tenían una deuda pendiente.
- Te he preguntado algo. – volvió a
gruñir Justin. No apartaba la mirada ni un solo segundo del ahora debilitado
Max Nichols. Este lo miraba con una sonrisa, mostrando en sí un miedo acumulado
de hace tanto tiempo que sabía disimular muy bien. Todavía tenía algunas marcas
hechas por los puños de Justin, que habían sido imposibles de quitar. Y otras
marcas mucho más profundas en su dignidad. Que dolían el triple.
______________
caminó rápido hasta la ubicación de Justin. Su cuerpo esta vez sí empezó a
arder, sulfurada.
- Solo le proponía algo a ___________. –
Max se aclaró la garganta. - ¿es que acaso siguen juntos?
- No es tu maldito problema – la voz de
Justin volvió a reinar en todo el pasillo. Sus ojos chispeaban en ira, al igual
que cada parte de su cuerpo, que deliraba por golpearlo.
- Vale, lo sé… solo me sorprende un
poco. – Max miró a ___________ esta vez. – Y parece que las cosas no han
cambiado.
- Max, basta. - ____________ lo fulminó
con la mirada.
- No, no han cambiado. Sigo golpeando
bastante bien. – fue Justin quién en esta ocasión sonrió campante. Como si
empezara a relajarse al notar las tensas facciones de Max. – te lo probaría
ahora, pero no quiero verte llorar como un jodido imbécil frente a todo el
mundo.
Max
tragó saliva, al mismo tiempo que cerraba los ojos una milésima de segundo… ese
tipo seguía siendo el mismo. Tenía recuerdos de él. De sus golpes. De lo que
___________ le había contado en algún momento al respecto. Sabía un poco y casi
nada sobre él. Pero ahora solo le convenía entender, que no debía meterse con
_____________. Pasara lo que pasara. Ya tendría luego una oportunidad para
vengarse de Justin Bieber.
- Escucha Peterson, haré todo lo posible
por cambiar esto. No te prometo nada. – la miró a ella por última vez.
Agradeciendo infinitamente que pudiera controlar a Justin. – que tengas unas
excelentes vacaciones.
Sin
decir nada más, pasó a mirar Justin. Y este lo miró a él. Y fueron segundos
llenos de promesas y deudas. Y Max desapareció después de un minuto. Y el
ambiente en el pasillo dejó la tensión y volvieron a escucharse los teclados y
algunas conversaciones en murmullos.
____________ no dijo ninguna palabra. Entró a su oficina,
sin cerrar la puerta y se sentó en el borde de su escritorio. Justin siguió sus
pasos, todavía bastante cabreado y asimilando lo que acababa de pasar y a quien
acababa de ver después de más de tres años. Cerró la puerta de la oficina y
mientras pensaba… sus ojos se encontraron con una __________ cruzada de brazos.
- ¿Qué hace ese tipo aquí? – preguntó
él. - ¿Desde cuando es tu jodido jefe y por qué no me lo habías dicho?
- ¡Shhh! No grites. – le reprendió
__________. Justin ni siquiera había notado que el tono de su voz empezaba a
asemejarse al de un grito. – medio edificio ha visto todo ese escándalo allá
afuera.
- Escucha, estoy cabreado ¿vale? Lo último que me importa es saber que todo el personal ha escuchado lo que le he
dicho a ese imbécil.
- Pues a mí sí. Trabajo aquí ¿lo olvidas? No puede ser que estuvieras a
punto de…
- Te lo voy a preguntar una última vez,
¿desde cuando es tu jefe? – Justin endureció los pómulos. Su tono de voz se había
elevado una vez más intencionalmente.
- No voy a hablarte hasta que dejes de
gritar.
- ¡No estoy gritando!
____________
dejó escapar un suspiro, irritada. Y él soltó aire por la boca, dando vueltas
por toda la pequeña oficina. Cuando pudo por fin retomar el control, se paró
justo en frente del escritorio, donde _____________ estaba sentada.
- Perdóname. – dijo suavemente. Su
rostro parecía más blando ahora. - no ha pasado nada ¿sí? Sabes muy bien que no
tengo problemas con tus jefes o esas cosas… pero ese tipo es diferente. Está
aquí y eso no es nada bueno.
- Tampoco lo sabía, según él se trata de
un asenso.
- Lo único que quiere es estar cerca de
ti.
- Ha pasado tanto tiempo, tal vez solo…
- Escuché lo que te dijo en esa llamada,
por eso estoy aquí.
- Lo supuse.
