sábado, 30 de noviembre de 2013

Tentation, libro y PDF

TENTATION (en pdf y en físico) ya no se encuentran disponibles en Lulu.com 

Por favor, toma las precauciones y no brindes tu información bancaria. En cualquier momento estará de nuevo. 

viernes, 29 de noviembre de 2013

Tentation - Lista de canciones

¡Holaaaa! Han pasado ya varios días desde que terminó Tentation y he visto varios pedidos sobre la música que he utilizado durante toda la novela, tanto para inspirarme como para colocar letras de ellas en los capítulos. Si les gusta escribir, espero que les sirva de algo, ya saben, de vez en cuando es bueno un poco de música. 



TENTATION1
3. Kiss me - Ed Sheeran
4. Won't go home without you - Maroon Five 
5. She will be loved - Maroon Five
6. It will rain - Bruno Mars
7. New Divine - Linkin Park
8. The reason - Hoobastank 
9. Wanted - Hunter Hayes
10. What I've done - Linkin Park
11. The scientist - Coldplay
12. Trouble - Coldplay
13. Criminal  - Britney Spears


TENTATION2

1. What's my name? - Rihanna ft Drake
2. Woman - Maroon Five
3. Don't you worry child - Swedish House Mafia 
4. Shell suite - Chad Valley
5. Yamaha - Delta Spirit
6. Como un perro - Libido
7. Hero/ Heroine - Boys like girls
8. Two is better than one - Boys like girls
9. All fall down - One Republic 
10. What if this storm ends? - Snow Patrol
11. Don't you remember - Adele
12. Grenade - Bruno Mars
13. Fix you - Coldplay
14. Creep - Radiohead
15. When I was your man - Bruno Mars


TENTATION3

1. Yellow - Coldplay
2. Midnight Starlight - Jason Walker 
3. All back - Chris Brown
4. Arms - Christina Perri
5. Distance - Christina Perri
6. You lost me - Christina Aguilera
7. Everything - Lifehouse
8. Run - Snow Patrol
9. Sky's still blue - Andrew Belle
10. Cry me a river - Justin Timberlake
11. Decir adiós - Amen 
12. Chasing Cars - Snow Patrol
13. Pieces - Red


TENTATION4

1. I would die for you - Matt Walters
2. Radioaktive - Imagine Dragons
3. Breath in breath out - Mat Kearney 
4. She - Ed Sheeran
5. Wake me up - Ed Sheeran
6. Holy Grail - JAY Z ft Justin Timberlake
7. Good bye my lover - James Blunt
8. High - James Blunt 
9. Make it without you - Andrew Belle
10. Demons - Imagine Dragons
11. Love me like you do - Justin Bieber
12. Mirrors - Justin Timberlake
13. Quédate - Jhovan Tomasevich
14. Iridescent - Linkin Park
15. The letter - Harry Gregson & David Buckley 






miércoles, 20 de noviembre de 2013

Capítulo 109: Final



Para el momento en el que hayas leído esto, yo ya me habré ido. Y quizá sea mejor así, nena. Hubiera preferido no dejarte nada a cambio y solo que llegaras a pensar que me olvidé de ti. Pero aquí estoy, escribiéndote una carta como un idiota. Tratando de explicar en pocas palabras porque es que debo irme… y es que todavía me gustaría contarte tantas cosas sobre mí.
Lo único que quiero que sepas, es que por primera vez en mi vida trataré de ser algo bien conmigo. Dejaré de decirme a mí mismo que necesito cambiar, sin empezar a hacer algo por ello. ¿Es un gran paso, verdad? Después de todo… me ha costado bastante lograr llegar a esta conclusión.
Y quiero que sepas, que mientras estés leyendo esta carta yo estaré pensando en ti. Sea cual sea el momento, sean en donde sea que esté, estaré siempre vigilándote. Y quizá, en algún momento vuelva para contártelo todo… y quizá… pueda encontrarte de nuevo.

No me olvides tan pronto, Travis Maslow.

Dos años después.

Emily dobla el papel entre sus manos. Ha llegado a derramar un par de lágrimas, a pesar de que ya lleva leyendo esa carta por muchísimo tiempo. Hoy han pasado dos años desde que él se fue, dejándole nada más que un papel arrugado por sus propios puños, pero que al final logró entregarle a Emily antes de poder irse.

Emily se pasa las palmas de las manos por ambas mejillas y guarda la carta en el primer cajón de su tocador. Mirándose en el espejo, puede notar lo pálida que se encuentra y el mal aspecto que tiene por solo haber recordado a Travis Maslow unos minutos. El inolvidable Travis Maslow. Con desgano, se maquilla las mejillas y se pasa un poco de rímel. De pronto, su madre entra en su habitación, proporcionándole un buen susto.

-         ¿Ya estás lista? – le pregunta Alicia Prescot, asomándose por el marco de la puerta.

Emily suspira.

-         Te avisaré cuando lo esté, mamá. – protesta, mirando a su madre por el espejo. Alicia hace una mueca con la boca y se alisa el vestido de gasa que le da varios centímetros debajo de la rodilla.

-         Él no va a esperarte tanto tiempo. – comenta la madre de Emily.

Emily frunce el ceño. Detesta cuando su madre es así con ella. Tan profundamente formal.

-         Dile a Charlie que iré en unos minutos ¿vale? No pienso tardarme. – Emily se pone de pie, dándose la vuelta para poder mirar a su madre. Esta le sonríe. Ha conseguido lo que ha querido hoy y lo ha hecho durante los últimos años de su vida. Ha hecho que su hija se comprometa con un tío que Emily podría considerar como el tipo más aburrido del planeta. Pero ya qué. Ahora mismo está ahí, arreglándose para él, para verle, para comprometerse.

Alicia suelta un suspiro triunfal y entra en la habitación de su hija para verse en el espejo. Al hacerlo, sus ojos se concentran en una imagen que puede ver por la ventana. Frunce el ceño y protesta, asqueada:

-         Detesto las motocicletas. – comenta Alicia, hablándole a su hija, que de inmediato mira a su madre por el espejo. ¿A qué va ese comentario? – Ahora mismo llamaré a los oficiales para que la saquen de aquí. Tenemos una reunión muy importante y…

-         ¿De qué hablas? – Emily gira su cuerpo, aún sentada en la butaca de su tocador.

-         Hay una motocicleta estacionada afuera. -  responde Alicia, cogiendo su móvil y buscando en su lista de contactos el número de la policía de New York.

Emily traga saliva. Por un momento ha llegado a pensar que… No, no… eso es imposible. Se vuelve hacia el espejo y termina de maquillarse. Rubor. Más rímel. Brillo labial. Cree no necesitar más. Está lista y desea terminar con ese jodido coctel de compromiso cuanto antes.  Mientras terminar de arreglarse en el espejo, escucha a su madre hablar por el móvil.

-         Sí. – Alicia se queda callada. – No puedo ver la marca, no sé sobre motocicletas. – dice cabreada. – Sí… roja y bastante grande.  – Alicia escucha atenta por el fono. - ¿Qué sé yo si es una jodida Harley Davidson?

Emily abre bien los ojos. La brocha del maquillaje se le ha caído de las manos. Y sabe  por qué. Lo sabe muy bien. Su garganta se seca y mientras su madre continua hablando por teléfono, ella se pone de pie y se coloca a su costado. Mirando por la ventana. En el mismo ángulo y viendo la misma motocicleta. No puede evitar abrir los labios, soltando un gemido irremediable, sus manos han empezado a temblar, y su boca se ha secado… como si empezara a sentir la necesidad de besar descontroladamente. Dios mío. Las ganas de llorar le invaden. No se lo cree… pero lo sabe. Lo sabe muy bien… esa motocicleta solo podría pertenecer a una sola persona en el mundo.






Con cinco años de edad, Elisabeth corre en medio de un inmenso patio de juegos construido dentro de una de las casas de sus mejores amigas de la escuela. Es el cumpleaños de esta y la fiesta acaba de terminar.

Unos se esconden, otros buscan, corren y se lo pasan bien. Es el turno de Elisabeth, es ella quien debe contar hasta veinte y empezar a buscar a sus amigos. Le cubren los ojos con una franela y ella cuenta progresivamente, mientras suelta risas de diversión. Llega al número veinte y avisa a los demás que está a punto de empezar a buscar, y entonces alguien la sorprende por detrás.

