lunes, 9 de septiembre de 2013

Capítulo 95

Se hechó rubor en las mejillas y cuando se examinó en el espejo, cayó en la cuenta de que se había puesto mucho más de lo que quería. Tenía todo el rostro cubierto.

-       Mierda. – se quejó bajito y pasó a limpiarse el rostro con unas toallas húmedas que siempre traía en el bolso.

No tenía mucho tiempo, pero necesitaba permanecer arreglada para la reunión que tendría en unos minutos con uno de los jefes del banco. La gente rumoreaba que tal vez la asenderían de puesto y que su paga se triplicaría. Y eso no sonaba nada mal. Aquello le vendría bien y mucho más ahora, que las vacaciones de mayo empezaban.

Se dio una mirada en el espejo.

-       Por Dios, eres un desastre Peterson. – se dijo a sí misma.  Dándose por vencida, cerró el bolso y lo puso sobre su hombro izquierdo.

Salió del baño, caminando en dirección a su oficina. Moviendo las caderas de un lado para otro. Ella ni siquiera lo notaba, pero era jodidamente guapa. A diferencia de hace cuatro años, ahora había adquirido seguridad en cada paso que daba. Seguramente eso se lo debía a las cosas por las que había tenido que pasar. Al menos algo bueno había resultado de tantos problemas. Ahora era una mujer irresistible y totalmente persistente, por algo había adquirido aquel puesto en uno de los bancos más importantes de New York. Era preciosa y… eso lo sabían muy bien todos los hombres que ahí trabajan. Para mala suerte de Justin, predominaba la testosterona en cada pasillo de aquel banco.

_______________ llegó a la última puerta del pasillo, su oficina. Abrió el bolso, sacando las llaves y antes de poder colocarlas en la cerradura, su móvil empezó a sonar. Lo buscó, encontrándolo rápidamente, y contestó al leer en la pantalla que se trataba de Justin.

-       Hola. – saludó ella, alargando la palabra. Una sonrisa se instaló en sus labios. Una sonrisa tonta y tierna.

-       Hola preciosa.

Ella volvió a sonreír, esta vez mordiéndose el labio y luchando a la vez para abrir la puerta de su oficina.

-       ¿Cómo va todo? ¿Chaz está contigo?

-       Ese hijo de puta todavía no aparece – renegó Justin.

En otra parte de la ciudad, Justin esperaba pasientemente sentado en su adorado Mustang,  a que el vuelo de las diez de la mañana aterrizara.

-       Ten… pasiencia… - le dijo ella, concentrada en poder abrir la cerradura.

-       ¿Qué haces?

-       Intento abrir mi oficina.

-       ¿Te ayudo?

_____________ sonrió. Esta vez un recuerdo adornaba su memoria. Un recuerdo que hizo que su piel se erizara. Algo que había sucedido entre los dos hace no más de dos semanas. Justo ahí. En su oficina.

-       ¿Y terminar como la última vez que viniste aquí? No, gracias… tengo trabajo.

-       Uhm… nena, ¿todavía lo recuerdas?

-       ¿Tú lo habías olvidado?

-       Por supuesto que no, fue divertido ver lo nerviosa que estabas. – Justin sonrió en la otra línea. – cuidado Justin, mi jefe va a venir… - canturreó él, imitando la voz de __________, pero haciéndola más chillona. Ella no pudo evitar soltar una carcajada. Y él sonrió al escucharla.

Por fin, ella pudo abrir su oficina.

-       Te llamo después ¿vale? Tengo la reunión, ya sabes…

-       ¿Estás nerviosa? – Justin enarcó una ceja. Su intuición no fallaba cuando se trataba de ella.

-       Un poco, supongo… pero es normal.

-       Te ascenderán  Eres sexy, inteligente, convincente y preciosa. – él levantó los hombros, recitando esa lista de cosas que definitivamente tenía siempre presente. Para él era tan obvio decirlas. Más incluso que para ____________.

Y esta se quedó analizando cada adjetivo que Justin le había dicho. Era imposible no estar enamorada de él cuando se comportaba de esa manera. Si había una persona en el mundo que siempre le haría sentir segura de lo que podía ser, siempre sería Justin.

-       Me dices esas cosas solo porque…

En ese momento, a punto de cerrar la puerta de su oficina, alguien apareció delante de ella. Haciendo que ____________ levantara la mirada y se distrajera totalmente de la llamada de Justin. Él siguió diciéndole algunas cosas más, pero ella había perdido la noción…

-       ¿Nena, estás ahí? – preguntó Justin en la otra línea.