- Me molesta __________. No sabes cuanto
me molesta. Cuando escuché su voz en esa llamada… en lo único en lo que pude
pensar fue en que podría estar cerca de ti, en que de alguna manera podría
hacerte daño y… y… joder, no lo sé, solo conduje hasta aquí por impulso. Y al
verlo, al verlo solo quise…
- Shhh… - ____________ estiró sus manos
hacia el rostro de Justin. Acarició sus mejillas suavemente, pasando luego a
tocar sus hombros, su espalda y volver después hasta su nuca. Sus dedos rozaron
suavemente por cada centímetro de su piel ahí atrás. Y quiso volverlo más
intenso al bajar hasta sus hombros y empezar a apretarlos, masajeando denso y
preciso. Justin relajó el cuello, hizo la cabeza para atrás y soltó un gemido
involuntario, pasando su lengua y mojando sus labios. Las manos de ____________
eran magia pura sobre su cuerpo. Y eso lo había comprado en todas las maneras
posibles. - ¿estás mejor? – preguntó ella.
- S…sí… - canturreó él. Hizo un esfuerzo
grandísimo por abrir los ojos y despertarse de ese sueño tan placentero. - ¿de
verdad no sabías nada sobre lo de ese tipo?
_______________
negó con la cabeza, sin dejar de masajear.
- Vale… - susurró él. Hábil, posicionó
sus manos sobre las de ___________ y las apretó suavemente, abriéndole los
brazos para que ella pudiera rodearlos en su cuello. Y así lo hizo. – verte ahí
sentada me hace recordar algunas cosas. – él pasó a acomodarle el cabello tras
la espalda, dejando ver su escote pronunciado. Dios, le gustaba muchísimo. ¿Por
qué no usaba blusas así a diario? _____________ enrojeció ante sus palabras.
- ¿Cosas como qué? – preguntó ella,
siguiéndole el juego. Sus ojos cayeron rendidos y directos hacia la boca de
Justin. Húmeda. Y sus labios gruesos. Deliciosos. Tan suyos.
- Esto ya se te está haciendo una
costumbre muy mala.
- ¿A mí?
- A mí también.
Ambos
rieron, pero los centímetros que separaban sus bocas no duró mucho… ella lo
apretó contra él y sus labios volvieron a unirse. Mordiendo. Mordiendo lento.
Despacio. El labio inferior de ___________ estaba apretado en los dientes de
Justin. Pero entonces aquel juego se volvió todavía más intenso. Unieron sus
lenguas. Y él empezó a juguetear con la posición de sus manos sobre
___________, tocándole la cintura, las caderas, los muslos…
- Mierda, Chaz. – Justin se separó, con
los ojos muy abiertos. Miró la hora en su reloj de mano y quiso reírse fuerte
al saber que se había retrasado por lo menos una media hora y que su amigo lo
estaría esperando en el aeropuerto.
- Si no te ha llamado es porque todavía
no llega. - ____________ se mordió el labio inferior.
- ¿Quieres que me quede?
- Ajá… – asintió ella. Su rostro
angelical hizo que Justin tragara saliva y se lo pensara de verdad. Y empezara
a derretirse de verdad. Pero sabía que
___________ todavía tenía bastante papeleo en la oficina. Él en cambio, había
empezado las vaciones de Junio desde ayer, por lo que hoy ya estaba libre. No
podía quedarse…porque si lo hacía…
- No nena… joder, tienes trabajo. Ya
tendremos tiempo para esto en Malibú. – se relamió los labios inconsientemente.
Tal vez tan solo para repetir la sensación que le proporcionaba ___________.
Ella
sonrió.
- Gracias por aceptar. Emily está
emocionada. - __________ lo miró enternecida. Convencer a Justin para viajar en
grupo junto a Emily, Chaz y la nueva novia de este, no había sido algo
complicado. Sin embargo, cuando Travis también fue mencionado, las cosas se
liaron mucho.
- Será divertido. – él volvió a
acomodarle el pelo hacia atrás, mientras la besaba despacio otra vez.
Los
padres de Emily tenían una residencia grande en Malibú. Una casa de playa
frente al mar, preciosa, lujosa y grande. Perfecta para tres parejas y una niña
de tres años. Perfecta, para lo que estaría a punto de pasar.
**
Para las que no recuerdan a "Max", este apareció en los primeros capítulos de Tentation (primera temporada).
Para las que no recuerdan a "Max", este apareció en los primeros capítulos de Tentation (primera temporada).
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OMB OMB !! MAX NICHOLS ESTA VIVO?! WTF? SIGUELAAA QE ME MUERO !!
ResponderEliminarSiguela estoy ansiosa por ver los demas capitulos solo rezo para que esta novela jamas acabe
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