Elisabeth da un salto. Es Daniel, el nuevo de la escuela. Un bonito y gracioso niño rubio que sonríe a Elisabeth con complicidad. Son ambos unos niños, pero se sonríen de una manera bastante especial. Él intenta acercarse un poco más a ella, alargando su mano hacia la Elisabeth. Y ella le corresponde. Ha dejado de jugar a las escondidas y ahora está bastante desconcentrada.

-         ¡Daniel! – grita un hombre detrás de los dos niños, que de inmediato se sueltan de la mano. – Te he estado buscan… - el hombre se queda callado. Al parecer es el padre de Daniel y se ha logrado dar cuenta de lo que los niños estaban haciendo. No puede evitar sonreír a medias. Su hijo es igual a él, muy igual a él en todos los aspectos. - ¿Quién es ella? – le pregunta dirigiéndose a su hijo. Y se queda observando a la niña. Ella es bastante bonita. Castaña, ojos almendrados, labios rosas y una sonrisa increíblemente tierna. Sin embargo hay algo en ella… algo más…

-         Se llama Elisabeth. – responde Daniel, muy tímido, sin mirar a Eli.

Y ella se acerca a aquel hombre rubio y fornido, para besarle la mejilla. Y él puede entenderlo. Sabe muy bien que lo que ha percibido no ha sido una simple intuición. Al tener cerca a Elisabeth, su corazón da un vuelco. Le recuerda tanto a alguien. Pero… ¿Será posible?

-         Tenemos que irnos. – Daniel es cogido de la mano por su padre, que lo arrastra amablemente hacia la salida, dejando a Elisabeth en medio de varios niños que aparecen después.

Y en el camino al auto, no puede evitar sonreír. Esa niña es tan parecida a su padre…

Ryan Butler enciende el auto, mientras su hijo empieza a contarle detalle por detalle lo especial que esa fiesta ha sido para él. Ha sido recientemente cambiado de escuela y ha conseguido amigos muy rápido. Ryan sonríe, escuchando a su hijo con atención, pero además de esa sonrisa llena de alivio por Daniel, hay algo en él que delata muchas más cosas más. Tal vez… era momento de regresar.






El piano suena lentamente, haciéndome cosquillas en el oído. Tengo varias miradas puestas en mí, especialmente de muchas señoritas. Mi voz está en los amplificadores del club de Jazz. Hay mucha gente, como casi todos los sábados por la noche. La canción sigue, sonrío, bailo despacio, balanceo el cuerpo y me detengo. Una mujer con un bonito vestido rojo entra en el club. Mis ojos se centran en ella. En el vaivén de sus caderas al caminar. En el color de sus ojos. En su cabello cayendo tras su hermosa espalda. Es preciosa y está caminando hasta posicionarse en una de las mesas. Me mira.

Trato de terminar la canción, aún teniendo la mirada de esa mujer sobre mí. Cruzamos miradas. Ella me sonríe. Me manda un par de papeles en lo que va de la canción. Cruza las piernas, yo sonrío esta vez. Sin querer seguir parado sobre ese escenario, le ofrezco el micrófono a Steban, uno de los principiantes que se ha ofrecido como mi reemplazo. Y bajo del pequeño escenario. Mis pasos son rápido y la distancia se hace corta. Ella me mira y al ver que voy hacia ella, baja la mirada, avergonzada.

-         ¿Bailas?  - le pregunto tendiéndole la mano.

___________ sonríe.

-         Pero tú no sabes bailar. – me dice riendo. Es un buen punto. Sin embargo, tomo su mano, colocándola bajo la mía y trayéndola hacia la pista de baile.

Solo hay dos parejas ahí. _________ se aferra a mí. Nuestros cuerpo se unen. Y mi boca llega a su oído, hablando alto por la música.

-         Dejé a la niñera a cargo de Jake por unos minutos, ¿Por qué me has pedido que viniera? – me pregunta hablándome también al oído.

Suelto un suspiro y balanceo su cuerpo contra el mío, guiándome de la música.

-         Es que no puedo decirte… - le digo, escabulléndome en el olor de su cabello.

-         Has robado para una mafia… ¿y no puede decirme esto ahora? - _______ enarca una ceja.

-         No es gracioso. – sin embargo sonrío. Las manos de ______ recorren mi espalda. – Verás… necesito que busques en los bolsillos de este saco.  - _________ frunce el ceño. Sin entender muy bien, busca en el bolsillo derecho de mi saco. Lo que encuentra la hace dudar, pero no se detiene y saca un papel doblado en cuatro partes. Cuanto lo tiene en las manos, me ira, enarcando una ceja. – No soy muy bueno con las palabras. – me disculpo.
-         ¿Qué hay en el otro bolsillo? – pregunta ella, inquieta.

-         Necesito que leas eso primero. – susurro contra su oído y empujo su cuerpo contra el mío, balanceándonos una vez más al ritmo de la canción. – Y… prohibido llorar, gatita.

Cásate conmigo.





La lluvia cae sobre mí en medio de la madrugada. Mi cigarrillo opta por apagarse, pero de inmediato logro encender uno. El balcón es ancho y he procurado salirme de la cama sin que ella pueda notarlo. Sé muy bien que ella habría intervenido si me sentía moviéndome. Y es que acabo de recibir una llamada. Algo como esto no me había pasado nunca, pero supongo que mi padre tenía razón al decirme que si era bueno en lo que hacía, más tarde la gente empezaría a notarlo. Y he aquí el resultado. Una llamada en medio de la madrugada, con un ofrecimiento de una nueva mafia surgida en Europa.

El número reposa en mi lista de contactos. Ha sido una oferta demasiado tentadora. Demasiado dinero de por medio. Y al mismo tiempo, demasiados asuntos personales en qué pensar. Solo puedo lograr sentir el humo saliendo de mi boca y la luz del sol saliendo en medio de los edificios de mi hogar, New York.

Sin pensármelo mucho, tiro el móvil desde el balcón hacia el exterior, observando cómo este lograr partirse en pedazos sobre el suelo. Solo en ese momento puedo llegar a saber que todo ha terminado.  Mi boca deja salir el humo y una sonrisa se posa en mis labios. Puedo escuchar a _________ ya moverse sobre la cama. Tiro el cigarrillo y separo las cortinas para entrar de nuevo.


Y aunque sé que el tiempo pasará y que los días traerán nuevos rumbos, hay algo en mí que todavía renace y está vivo. Y estaría vivo para siempre. Y estaría vivo aunque yo deseara que no fuera así. He sido de testigo de muchas cosas. Personas cambiando. Personas traicionándome. Personas enamorándome. Pero hoy… hoy solo puedo decirte y asegurarte una cosa: Soy Justin Bieber, y soy un Tentation. 



***
A ustedes, sí, a esas chicas que han leído desde el primer capítulo y están aquí conmigo hasta el día de hoy. A las que se han creado cuentas en twitter dedicadas a la novela, a los roles, a las páginas fan de facebook y a los blogs con mi nombre, MUCHÍSIMAS GRACIAS. A los videos en youtube sobre Tentation, a las miles de ediciones que nunca olvidaré, a la forma en la que han amado esta historia tanto como yo... esto no tiene precio y lo único que podría hacer a cambio sería dedicarles esta novela. 

Al grupo de lectoras/amigas que ha promocionado esta historia y que ha logrado hacerse una de las fanfictions más conocidas de Justin Bieber. Esto solo se los debo a ustedes.

Y por último, agradecer cada pequeño espacio que se han tomado para poder leer algo mío. Es una sensación increíble que jamás pensé llegar a sentir. Por ahora me detengo. Es decir, no escribiré por un tiempo, pero eso no significa que no vuelva y las atormente con otra de mis historias. Al fin y al cabo, me conocen, no puedo quedarme tranquila mucho tiempo. 

Y una vez más gracias, por hacer esto realidad. Justin y Peterson vivirán para siempre en mi corazón y espero que también en el suyo. 
Hasta la próxima  



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Capítulo 108

El edificio estaba más deteriorado de lo que ellos habían creído. El color blanco adornaba las paredes y la puerta principal estaba cubierta por ramas enredadas entre el pavimento. 

Con mucha cautela lograron hallar la entrada principal de aquel edificio, conformada por dos puertas de madera cerradas de par en par. Y aunque parecía lo suficientemente asegurada por dentro, Justin intentó dar dos golpes sobre ambas puertas, jodiéndose el hombro derecho. En el tercer intento, una de ambas puertas pareció empezar a quebrarse. Y con un golpe más, logró romperse por completo.