-       ¿Te importa si te llamo luego? Creo que la reunión va a empezar – articuló ella, tragando saliva. El hombre que tenía en frente traía consigo muchísimos recuerdos. Y de los peores.

-       ¿Pasa algo? – insistió Justin.

_____________ se apartó el móvil. Buscó rápidamente las palabras adecuadas para que estas sonaran bastante maduras, concretas y frías, pero él se le adelantó.

-       Soy tu nuevo jefe.  – Max Nichols la miró a los ojos. Una mezcla de sorpresa y aflicción se notó en ellos. Hace tanto tiempo que no se veían, y es que las cosas habían terminado jodidamente catastróficas para ambos. Sin embargo, aunque demostrara ese arrepentimiento en los ojos, todavía conservaba ese aire orgulloso que había tenido toda la vida.

Ver a ____________ después de tanto tiempo también le demostraba muchas cosas. Estaba diferente. Físicamente estaba de puta madre, pero había algo en sus ojos que le hacía llegar a la rápida conclusión de que ___________ Peterson no era la misma.

-       Yo no he pedido ningún cambio. - ___________ se aclaró la voz. – algo tiene que estar mal.

-       Te han ascendido y soy tu nuevo jefe.

-       ¿Tú has pedido esto?

-       ¿Todavía me odias?

-       No es personal Max, pero las cosas no terminaron nada bien.

-       ¿Me odias?

_____________ frunció el ceño. Pensó la respuesta lo suficiente como para contestar un “Sí” con sinceridad. Y cuando estuvo a punto de contestar, notó que todavía tenía el móvil en la mano, con la llamada de Justin y los segundos corriendo. Su piel se enfrió, empalideciendo. Esto no estaba nada bien. No… porque sabía muy bien lo que pasaría si tan solo Justin hubiera estado escuchándolo todo y… joder ¡no! Cortó la llamada y guardó el móvil dentro del bolso.

-       Ha pasado mucho tiempo y… te ves muy bien. – una sonrisa maliciosa se paseó por el rostro de Max. También había ganado algunos puntos en el físico con el paso del tiempo. Su espalda había crecido y tenía un corte  elegante. Estaba bastante guapo, a decir verdad. – creo que ya no somos más unos niños ¿verdad? Es decir, vamos __________, todo pasó, hay que olvidarlo.

-       Pienso renunciar.

-       Joder, ¿solo por mí? ¿solo porque voy a ser tu jefe?

“Y porque sé de alguien a quién no va a gustarle la idea…”

-       Escucha, han pasado más de tres años. Sé que hice las cosas mal pero… me gustabas ¿vale? Solo hice lo que pensé que era correcto. Esto solo será una relación de trabajo… - trató de buscar su mirada, sabiendo muy bien que lo evitaba a toda costa. Pero Max era un tipo hábil. Así que se acercó un poco más. - ____________... – susurró con la voz suave y estirando su mano para acariciar el brazo derecho de ella.

-       Suéltame. – _____________ se soltó de inmediato. – Dios, no pienso volver a trabajar contigo. No sé de que manera lo vas a entender. Y te lo digo en serio, no vuelvas a tocarme.
Max no pudo evitar sonreír.

-       Vale… no renuncies, arreglaré esto solo para que te des cuenta de que ya no soy más ese hijo de puta.

-       Lo eres, hagas lo que hagas.

-       Te has vuelto más ruda ¿eh? No vamos a poder trabajar así…

-       Te he dicho que no…

-       Y también te has vuelto más atractiva. Muchísimo más. – él ladeó la cabeza y descaradamente, sus ojos bajaron lentamente por el escote sugerente de ___________.

Ella alineó los ojos. Su ira hervía dentro y fuera del cuerpo. Empezaba a molestarle sobremanera.

-       Quedemos como amigos, Peterson. -  Max alzó los hombros. – tengo un buen puesto en este banco y tú… bueno, estás comenzando. Tal vez pueda ayudarte. – ambos se miraron. ___________ no pudo evitar fruncir el ceño por la sorpresa ante lo que él le proponía. Pero entonces supo que todo tomaría otro sentido. – Pero ya sabes, necesito algo a cambio. – sonrió mostrando los dientes.

-       Eres un…

-       ¿Qué quieres a cambio?

Una voz se escuchó detrás de los dos. _____________ abrió los ojos al voltearse para rectificar que sabía de quien se trataba. Notó también que todas las pocas secretarias del banco habían salido de sus oficinas para poder estar atentas a lo que estaría a punto de pasar. Y para echarle un vistaso a Justin, por supuesto. Que ardía, con los puños cerrados y los pómulos apretados, mirando a Max, e indicándole con cada segundo que pasaba, que a pesar de que los años habían pasado… ellos todavía tenían una deuda pendiente.