Los tres chicos prepararon sus armas sobre el hombro. Dentro el ambiente era lúgubre. Había pasadizos por cada esquina, una escalera de caracol que daba hasta el último piso y un ascensor inoperativo. Al mismo tiempo, un hedor nauseabundo se abrió en el ambiente. Una rata pasó entre los pies de los tres, mezclándose luego con la basura amontonada en una de las esquinas.

- Este lugar es una mierda. – protestó Chaz en voz baja, colocándose el brazo libre sobre la nariz. 


La mirada de Travis iba en dirección a los pisos superiores. Por un momento llegó a dudar si ____________ realmente podía encontrarse ahí, parecía tan improbable, la condición del edificio era pésima. Pero antes de que pudiera preguntarle a Justin si realmente había acertado en el paradero de _______, dos disparos arremetieron contra la fría pared que tenía al costado, rozándole el rostro.

Joder…

Justin levantó la mirada. Las balas venían de arriba. Se tensó al intentar mirar en la segunda planta y no encontrar nada.

- Están escondidos. – susurró solo para los oídos de Chaz y Travis.

Cuando Travis estuvo a punto de decir un comentario al respecto, tres balas vinieron seguidas directamente hacia su rostro. Tuvo que agacharse.

- Mierda. – protestó Travis. El corazón le latía fuerte. Pero aquello solo había sido el comienzo. Un silencio grande y denso se abrió en medio del ambiente, y segundos después, el lugar se vio invadido de disparos.

Por todas partes. Justin tuvo que rodar sobre el suelo para cubrirse de uno de ellos. Observó a Chaz correr y protegerse tras una pared deteriorada, mientras Travis hacía lo mismo. Otro silencio fúnebre volvió a invadir el lugar. Entre señas bien diseñadas, Justin logró que Chaz y Travis lograran preparar sus armas para lo siguiente que vendría.

No podía quedarse con los brazos cruzados.

Escondido entre uno de los pasillos, Justin sacó la cabeza, logrando divisar a un hombre vestido de negro proveniente del segundo piso. Tragó saliva al observar que este le hacía señas a un tipo que se encontraba a su costado. Dio un suspiro, pegando su cuerpo contra la pared y rozando el gatillo con suavidad.

Sin pensarlo demasiado, apretó el gatillo del arma y disparó tres veces hacia el segundo piso. Con agilidad, el cuerpo de Justin rodó sobre el suelo hasta llegar al lugar en el que Travis se refugiaba.

- ¡Joder! – gritó un hombre en el segundo piso.
Travis logró levantar la cabeza.

- Le has disparado. – le dijo a Justin, volviendo a su lugar. Este endureció los pómulos, recargando su bonita arma de fuego otra vez.

- Queda uno. – exclamó Justin, dispuesto a volver a salir de aquel refugio para disparar de nuevo. Pero antes de que pudiera completar su idea, un disparo se escuchó en medio del silencio.

Chaz rodaba sobre el suelo, llegando hasta donde Justin y Travis se encontraban. En medio de jadeos, les brindó una sonrisa.

- Le disparé. – dijo con el rostro iluminado. – He extrañado hacer esto.

Travis no pudo evitar revolverle el cabello, sonriéndole también. Y Justin tampoco pudo resistir una sonrisa leve. Sin decir un comentario más, los tres chicos salieron del improvisado refugio, para observar en todas las direcciones. No parecía haber nadie más en ese entonces. Había mucho silencio, y aquello no demostraba nada exactamente.

- Necesito irme. – dijo Justin, colocándose el arma sobre el hombro. – Necesito buscar a __________.

- ¿Piensas subir tú solo? – le preguntó Travis.

- No será difícil.

- Este lugar está infesto de esos hijos de puta. – protestó Chaz, cargando su arma.

- Si algo sucede, lo manejaré. – Justin endureció los pómulos. Sus ojos se vieron inmersos de ira al sentir la razón por la cual quería encontrar a __________ solo. Y es que quería matar a Max Nichols sin ayuda de nadie. Con la mirada concentrada en los pisos superiores, Chaz y Travis supieron que sería totalmente difícil convencer a Justin de quedarse. Era tan jodidamente terco.

Le vieron caminar decidido hacia la escalera.

- Ten cuidado. – Travis alzó la voz, sin siquiera mirar a Justin mientras lo decía. No quería demostrar algún tipo de sentimiento estúpido por él. Pero no podía evitar demostrar que en serio le preocupaba que caminara solo por aquellos pasadizos en donde seguramente correría mucha sangre.

Justin sonrió a medias, subiendo por las escaleras abandonas.

- Hace falta el ejército de Estados unidos para acabar con ese hijo de puta. – comentó Chaz, solo para los oídos de Travis. No parecía preocuparse en lo absoluto al ver a Justin desapareciendo en los pisos superiores.

Una vez yéndose, Chaz volvió a hablar:

- Quiero recorrer el lugar.

- Te van a disparar los huevos, Chaz. Déjalo así.

- Que lo hagan. – él levantó los hombros. – Hace tiempo no vivía algo como esto.

Travis soltó aire por la nariz, sonriendo. Pensaba lo mismo. La adrenalina le hacía bastante falta.

- ¿Por qué Justin puede divertirse… y nosotros… - Chaz se detuvo. - ¿Qué estás mirando? – se puso de espaldas a Travis y observó claramente por qué su amigo se encontraba tragando saliva y con los puños apretados. Oh… mierda.

Cinco hombres estaban justo delante de ellos. Tenían la misma pinta que los anteriores y estaban armados hasta los dientes. Ninguna facción nacía de ellos. Simplemente era como si hubieran llegado a ese lugar para matar, similares a máquinas mortales.

Chaz tragó saliva.

- A esto me refería.


+++


Había recorrido ya el segundo piso y ahora mismo subía de par en par los peldaños de la escalera hacia el tercer piso. El corazón le latía con fuerza y tuvo que detenerse en seco al escuchar disparos en la primera planta. 

Demonios.


Supo que una inmensa guerra de fuego se había formado ahí abajo. Pero no podía regresar. Dentro de sí sabía que Travis y Chaz estaba suficientemente preparados para enfrentarse a lo que sea. Y también… podía sentir que el paradero de su chica estaba bastante cerca de él. No podía detenerse ahora que había logrado escalar dos pisos y nadie había sentido su presencia.

Girando en la esquina, en busca de alguna señal de ____________, observó a un hombre de la misma talla que él, caminando por el pasillo siguiente. Se escondió, apretando la Glock entre sus manos. Esperó a que ese tipo caminara un poco más hacia él, para que cuando pudiera pasar por su costado, le pudiera disparar sin problemas.

Y así lo hizo.

Dos disparos fueron a parar sobre el pecho y abdomen de aquel hombre. Sangre a borbotones salía de su cuerpo, ocasionando un gran charco sobre el suelo. Intentó moverse, pero se encontró muerto casi después de cinco segundos.

En medio de varios jadeos llenos de adrenalina, Justin siguió su camino hacia el último piso, el número cuatro.



+++


Ella logró dar un salto, cayendo de rodillas sobre el suelo. Quiso llorar pero las lágrimas no le salían. Había encontrado una puerta trasera en medio del bosque, y ahora se encontraba dentro del edificio en donde sabía que su padre se encontraba. 

Era una habitación oscura que de inmediato le causó temor. Pero allá afuera definitivamente todo estaba peor. Y tenía algo importante que mostrarle a Justin. Ya estaba ahí… y no podía regresar.

Inspeccionando a pasos pequeños, Elisabeth abrió con temor la puerta de la habitación, donde una escalera encerrada en cuatro paredes parecía poder llevarla a pisos superiores. El ducto estaba decorado con varios candelabros que parecían haber sido instalados ahí recientemente. 

Ella subió despacio. Cogiéndose del suelo y arrastrando la muñeca que contaba los minutos hacia atrás, proporcionándole menos tiempo para llegar hasta su padre. Menos tiempo para vivir.



+++


Cuando Chaz y Travis empezaban a preparase para lo que vendría a ser una guerra infernal de disparos, alguien disparó continuamente detrás de los cinco hombres que tenían al frente. 

Las balas salían continuas. Frías. Directas. El sonido era ensordecedor. Chaz y Travis se tumbaron sobre el suelo, cubriendo sus oídos y percibiendo como los hombres caían uno por uno sobre el suelo, derramando hasta la última gota de sangre. Y no quedaba nada. Después de ellos no quedaba nada, más que una mujer que portaba armas hasta en las piernas y tenía fusiles en ambas manos. 

El rostro de Travis empalideció.

- Dios mío… ____________. 

+++



El piso número cuatro estaba igual de desolado que los anteriores. Pero este causaba en Justin una sensación atemorizante que no podía explicar. De todas formas, este era el último piso del edificio. Si ella no estaba aquí, es porque probablemente no estaba en ninguna parte. 

Avanzó paso a paso, con el arma a disposición, apuntando en el aire. Tenía un mal presentimiento. Un muy mal presentimiento. Pero aquello no le impidió avanzar. 

La infinidad de habitaciones se encontraba cerrada por dentro y no podía acceder a ellas, pero aquello no le haría falta. Apoyó su oído sobre todas las puerta que encontraba. Y en ninguna pudo encontrar algo, a excepción de la última puerta del pasillo. 

+++


Elisabeth jadeaba. Demasiados escalones. Sin embargo, su temor a la oscuridad hizo que siguiera su camino hacia el último peldaño de aquella escalera secreta. Le quedaba tan poco. 

Subió, demorándose unos minutos más, hasta poder llegar al final de su recorrido. Con las palmas de la mano cubiertas de polvo, cogió la manija de la puerta que se extendía ante ella y la abrió. 

Un hombre fumaba dentro de la habitación a la cual Elisabeth había llegado a dar. Un hombre que de inmediato apuntó con un arma a la niña al ver que estaba había llegado mediante un camino que solo él conocía. Pero al verla, al ver a Eli… Max Nichols bajó el arma de fuego y la tiró sobre el suelo. 

Esto estaba mejor de lo que había planeado. 



+++


- ¡¿Qué ha sido eso?! – gritó Chaz, mirando a __________ lleno de sorpresa.

Lucía tan diferente. Se había abrochado cinturones especiales en ambos muslos, donde guardaba dos armas de fuego. Tenía además un canguro que colgaba en sus caderas, donde rebosaban municiones, sin contar con los dos fusiles del tamaño de su brazo, que tenía en ambas manos. Con una cola de caballo y una sonrisa en los labios, ___________ se tiró sobre Travis.

Él la abrazó con fuerza, mientras cerraba los ojos y le acariciaba la espalda suavemente. No pudo evitar soltar un gemido. La tenía ahí. La tenía con él. Estaba a salvo. Estaba viva. Nunca había sentido algo que le hiciera sentir mucho mejor que eso. Era como si su mundo hubiera vuelto a aparecer. Como si hubiera vuelto a respirar. 

- Joder, nena… no puedo creer que estés aquí… - le dijo abrazándole con fuerza. Sus ojos se habían cubierto de lágrimas. Cuando ________ se le separó, él rodeó su rostro con las manos. - ¿Estás bien? – le preguntó. 

- Sí. No han hecho nada conmigo. – contestó de ella de inmediato. 

Llena de felicidad, corrió y abrazó a Chaz de la misma manera. Él solo se quedó ahí. Petrificado. Sin saber cómo reaccionar. Ruborizándose un poco. 

- ¿Dónde has conseguido eso? – le preguntó Travis, refiriéndose a las armas que ella tenía por todas partes. 

- Larga historia. – resumió ella. - ¿Qué hacen ustedes aquí?

- Justin ha ido a buscarte. – habló Chaz, recuperándose del repentino abrazo de __________. 


Ella frunció el ceño.

- ¿Qué? – preguntó, casi inaudible. 

- Larga historia. – le imitó Travis. – Ha subido, será mejor que vayamos por él. 

Antes de que los tres empezaran a correr escaleras arriba, ____________ detuvo a Travis.

- Dime por favor que Elisabeth no está aquí. – la voz de ___________ denotó desesperación. Pero le desesperó aún más, que Travis no respondiera a su pregunta. Él se limitó a subir las escaleras, y ella, al cabo de unos segundos, hizo lo mismo. 

+++



Justin posó su oreja sobre la última puerta. Sonidos diferente se escucharon ahí, a diferencia de las otras habitaciones, sabía que esta sí estaba ocupada por alguien. Así que no lo pensó de nuevo y golpeó fuerte aquella puerta con el pie derecho, haciéndola retumbar. Pero no funcionó. Lo hizo de nuevo, con la misma velocidad y fuerza. Y aquella puerta terminó por caer hacia adentro. 

Se quedó sin aliento al observar la escena que veían sus ojos.

Elisabeth estaba en brazos de Max, que la cargaba mientras ambos observaban el horizonte. 

Justin tuvo ganas de vomitar. Jamás había sentido tanto odio y repugnancia por alguien. Jamás había sentido tantas ganas de asesinar a alguien como en ese momento sus impulsos le ordenaban. Tenía a su chica, a su hija, en sus brazos, meciéndola y hablándole como si de los mejores amigos se tratasen.

- Oh, mira quien ha llegado. – le dijo Max a Eli, que volteó de inmediato hacia Justin.

- ¡Papi! 

+++



Corriendo hacia el segundo piso, un grito desesperado se escuchó tras los tres. ______ se volteó de inmediato al reconocer aquella voz.

Emily corría escaleras arriba, tratando de alcanzarles. Había una expresión de horror y desesperación en su rostro, que ______ pudo descifrar al tenerla cara a cara.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó Travis, casi en gritos.

Ella lloraba y abrazó a ________, cayéndose en sus brazos. _________ tuvo que agarrarla fuerte para evitar que se lastimara.

- Elisabeth… - susurró Emily, con los ojos semi-abiertos. Lucía demasiado cansada. Y es que había estado buscando a Eli por todo aquel inmenso bosque que estaba afuera. – Se… se fue…



+++




- Has llegado justo a tiempo. – Max sonrió hacia Justin, que le miraba con una expresión desairada. Deseaba tanto matarle. 

- Quítale las manos de encima. – le ordenó Justin, todavía apuntándole con el arma. 

- ¿Por qué no bajas ese juguete? No creo que tu hija quiera ver esto.

- Quítale. Las manos. De encima. – volvió a pedir él, con la voz dura como una roca. Jamás había estado tan cabreado en toda su vida.

- Tranquilo, muchacho. – Max alzó los hombros. – Tu papá está algo exaltado hoy. – le dijo a Eli, que desde que había visto a Justin, había intentado zafarse de Max, pero este la tenía cogida demasiado fuerte. 

- Ya estoy aquí. Ahora suéltala.

- He esperado tener frente a frente desde hace mucho tiempo.

Justin ladeó la cabeza. 

- ¿Quieres vengarte? – arqueó una ceja y su rostro de inmediato hizo una mueca burlona. - ¿Vengarte porque _________ y tú nunca pudieron tener nada? Eres patético. La misma mierda patética de siempre.

- De siempre… - Max asintió, sintiendo esas palabras en lo más profundo de él. 

- Ya me tienes. Suéltala, déjala libre, ella no tiene por qué pagar por todo esto. 

- Vale… vale… - Max soltó a Elisabeth, colocándola sobre el suelo. La niña corrió a pasos rápidos hacia su padre. De inmediato le abrazó un pierna, colocándose detrás de él. 

- Ahora dime dónde está _____________. – ordenó Justin una vez más. 

Max sonrió.

- No lo sé.

- ¡Dime donde está! 

- No lo sé… - volvió a decir Max, negando con la cabeza. – Te lo juro… - dijo ahora con una sonrisa en los labios, que hizo que sus palabras sonaran poco creíbles. - ¿Vas a matarme ahora que tienes lo que quieres?

Justin rozó el gatillo con sus dedos.

- ¿Así como mataste a nuestro padre? 

Con el cuerpo tenso, Justin frunció el ceño. ¿Pero qué…

- ¿Lo has olvido ya, Justin? – Max levantó la voz, casi en gritos, empezó a moverse de un lado a otro en medio de la habitación, sin perder aquella inmensa sonrisa perversa. – Soy un maldito esquizofrénico. – sonrió plácidamente. Justin tragó saliva. – ¿Acaso me has olvidado? – la mirada de Justin se perdió en medio de muchísimos recuerdos. No… No… ¡No! - ¿Has olvidado aquella estación de tren donde Nicholas Bieber me dejó? 

- ¡Basta! – gritó Justin, con fuerza, esta vez no tuvo reparo en querer apretar el gatillo del arma. 

- ¿Has olvidado cuando te golpeé, porque eras el favorito de papá? – arqueando una ceja, Max miró a Justin fingiendo una ternura que luego pasó a convertirse en odio puro. – Mátame, y matarás a la única familia que te queda.

- Tú no… no… tú no eres…

- Mátame y matarás a la única persona que conoce donde he puesto la bomba que tenía tu querida hija. 