-       Te he preguntado algo. – volvió a gruñir Justin. No apartaba la mirada ni un solo segundo del ahora debilitado Max Nichols. Este lo miraba con una sonrisa, mostrando en sí un miedo acumulado de hace tanto tiempo que sabía disimular muy bien. Todavía tenía algunas marcas hechas por los puños de Justin, que habían sido imposibles de quitar. Y otras marcas mucho más profundas en su dignidad. Que dolían el triple.

______________ caminó rápido hasta la ubicación de Justin. Su cuerpo esta vez sí empezó a arder, sulfurada.

-       Solo le proponía algo a ___________. – Max se aclaró la garganta. - ¿es que acaso siguen juntos?

-       No es tu maldito problema – la voz de Justin volvió a reinar en todo el pasillo. Sus ojos chispeaban en ira, al igual que cada parte de su cuerpo, que deliraba por golpearlo.

-       Vale, lo sé… solo me sorprende un poco. – Max miró a ___________ esta vez. – Y parece que las cosas no han cambiado.

-       Max, basta. - ____________ lo fulminó con la mirada.

-       No, no han cambiado. Sigo golpeando bastante bien. – fue Justin quién en esta ocasión  sonrió campante. Como si empezara a relajarse al notar las tensas facciones de Max. – te lo probaría ahora, pero no quiero verte llorar como un jodido imbécil frente a todo el mundo.

Max tragó saliva, al mismo tiempo que cerraba los ojos una milésima de segundo… ese tipo seguía siendo el mismo. Tenía recuerdos de él. De sus golpes. De lo que ___________ le había contado en algún momento al respecto. Sabía un poco y casi nada sobre él. Pero ahora solo le convenía entender, que no debía meterse con _____________. Pasara lo que pasara. Ya tendría luego una oportunidad para vengarse de Justin Bieber.

-       Escucha Peterson, haré todo lo posible por cambiar esto. No te prometo nada. – la miró a ella por última vez. Agradeciendo infinitamente que pudiera controlar a Justin. – que tengas unas excelentes vacaciones.

Sin decir nada más, pasó a mirar Justin. Y este lo miró a él. Y fueron segundos llenos de promesas y deudas. Y Max desapareció después de un minuto. Y el ambiente en el pasillo dejó la tensión y volvieron a escucharse los teclados y algunas conversaciones en murmullos.

____________  no dijo ninguna palabra. Entró a su oficina, sin cerrar la puerta y se sentó en el borde de su escritorio. Justin siguió sus pasos, todavía bastante cabreado y asimilando lo que acababa de pasar y a quien acababa de ver después de más de tres años. Cerró la puerta de la oficina y mientras pensaba… sus ojos se encontraron con una __________ cruzada de brazos.

-       ¿Qué hace ese tipo aquí? – preguntó él. - ¿Desde cuando es tu jodido jefe y por qué no me lo habías dicho?

-       ¡Shhh! No grites. – le reprendió __________. Justin ni siquiera había notado que el tono de su voz empezaba a asemejarse al de un grito. – medio edificio ha visto todo ese escándalo allá afuera.

-       Escucha, estoy cabreado ¿vale? Lo último que me importa es saber que todo el personal ha escuchado lo que le he dicho a ese imbécil.

-       Pues a mí sí. Trabajo aquí  ¿lo olvidas? No puede ser que estuvieras a punto de…

-       Te lo voy a preguntar una última vez, ¿desde cuando es tu jefe? – Justin endureció los pómulos. Su tono de voz se había elevado una vez más intencionalmente.

-       No voy a hablarte hasta que dejes de gritar.

-       ¡No estoy gritando!

____________ dejó escapar un suspiro, irritada. Y él soltó aire por la boca, dando vueltas por toda la pequeña oficina. Cuando pudo por fin retomar el control, se paró justo en frente del escritorio, donde _____________ estaba sentada.

-       Perdóname. – dijo suavemente. Su rostro parecía más blando ahora. - no ha pasado nada ¿sí? Sabes muy bien que no tengo problemas con tus jefes o esas cosas… pero ese tipo es diferente. Está aquí y eso no es nada bueno.

-       Tampoco lo sabía, según él se trata de un asenso.

-       Lo único que quiere es estar cerca de ti.

-       Ha pasado tanto tiempo, tal vez solo…

-       Escuché lo que te dijo en esa llamada, por eso estoy aquí.

-       Lo supuse.