+++


__________ y Travis corrían escaleras arriba. Chaz en cambio se había quedado cuidando
 a Emily, que tardaría en reaccionar por lo menos unos minutos. 

Ambos se detuvieron al llegar al último piso, el número cuatro.

- No quiero que entres. – le ordenó Travis a __________.

- Debes estar bromeando. – le respondió una __________ furiosa.

- No sabes lo que puede haber ahí aden…

- ¿Crees que tengo tiempo para esto? No tengo una maldita idea de donde está mi hija, no sé si Justin está bien, mi mejor amiga está muriéndose y un jodido sicópata dice ser hermano de…

Travis abrió la boca.

- ¿Hermano de quién? – preguntó, mirando a _________ detenidamente.

- Larga historia.

- ¿Podrías dejar de resumir todo con esas palabras?

- Ahora no. – ella caminó decida, paso a paso hasta lograr observar la última puerta del pasillo totalmente derribada. – Joder… - exclamó. Imaginándose lo peor. – Es ahí.

Travis observó también la puerta derribada, supuso entonces que Justin estaba ahí. Antes de que ambos pudieran correr hacia aquella habitación, un disparo se escuchó desde ahí.

A ___________ se le enfrió el corazón.




+++


Justin cayó de rodillas.



- Estás mintiendo. – dijo después de haber disparado en el aire. – Tú no eres mi hermano.

- ¿Cómo explicas que sé que Nicholas fumaba siete cajetillas de cigarro al día? Que era un maldito drogadicto. Que te prefirió mil veces a ti antes que a su pobre hijo esquizofrénico. Que tanto tú, como él, se olvidaron de mí como si fuera una mierda. 

Justin se quedó callado. De un momento a otro había perdido todas las fuerzas. En su mente solo rebosaba la última imagen que tenía de su hermano. Era tan diferente a todo lo que veía ahora. Ni siquiera podía recordarlo si es que Max no tocaba el tema. Su padre le había obligado a olvidarle a como dé lugar, le había prohibido si quiera mencionar la existencia de su hermano. Y ahora lo tenía al frente… después de tanto tiempo… 

- ¿Te sientes acabado verdad? – Max caminó hasta colocarse frente a él. Justin sintió como las manos de Elisabeth le apretaban el brazo con fuerza. – Así me he sentido yo toda mi vida. 

Con una fuerza brutal, Max clavó un rodillazo en el rostro de Justin. Haciéndolo gemir de dolor y tumbándolo sobre el suelo. Su boca se ensangrentó de inmediato y sus manos soltaron el arma debido a la fuerza utilizada por Max.

Elisabeth gimió. 

En ese momento, ___________ apareció tras ellos, con ambos fusiles apuntando hacia Max. Travis hizo lo mismo. 

- Vaya… ahora sí estamos completos. – Max soltó una carcajada. 

____________ dio una mirada hacia Justin, que se retorcía sobre el suelo. Pudo abrir un poco los ojos y susurrar el nombre de __________ como un aliento suave que salía de su garganta. Y ella quiso abalanzarse sobre él. Quiso poder decirle que todo estaría bien, pero ni siquiera ella misma lo sabía. Tuvo que contenerse y no perder de vista a Max. 

Por otro lado, Elisabeth corrió hacia ____________, abrazándola de la cintura. 

- Has llegado justo a tiempo. Empezaba a contarle a Justin toda la verdad.

- Travis, sácala de aquí. – murmulló ella hacia su amigo. Travis alzó una ceja.

- No voy a dejarte, estás loca.

- Sácala de aquí, por favor. – rogó ella sin perder de vista a Max. – No puedo hacer esto si ella está aquí…

- Joder, ________... – se quejó Travis, apuntando todavía a Max con su arma. – No voy a…

- ¡Sácala de aquí ahora mismo! – gritó ella con fuerza. Y Travis no tuvo ninguna otra opción más que coger a Eli entre sus brazos y llevarla fuera de esa habitación.

- Gran estrategia. – le felicitó Max, una vez estando solos. - ¿Dónde has conseguido esas… - Max se quedó callado al observar que Justin se movía en el suelo e intentaba colocarse de pie. De inmediato le apuntó con el arma. – No te muevas o disparo.
Justin alzó ambas manos. 

- También puedo hacer eso. - __________ ladeó la cabeza.

- Pero yo sí hablo en serio, muñeca. Da un solo paso, y acabo con tu vida así como tú hiciste con la mía. – le dijo a Justin una vez más. 

- Deja que ____________ se vaya. – habló Justin, tan alto como para que _________ pudiera voltearse y casi empezara a discutir con él. – Me quieres a mí, ahora déjala a ella.

- Ya escuchaste, Peterson. – Max le sonrió. – Este asunto es de hermanos. 

- No voy a irme de aquí. - _________ miró a Justin, casi tragándose sus propias lágrimas llenas de ira y desesperación. ¿Por qué demonios le pedía eso? – No voy a dejarte. 

- ¡Solo vete! – gritó Justin, las venas marcadas en su garganta hicieron que ___________ se estremeciera. - ¡Lárgate! ¡Vamos, hazlo! 

Las manos de ella temblaron, empezando a dudar si podía seguir teniendo aquellos fusiles entre sus dedos. Había perdido demasiadas fuerzas. Quiso hasta incluso llorar, pero no desistió, debía quedarse.

Mientras Max observaba a ________ con una sonrisa victoriosa en los labios, Justin aprovechó a moverse rápido y estiró su mano unos centímetros hasta donde su arma se encontraba. Y al hacerlo, dos disparos resonaron en la habitación. 

Justin cayó de espaldas, recibiendo las balas sobre su brazo derecho. Golpeó su cabeza contra el suelo. Y sangró. Sangró. Y sangró. Sus ojos se nublaron de un momento a otro. No podía ver nada. Le dolía demasiado la cabeza. Trató de estabilizarse, pero solo pudo lograr ponerse peor. Sangraba más. Oh joder. Se había roto la cabeza. Logró saberlo al pasar sus dedos por la reciente herida. 

Casi inconsciente, pudo ver a ___________ disparar a Max incontables veces. Patearle. Golpearle fuerte. Gritarle mil veces lo que había hecho con él. Y cuando fue suficiente para ella, envuelta en lágrimas, corrió hacia él y le besó la boca. Lo besó incontrolable, mientras las manos de ella también se llenaban de sangre. 

“No te duermas”… susurró ella. O al menos eso pudo escuchar él, que la veía en medio de imágenes borrosas que apenas podía reconocer. Pero aquello no avanzaba. Empezaba más bien a retroceder.

“Justin, por favor… por favor no te duermas… ¡Travis! ¡Travis ayúdame!” gritó ella, desesperada. Su voz era eco en la mente de Justin. Trataba verdaderamente de no cerrar los ojos. De no perderla para siempre.

“Se ha golpeado… Dios mío, Justin…” ella gimió y volvió a besarlo, esta vez en la frente. 

“No cierres los ojos, amigo” farfulló Travis, al verlo en el peor estado en el que jamás había estado nunca. “_________... ________ ¡Escúchame, tenemos que salir de aquí” le gritó. Ella no dejó de llorar. Gritaba y sollozaba sin conseguir alivio. “¡Escúchame, maldita sea!"

“¡NO PUEDO!” ella le respondió con un grito aún más fuerte. Se volvió hacia Justin, que sangraba sin detenimiento sobre sus manos. “Justin, estoy embarazada…” le dijo envuelta en lágrimas. Travis se quedó sin poder hablar. “Vamos, sé que me escuchas… tú… tú querías ver esto, por favor no te vayas ahora…” rogó. “¡No te vayas!” 

Los ojos de Justin tambaleaban. Ahora mismo no podía ver nada que pudiera ayudarle. Lo último que pudo escuchar antes de cerrar los ojos por completo, fue a Chaz murmurar algo que no pudo entender, a Travis hablarle a __________, y a ella… haciendo que tocara su vientre. 

“No te vayas, te lo suplico…”



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lunes, 18 de noviembre de 2013

Capítulo 107

___________ abrió los ojos, mirando a Max totalmente aturdida. Este no parecía tener conciencia de la gravedad de lo que acababa de revelarle. Estaba muy apaciguado, con los hombros relajados y el semblante a gusto. Ninguno de los dos había dicho ninguna palabra desde hace ya varios minutos.

Ella trató de concentrarse, de buscar alguna manera de entender el hecho de que… Justin y Max fueran hermanos. Justin nunca le había comentado nada respecto a un hermano suyo, y si lo había hecho, por supuesto que lo habría recordado. La situación era diferente. Habían demasiadas cosas que no encajaban y otras que probablemente tenían sentido si es que Max decía la verdad.

Mirándolo sin decir una palabra, pudo observar como Max abría desesperadamente el frasco de píldoras y tragaba un par de ellas sin necesidad de algún líquido. Sus manos temblaban. Su aspecto era el de un enfermo sin ningún tipo de ayuda. Desesperado, estúpido y maniaco.

- ¿No te ha gustado escuchar la verdad, Peterson? – le cuestionó él después de tragarse las píldoras.

__________ lo vio reírse. Sus carcajadas llenaron toda la habitación, produciendo un gran eco. Verlo de esa manera, también le hizo pensar muchas cosas. Su enfermedad era totalmente notoria y tal vez… tal vez eso le estaba haciendo pensar que…

- Justin no es tu hermano. – dijo ella en voz alta. Sus pensamientos habían hecho una conexión grande entre lo que debía y no debía decir. De inmediato lo vio caminar hacia ella con una ferocidad impresionante, con los ojos a punto de salírseles de órbita.

- ¿Crees que él iba a decirte alguna vez que tenía un hermano esquizofrénico? – Max cogió una vez más un mechón de cabello de _________, arrastrándola para que pudiera mirarle. Ella trató de resistirse en soltar un gemido de dolor. – Somos casi familia, muñeca. – una media sonrisa se abrió paso en la boca de Max. Miraba los labios de ________ sin ninguna restricción, demasiado concentrado como para que ______ no se sintiera totalmente asqueada. - ¿Te imaginas lo tierno que hubiera sido una reunión familiar? Criminales, una zorra y un esquizofrénico.

- Tú no tienes la culpa de esto. – logró susurrar __________, con los ojos cerrados debido a la proximidad de Max.

- Nací con una enfermedad ___________. Siempre he vivido bajo la misma mierda todos los días. – sus manos apretaron fuerte el mechón de cabello de ella, y ________ no se resistió en soltar un grito de dolor. - Me regalaron a una estúpida familia de ancianos alcohólicos que lo único que hicieron fue arruinarme la vida en un centro de rehabilitación. – tragó saliva, cerrando los ojos y viviendo esa escena de su vida con un ardor inmenso en su garganta. - ¿Sabes que es lo peor? Tenía cuatro años.

- Fue lo mejor para ti… - la mandíbula de _________ temblaba. Quiso dejar sus palabras ahí, pero necesitaba decirle más. – Necesitabas ayuda Max… él,… Justin… ha tenido que lidiar con su propio padre por muchos años…

- Oh. – Max ladeó la cabeza, sonriendo con sarcasmo. – Eso suena tan difícil.

- Tú más que nadie sabes el tipo de monstruo que era.

- No trates de defender a un bastardo que mató a su propio padre.

- Mira todo lo que te hizo. - _________ alzó la voz. Y aunque sabía que él podía hacer lo que quisiera con ella, teniéndola en su posesión, no tuvo miedo de subir la mirada y enfrentarle. – Te abandonó con una familia a la que jamás le importaste. Él no era un padre, Max, él solo era un maldito sicópata.

- Tenía planes. – él tragó saliva. Soltó a _________ y se colocó de espaldas. Sus ojos ardían en un rencor interminable. – Eso fue lo que me dijo cuándo me dejó en una estación de tren en medio de la madrugada. – se abrió un silencio entre los dos. __________ quiso intervenir, mientras miraba a Max de espaldas. Pensó tal vez que este estaba llorando, pero de un momento a otro, Max se reía a carcajadas en frente de ella. - ¡Estaba borracho! – gritó mientras reía. – Y fumaba… - volvió a reírse, esta vez sin emitir ningún sonido. – Nos llevó a mí y a un Justin de tres años, a una estación de trenes. – Max colocó ambas manos sobre su cabeza, enredándosela mientras reía sin control. ________ pudo notar que también lloraba, por el sonido determinante de su voz mientras soltaba las carcajadas. – El único problema, es que yo no volví casa.


+++

Tenía que encontrar alguna pista. Tenía que encontrar algo que pudiera hacerle saber dónde es que ella podía estar. Su cabeza daba vueltas. Tenía demasiadas sospechas. Demasiados recuerdos que habían vuelto a él sin ningún motivo alguno. Ahora mismo no era momento de interceder en ellos, debía encontrar a __________ antes de que fuera demasiado tarde.

Frente a él, los edificios de New York bailaban ante a su mirada. Había permanecido ahí un buen rato, sin decir alguna palabra o si quiera moverse. Lo único que podía percibir de vez en cuando era el eco de la voz de Travis y Chaz hablando con Emily tras él.

En unos minutos, había logrado llegar a muchas conclusiones que incluso él sabía que eran totalmente imposibles. Había también culpado a personas inocentes de ser cómplices de Max Nichols. Pero necesitaba interceder más. Sabía bien que __________ estaba en Washington. Al menos el gobierno había hecho algo aceptable que a él le convenía muchísimo, eso ya era bastante. Entonces lo tenía. Tenía la ciudad exacta. El tema en cuestión era que se trataba de una ciudad extensa y habían suficientes lugares como para organizar un secuestro. Entonces pensó. Pensó en todas las posibilidades que Max habría optado para esconderse junto a _________. Se puso en sus zapatos, tratando de pensar como él. De pronto surgieron tantos lugares en su cabeza, pero había todavía una pista que le favorecía. Max quería llegar a él a como dé lugar. Si lo quería, se suponía que había elegido un lugar clave al que Justin pudiera llegar con facilidad, aunque nunca se lo haya dicho antes. Intentó recordar… ¿es que habían conversado alguna vez? Por supuesto que no. Sus manos empezaron a sudar. La desesperación lo invadió al saber que estaba muy cerca de encontrar el paradero de su chica. De… _________... Oh, joder. _______. Claro que sí. Su madre. El asesinato. Las noticias. Washington. Lo tenía.

Cerró los ojos, aumentando su concentración y dejando llegar a él muchos recuerdos que todavía tenía en la mente. Si para algo era bueno, era para este tipo de cosas. Su mente se nubló al principio, pero luego recordó todo con tanta facilidad.

Una reportera de mediana estatura relataba los acontecimientos en un noticiero de media noche. Pero son los titulares los que más llaman la atención de Justin. Puede recordarlos. Letra por letra: “Mafia Tentation”. Ella dice un par de cosas más. Cuenta sobre los asesinatos de dos mujeres en New Jersey. La madre de _________ es una de ellas. Entonces al final de sus recuerdos, obtiene lo que estaba buscando. La reportera narra que los cuerpos de las dos mujeres habían sido hallados en la vía hacia Washington.

Sí… ya lo tenía…

Sabía que en este tipo de situaciones tenía que jugar con todas las cartas que le quedaban. Necesitaba empezar a relacionar cosas, lugares, cifras. Tenía toda la información necesaria para encontrar a ________, solo debía aprender a utilizarla. Supo entonces que no sería difícil.

- Sé dónde está __________. – dijo en voz alta, haciendo que todas las miradas fueran a parar hacia él.

+++

La ciudad iba desapareciendo ante sus ojos. Tenían un viaje de más o menos tres horas frente a ellos. Todo esto le parecía sacado de una película de terror en la cual ella también formaba parte de uno de los papales más importantes, donde, sin entender cómo, estaba confiando en ellos aun sabiendo absolutamente todo.
Los tres hombres que la rodeaban no eran más que criminales calificados. Joder… ¿en dónde había llegado a parar solo por salvar a su mejor amiga? En el cuarto de Travis, había estado a punto de estallar después de recibir tanta información. Podía decir que ahora entendía muchas cosas. El miedo de ________, su repentino viaje a Paris, el carácter de Justin, el secuestro de Elisabeth. ¿Por qué no se lo habían dicho nunca? ¿Y por qué ella no había sospechado sobre esto antes?

Jugando con Elisabeth en silencio, los observaba analizándolos uno por uno. Siempre había sabido que había algo en ellos que los hacía diferentes. No eran tíos normales. Y ahora más que nunca sabía que nunca lo habían sido. Siempre había percibido en ellos ese peligro anormal que emanaban con tan solo sonreír. Siempre tan duros con ellos mismos. Siempre llenos de problemas. Siempre tan arriesgados. Entendía también porque la vida de _______ había cambiado tanto desde que había conocido a Justin. Ella también había cambiado muchísimo. Y es que podía deducir que aquellas cosas te cambiaban la vida para siempre. Su mejor amiga se había convertido en una mujer aventurada que definitivamente no parecía la misma. Sí. Suponía que tener a un hombre como Justin a su lado también traía grandes cambios. Y ahora que los veía, cada uno con el semblante frío, totalmente concentrados y con esos aires de superioridad… sabía que había encontrado la única explicación posible a todo lo que había sucedido.