-       Me molesta __________. No sabes cuanto me molesta. Cuando escuché su voz en esa llamada… en lo único en lo que pude pensar fue en que podría estar cerca de ti, en que de alguna manera podría hacerte daño y… y… joder, no lo sé, solo conduje hasta aquí por impulso. Y al verlo, al verlo solo quise…

-       Shhh… - ____________ estiró sus manos hacia el rostro de Justin. Acarició sus mejillas suavemente, pasando luego a tocar sus hombros, su espalda y volver después hasta su nuca. Sus dedos rozaron suavemente por cada centímetro de su piel ahí atrás. Y quiso volverlo más intenso al bajar hasta sus hombros y empezar a apretarlos, masajeando denso y preciso. Justin relajó el cuello, hizo la cabeza para atrás y soltó un gemido involuntario, pasando su lengua y mojando sus labios. Las manos de ____________ eran magia pura sobre su cuerpo. Y eso lo había comprado en todas las maneras posibles. - ¿estás mejor? – preguntó ella.

-        S…sí… - canturreó él. Hizo un esfuerzo grandísimo por abrir los ojos y despertarse de ese sueño tan placentero. - ¿de verdad no sabías nada sobre lo de ese tipo?

_______________ negó con la cabeza, sin dejar de masajear.

-       Vale… - susurró él. Hábil, posicionó sus manos sobre las de ___________ y las apretó suavemente, abriéndole los brazos para que ella pudiera rodearlos en su cuello. Y así lo hizo. – verte ahí sentada me hace recordar algunas cosas. – él pasó a acomodarle el cabello tras la espalda, dejando ver su escote pronunciado. Dios, le gustaba muchísimo. ¿Por qué no usaba blusas así a diario? _____________ enrojeció ante sus palabras.

-       ¿Cosas como qué? – preguntó ella, siguiéndole el juego. Sus ojos cayeron rendidos y directos hacia la boca de Justin. Húmeda. Y sus labios gruesos. Deliciosos. Tan suyos.

-       Esto ya se te está haciendo una costumbre muy mala.

-       ¿A mí?

-       A mí también.

Ambos rieron, pero los centímetros que separaban sus bocas no duró mucho… ella lo apretó contra él y sus labios volvieron a unirse. Mordiendo. Mordiendo lento. Despacio. El labio inferior de ___________ estaba apretado en los dientes de Justin. Pero entonces aquel juego se volvió todavía más intenso. Unieron sus lenguas. Y él empezó a juguetear con la posición de sus manos sobre ___________, tocándole la cintura, las caderas, los muslos…

-       Mierda, Chaz. – Justin se separó, con los ojos muy abiertos. Miró la hora en su reloj de mano y quiso reírse fuerte al saber que se había retrasado por lo menos una media hora y que su amigo lo estaría esperando en el aeropuerto.

-       Si no te ha llamado es porque todavía no llega. - ____________ se mordió el labio inferior.

-       ¿Quieres que me quede?

-       Ajá… – asintió ella. Su rostro angelical hizo que Justin tragara saliva y se lo pensara de verdad. Y empezara a derretirse de  verdad. Pero sabía que ___________ todavía tenía bastante papeleo en la oficina. Él en cambio, había empezado las vaciones de Junio desde ayer, por lo que hoy ya estaba libre. No podía quedarse…porque si lo hacía…

-       No nena… joder, tienes trabajo. Ya tendremos tiempo para esto en Malibú. – se relamió los labios inconsientemente. Tal vez tan solo para repetir la sensación que le proporcionaba ___________.

Ella sonrió.

-       Gracias por aceptar. Emily está emocionada. - __________ lo miró enternecida. Convencer a Justin para viajar en grupo junto a Emily, Chaz y la nueva novia de este, no había sido algo complicado. Sin embargo, cuando Travis también fue mencionado, las cosas se liaron mucho.

-       Será divertido. – él volvió a acomodarle el pelo hacia atrás, mientras la besaba despacio otra vez.


Los padres de Emily tenían una residencia grande en Malibú. Una casa de playa frente al mar, preciosa, lujosa y grande. Perfecta para tres parejas y una niña de tres años. Perfecta, para lo que estaría a punto de pasar. 


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Para las que no recuerdan a "Max", este apareció en los primeros capítulos de Tentation (primera temporada). 

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2 comentarios:

  1. OMB OMB !! MAX NICHOLS ESTA VIVO?! WTF? SIGUELAAA QE ME MUERO !!

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  2. Siguela estoy ansiosa por ver los demas capitulos solo rezo para que esta novela jamas acabe

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