Con armas de diferente calibre en la maletera, cigarrillos en los bolsillos, tatuajes y un par de cazadoras de cuero, estaba confiando en ellos como nunca había confiado en alguien más. Sin saber cómo, en su cabeza rondaba la idea de la tentación grande que verdaderamente sería ser como ellos, atados al peligro hasta el último aliento de sus vidas.

+++

Max se limpió las lágrimas. Odiaba haberle dicho suficientes cosas a __________ como para que esta empezara a tener lástima por él.

- ¿Te ha enternecido todo esto, verdad? – sonrió a medias, todavía de espaldas. – Ahora voy a decirte algo que no va a enternecer tanto. – con una sonrisa grande y gustosa en sus labios, se volteó para mirar a _________. – Yo maté a tu madre.

Los ojos de Max brillaron llenos de satisfacción, dejando a ________ sin ninguna palabra que pudiera decirle. Estaba petrificada, con las palabras de Max rondando en su cabeza y dando fuertes puñaladas contra su pecho. No sabía cómo, pero las lágrimas no salían de ella. Ni siquiera le provocaba llorar por lo que acababa de escuchar. Estaba más bien mirándole fijamente, sin ninguna expresión en su rostro más que la de la sorpresa misma. De otra forma, Max habría pensado que en realidad ella no sentía nada. Pero era todo lo contrario, sentía mil y una veces mucho más de lo que había sentido nunca.

- ¿Te das cuenta? Fue tan divertido escuchándote hablar del tema, cuando yo había sido quién había matado a la lesbiana de tu madre.

Las últimas palabras le marcaron el pecho. __________ tragó saliva y tosió, como si el propio aire estuviera cortándole la respiración.

- Oh nena… ¿estás cabreada ahora que lo sabes? Te he salvado de no lidiar con una jodida lesbiana. – le dijo acercándosele de nuevo. – Tranquila, no fue la gran cosa. – negó con la cabeza, en una expresión de desdén totalmente notable. – Me hubiera gustado que lo veas, pero ahora mismo deseo que mires otra cosa. – cortó los pocos centímetros que tenía de ella y la tocó. _________ observó claramente a Max pasar sus dedos por entre su cuello, hasta llegar a su pecho. Él se detuvo y miró a _______ con los ojos llenos de lujuria. Sin esperar un segundo más, metió tres dedos por debajo de la blusa de ella, acariciándole los senos con naturalidad. - ¿Esto te gusta, verdad? – le preguntó él, sonriendo victorioso. Ella se quedó callada. No se movía en lo absoluto y su mirada estaba concentrada en un punto fuera del rostro de Max. Como si estuviera aguantando demasiado algo que estaba a punto de hacer.

Sin detenerse, Max se inclinó sobre ella, esta vez para pasar su extensa lengua por el pecho descubierto de __________. Su concentración se había esfumado. Ahora era un hombre enredado entre las riendas de ________, deseoso por follarla tanto como podía. Le susurró un par de cosas sucias en su oído y cuando estuvo a punto de hundirse en su piel una vez más, miró a _______. Ella sonreía. Sonreía de una manera ligera, superior y detestable. Max arqueó una ceja.

- ¿Te gus… - se quedó callado y de inmediato soltó un grito fuerte lleno de dolor. - ¡MIERDA! – chilló, cuando _______ le proporcionó un golpe fuerte entre los genitales con su rodilla izquierda. Él se tiró en el suelo, confiado en que _________ seguiría atada y por lo tanto no podría hacerle nada más. Pero se equivocaba tanto…

Ella había logrado desenredar el gran nudo que unía las sogas que tenían atado su cuerpo sobre la silla. Le había costado bastante encontrarlo, sobre todo, pero desde un principio había sabido que no era para nada imposible. Llena de adrenalina, observó a Max retorcerse sobre el suelo con los ojos cerrados y corrió pasando sobre él hacia la puerta.

- ¡MALDITA ESTÚPIDA! – Max gruñó fuerte al levantar la mirada y verla llegando a la puerta. Hizo un esfuerzo magnánimo para levantarse, pero el dolor entre sus muslos era insoportable. Furioso, levantó unos centímetros su chaqueta y cogió el arma que tenía escondida entre los pantalones. Rápido intentó apuntarle a ________, pero lo último que pudo ver de ella antes de que desapareciera, fue un gesto obsceno con el dedo medio.

+++

El corazón le latía tan rápido y fuerte que hasta sentía poder escucharlo.

Miró a ambos lados de donde se encontraba. Solo los pasillos largos y lúgubres le hacían compañía. No tenía tiempo de pensar, ni siquiera de asimilar las cosas, necesitaba salir de ahí cuanto antes.

Corrió por el pasillo izquierdo, en busca de algún lugar en donde pudiera esconderse el tiempo suficiente como para hacer pensar a Max que se había ido. Pero cada paso que iba dando, solo le demostraba que cada puerta que intentaba abrir se encontraba totalmente cerrada. Sin detenerse llegó a un estrecho oscuro, donde una ventana casi del mismo tamaño que ella se extendía. Pudo darse cuenta entonces de lo alto que se encontraba. Estaba en un edificio y por lo que podía ver, de más de cuatro pisos de altura. Su vértigo la obligó a retroceder y seguir buscando con más calma, ahora que ya se había alejado lo suficiente. Puerta por puerta. Probó en una, en otra y en otra. Se preguntaba qué tipo de edificio era ese. Con mucha cautela, intentó abrir una última puerta que se encontraba justo al frente de la que acababa de intentar abrir. Y entonces escuchó voces. Se tapó la boca ella misma para que ningún gemido se le escapara de improviso, mientras pegaba su espalda a la pared.

Los murmullos iban aumentado, por lo que podía notar, se trataba de dos hombres caminando en el mismo pasillo en el que ella había corrido hace unos minutos. Venían hacia ella. Sintió todo su cuerpo tensarse y sus manos enfriarse hasta el punto de sudar. Ninguna puerta abría alrededor de ella y debía agregar que se encontraba totalmente indefensa. Por un momento, con los ojos cerrados, se sintió completamente perdida. A punto de tirar la toalla y dejarlo todo a manos de esos hombres. Pero entonces probó una vez más abrir la puerta que tenía tras ella, la que había estado a punto de intentar abrir hace unos minutos. Y esta abrió sin necesidad de intentar de nuevo.

Entró de inmediato, jadeando y con el corazón en la mano. Una vez adentro, aseguró la puerta, se tumbó sobre ella de espaldas y poco a poco fue llegando a tocar el suelo. Estando ahí sentada, solo pudo concentrarse en las voces que provenían de afuera, que poco a poco pasaron a convertirse en ecos. Al igual que su propia fuerza, todo ante ella iba desapareciendo. Sentada en medio de la oscuridad, sin poder nada más que quedarse ahí, las más grandes ganas de llorar invadieron su cuerpo. Sintiéndose sola, desesperada, perdida. Esto era más de lo que podía soportar.

- Tenemos que salir de aquí. – susurró en voz alta, acariciando su vientre con la palma de sus manos. Aquello solo le hacía recordar a los tiempos difíciles que había tenido que vivir con Elisabeth cuando la mafia le perseguía. Esas escenas seguían vivas en ella como un trauma que jamás superaría. Y por ello… al menos solo por hoy, tenía que revivir a la antigua Peterson que vivía en ella y que rogaba por salir, hoy más que nunca.

+++

Las horas pasaban. La carretera iba ganando color por el amanecer. Hasta ese momento, solamente Chaz había abierto la boca para contar algún chiste en el que él había sido el único en reírse.

Travis miraba a Emily de vez en cuando. Detestaba admitir que la razón de aquello, no solo se debía a que Elisabeth dormía entre los brazos de ella, sino que verdaderamente deseaba mirarla. Era una especie de imán tenerla ahí, sentada en los asientos traseros del Mustang.

Y Justin… él solo apretaba el acelerador con mucha más fuerza cuando tenía la oportunidad. Había visto uno y mil carteles que indicaban los kilómetros exactos para llegar a la gran ciudad de Washington y todavía se preguntaba si es que podría tener acceso a ella, aunque esta se encontrara en código rojo. Si era necesario, contaría toda su verdad ante las autoridades con tal de que le permitieran el acceso. Sin embargo, suponía que Max no habría tenido ningún problema en secuestrar a _______ fuera de Washington, pero no sin irse tan lejos.

Entonces observó el último cartel que anunciaba que solo le quedaban cincuenta kilómetros antes de llegar a Washington. Justo ahí, en medio de los árboles vetustos, una edificación entonada de un crema deteriorado por los años, le hacía saber que estaban en el lugar adecuado. Se detuvo a un costado de la carretera abandonada. Travis se volteó a mirarlo.

- Es aquí. – aseguró Justin, con la mirada al frente. Tanto Travis y Chaz se inclinaron para observar el edificio abandonado que se encontraba frente a ellos.

- ¿Es un hospital? – inquirió Chaz.

- ¿No se supone que la tiene en Washington? – le preguntó Travis a Justin.

- Sé perfectamente que es aquí. – volvió a asegurar Justin. – Es aquí donde encontraron el cuerpo de la madre de __________.

En ese momento, un gemido suave se escuchó desde los asientos traseros. Emily se había despertado, totalmente desorientada. 

- Hey, tranquila. – le susurró Travis, estirando su brazo izquierdo hacia los asientos traseros. Con un suave tacto, acarició la pierna derecha de Emily. 
Justin observó por el retrovisor.

- ¿Estás bien? – le preguntó a Emily. - ¿Elisabeth ha despertado?

- No. Y es mejor así. – contestó la chica, incorporándose en el asiento. Miró a los tres hombres que tenía al frente, bastante concentrados en el edificio que estaba frente a los cuatro. Ella también se inclinó para observar por el parabrisas. El ambiente que envolvía aquel edificio solo le provocó arcadas. No podía creer que ya estuvieran ahí. 

- Esto es lo que haremos. – habló Justin en voz alta. – Necesito que me cubran la espalda, es probable que el número de hombres ahí adentro sea el triple que nosotros. – indicó Justin a Chaz y Travis. – Chaz, ve por las armas. – este accedió, abriendo la puerta del Mustang y saliendo en dirección al maletero. – Y tú… - Justin volteó su rostro hacia Emily, pero sus ojos cayeron rendidos ante Elisabeth, que dormía y respiraba suavemente. Tragó saliva. – Quiero que te quedes en el auto con ella. 

- ¿Qué? – Emily se alarmó, abriendo los ojos. 

- Si las cosas empiezan a ponerse en nuestra contra, llama a la policía. – le indicó Justin, rápidamente, mientras recibía la Glock que Chaz le ofrecía por la ventanilla. – Y escúchame bien. – la mirada de Justin cambió de tonalidad, al igual que su voz. Emily le miraba asustada, sabiendo que lo que escucharía sería aún peor: - Si no regresamos, vete de aquí, desaparece, que ellos nunca te encuentren. 

Los ojos de Emily se humedecieron, sintiendo la desesperación hundirse en su cuerpo como cuando la aguja se introduce en tu piel antes de un tatuaje. Intentó hablar, pero ni siquiera las palabras le salían de la boca. Observó a Justin darle una última mirada a Elisabeth y salir del auto, mientras Travis hacía lo mismo, pero antes de irse, se volvió a hacia ella.

- Prométeme que te irás si no salimos vivos de aquí. – le forzó él, mirándola a los ojos, supo entonces que se encontraba totalmente asustada.

- Travis yo… 

Pero se quedó callada al sentir los labios de Travis moviéndose sobre los suyos. La dejó sin aliento en un par de segundos, en los que su lengua se convirtió en cómplice de los dos. Al separársele, él sonreía de una manera detestablemente irritante. Era tan guapo, joder. Ella en cambio, estaba llorando. Sin decir ninguna palabra, los dos se quedaron callados mirándose el uno al otro. Emily daba vistazos hacia afuera, echando una mirada hacia Justin y Chaz, que escondían sus armas entre los bolsillos de su ropa. 
Travis sonrió una vez más.

- Bienvenida a mi mundo. – le dijo él, antes de poder irse, con esa sonrisa cautivadora en los labios, a unirse con los demás. 

+++

___________ despertó. 

Había despertado desorientada por lo menos unas cinco veces. Seguía sentada en el mismo lugar, con los brazos arropando sus piernas encogidas. Ahora mismo sentía frío. ¿Cuánto tiempo había pasado? Había dejado de haber tanta oscuridad, tanto que le hizo pensar que de pronto se podía encontrar en otro lugar. Pero no era así. Podía sentir el mismo olor que había sentido cuando llegó ahí. Estaba en la misma habitación, solo que ahora podía notar que había una pequeña ventana en lo alto de una pared, que daba hacia las afueras del edifico y que le proporcionaba algo de luz. 

Los rayos de luz le hicieron ver algo que de inmediato despertó su interés. Se puso de pie y se acercó hacia el objeto que colgaba de una pared. Lo tocó con sus dedos. Se trataba de un arma, la boca de un fusil. Siguió tocándolo, hasta que a medida que avanzaba, su pierna izquierda rozó con un objeto que le proporcionó la misma sensación. 

Con desesperación y muchas ideas en la cabeza, buscó un interruptor que le permitiera encender las luces. Tuvieron que pasar algunos minutos para que pudiera hallarlo, y al hacerlo su mirada se perdió entre todo lo que ahí adentro había.

Miles de armas de todos los tipos. Fusiles, Revolvers, Glock’s, escopetas, rifles, pistolas, ametralladoras, incluso columnas de provisiones y bombas de todo tamaño. En cada pared. Estaba rodeada de todos ellos. Su boca se abrió, quedándose completamente perpleja. Un instinto fuerte se instaló en _____________, obligándola a coger dos armas de sobre la pared y colocarlas entre sus manos. Pudo sentir el poder que aquello le proporcionaba. Tener un arma mortal en sus propias manos había dejado de ser una sorpresa para ella desde que había estado en Tentation. 

Con el par de armas entre sus manos, bajó la mirada y observó su vientre. 

- Tú y yo tenemos algo que hacer.

+++

- ¿Papá? – preguntó Elisabeth, mirando de un lado para otro. Había despertado de un momento a otro, incluso asustando a Emily. 

- Soy yo preciosa, él no tardará en venir por nosotras. – le dijo ella, tratando de tranquilizarla. Pero la niña estaba bastante perdida, buscando a Justin con la mirada, fuera y dentro del auto. 

- ¿Dónde está papá? – preguntó Eli, esta vez un poco más calmada que antes. Se sentó sobre los asientos traseros, cogió su mochila en forma de elefante y la puso sobre su regazo. 

- Ha ido en busca de mami. – contestó Emily, logrando adquirir un tono tranquilizador en su voz. 

La niña asintió, incorporándose en el asiento y sin decir nada más. Poco después pasó a abrir aquella mochila de elefante que antes no había tocado y buscó entre su ropa y cosas de aseo. Emily la observó sin objetarle nada, pero… ¿qué estaba haciendo? 

La niña terminó por sacar aquella muñeca rubia y de vestido de colores que Max Nichols le había obsequiado en un acto desesperado por caerle bien. La observó entre sus manos, completamente callada.

- ¿Qué sucede? – le preguntó Emily.

- Quiero darle esto a papá. – susurró Elisabeth, como si aquello se tratara de un secreto. – Brilla. – le indicó con el dedo índice, la parte trasera de la muñeca, donde se encontraban las baterías. Emily frunció el ceño. 

- ¿Me la prestas un segundo? Necesito ver algo. – Eli asintió y le tendió la muñeca a Emily, que la cogió entre sus manos y pasó a revisar el orificio cuadrado que tapaba las baterías. Movió un poco los dedos y desabrochó la seguridad. Al quitar la tapa, no encontró baterías, no encontró nada que pudiera asemejarse a eso, sino más bien, un reloj que avanzaba en retroceso. Los minutos se perdían. El tiempo pasaba. Y un dispositivo soltaba sonidos perturbadores de vez en cuando. 

Emily se mordió un labio, Elisabeth la miraba con curiosidad. 

Una bomba. 

Antes de que Emily pudiera reaccionar, Elisabeth cogió su muñeca en el estado en el que se encontraba y abrió la puerta del Mustang. Tuvo que dar un gran salto para tocar el suelo, y al hacerlo, corrió y corrió hasta perderse en medio de los árboles.

- ¡No, Elisabeth! – Emily gritó fuerte y claro, pero ni siquiera sus gritos pudieron detener a aquella niña de tres años que corría en dirección al lugar que pronto se convertiría en un infierno.