lunes, 3 de junio de 2013

Capítulo 50

Cerró la puerta tras él. Se quitó la camisa botón por botón, mirando fijamente la pared opuesta en donde ella se encontraba recostada. La camisa de Justin cayó al suelo. Y lo mismo pasó con la sudadera que traía también. Desabrochó sus pantalones y los dejó sueltos. Con un poco de esfuerzo, tuvo que prometerse así mismo no fo.llar a su novia todavía. Le debía muchas explicaciones, así que debía tranquilizarse antes de empezar a perder el control. Relamió los labios, ese hábito volvía loco a cualquiera. Y _______________ no era la excepción. Semidesnudo, caminó a pasos rápidos hasta la pared opuesta, llegando a ella rápidamente. Estampó sus manos en aquella pared. Una continua a la otra, pero dejando un espacio en el que se encontraba el rostro de __________________. Bajó la mirada y observó el lazo que _______________ le había hecho al albornoz. Se inclinó. Abrió un poco la boca y jaló con los dientes la tira más grande de este, desapareciendo el lazo y abriendo el albornoz. Relamió un poco más los labios e hizo que estos brillaran. No podía describir como se sentía en ese momento. Tenía la vista nublada y el cuerpo a flor de piel. Sus ganas de follarla duro habían aumentado día a día. ¿Hace cuánto no hacían el amor como antes? Lo de hoy en la mañana, había sido solo una muestra de cuan desesperado estaba por hacérselo. Y ahora, viéndola en ese deminuto hilo.

- Todo está muy bonito… - le dijo antes de besarla y perder el control de sus actos. Sabía que _____________ quería escucharle decir eso.

- Quería cenar contigo ¿sabes? He preparado todo, y no sabes cuánto me costó. – desvió la mirada, ligeramente cabreada. – pero creo que ahora mismo Travis ha de estar comiéndose todo.

- Está precioso gatita. De verdad. – intentó alcanzarle los labios con los suyos, pero ella se hizo para atrás. – no he podido decirle que no a Travis, mañana cumple años… y no tiene a nadie más que a mí y a Chaz.

- ¿Y dónde está Chaz?

- Dice que no lo ha ubicado desde entonces.

- ¿No podía quedarse en un hotel?

- Créeme… yo más que nadie quiero eso.

_________________ soltó un suspiro. El mal humor se le había pasado. No lo sentía más. En cambio, ahora solo quería continuar con lo que desde un comienzo había querido.

- Se supone que hoy sería nuestra noche… - dijo acariciando el torso desnudo de su novio con delicadeza. El tacto de sus manos hizo que Justin se excitara aún más. Era totalmente delicioso.

- Lo sé princesa… perdóname, no sabía que estabas planeando todo esto para nosotros.

- Tenía muchas ganas de sorprenderte. – susurró ella en un tono sutil.

- Y lo has hecho, te lo juro.

- ¿En serio?

- Sí mi amor, cuando vine pensé que habías preparado esto para alguien más. – ambos rieron.
______________ negó con la cabeza y se concentró en los bonitos ojos caramelo de Justin.

- Lástima que ahora no podamos hacer todo lo que tenía preparado. – le dijo mirándolo inocentemente. Pero a la misma vez, una chispa de fuego se encendió en su mirada, que poco a poco se prolongó en ambos cuerpos.

- ¿Quién dijo que no? – Justin enarcó una ceja. – que Travis está aquí no cambia las cosas. - su boca besó el cuello de ________________ con desesperación. El aroma de su piel le ponía tanto… - quiero hacértelo _____________, me tienes jo.didamente duro… - se relamió los labios una vez más y apretó el cuerpo de ella con el suyo. Ella soltó un gemido. Estaba tan pegada a la pared que apenas podía articular palabra. Pero algo más duro que la pared misma la hacía estremecerse. Algo que tenía delante de ella.

- ¿Estás seguro? – preguntó. Aunque ella misma no estaba segura si aceptaría un “no” por respuesta. Se mordió un labio y sus pequeñas manos se introdujeron entre los pantalones de Justin y el bóxer de este.

- Sí… sí… - le dijo desesperado. Sus labios tocaron los de ______________. Era muchísimo todo lo que sentía a la vez. Sus ganas crecían… sentía palpitar su corazón con fuerza, mientras que su pe.ne se endurecían más y más con cada toque.

Condenada sensación…

- ¿Qué quieres hacer conmigo? – le preguntó él de pronto. A _____________ le costó un poco recobrar la cordura. Sacudió la cabeza con delicadeza y prestó atención.

- He estado mirando cosas… - sacó las manos de entre el bóxer de Justin, para esta vez colocar sus manos calientes sobre el desnudo pecho de este. Justin bajó la mirada. Un espasmo revolvió su cuerpo entero. – que me gustarían hacer… - le sonrió de una manera tan caliente que hizo que Justin tragara saliva involuntariamente.

- ¿Has estado viendo porno? – la idea le hizo excitarse aún más. Solo imaginarla, sentada a solas… viendo aquellos videos que él hace mucho no ojeaba. Con las luces apagadas. Imaginándoselo a él y satisfaciéndose sola. Gimiendo y excitándose. Jo.der, le ponía.

- No veo esas cosas.

- Oh, perdona, estoy hablando con “_______________ nunca he visto porno Peterson”.
Ella soltó una risita.

- ¿Y qué si lo hice? – levantó los hombros y escondió la mirada tímida entre la piel tibia de Justin.

- Me hubiera gustado ver contigo. – rio en silencio. - ¿es la primera vez que miras algo así?

Justin pudo percibir como asentía ligeramente.

- ¿Y te gustó? – se mordió un labio.

- Me habría gustado más si hubieras sido tú quién me hacía todas esas cosas.

Aquellas palabras y tono de voz hicieron palpitar aún más su miembro. Sus músculos se tensaron totalmente. El cerebro y el control se bloquearon. Solo había algo que podía manejarlo en ese momento. Y era ella.

- ¿Sí? – le preguntó ahora. ________________ asintió, mordiéndose un labio. Sus pequeños ojos atravesaron los de Justin. Pudo sentir todo lo que Justin estaba aguantando. – pues… - este se inclinó un poco. De ese modo, hizo que su labio inferior tocara totalmente el mentón de _______________.
– yo podría hacer eso y mucho más ¿lo sabes?

- Mnh… - gimió ella. Clavó las uñas en toda la espalda de él. - sí, lo sé perfectamente.

- Qué bueno, porque hoy voy a cobrarme todos estos días sin fo.llarte duro.


La boca de ________________ se secó por completo. En cambio, era todo muy diferente haya abajo. Estaba mojada, y solo había bastado una simple frase proveniente de los labios de Justin para que su dulce se.xo se humedeciera de una manera descomunal. Lo cual solo demostraba cuantas ganas tenía de hacerle el amor, como en los viejos tiempos.

- Te quiero… - le susurró él. Hundiendo su nariz en el cabello de ____________. Esta se estremeció un poco al escucharlo decir eso y sobre todo, al sentir la nariz de Justin rebuscando entre su cuello. Su piel se erizó y acarició la espalda desnuda de él.

- Y yo te quiero mucho más Justin. - le respondió, con apenas pequeñas palabras, similares a un susurro, que solo podían ser escuchadas por él. Lo escuchó soltar una risita.

- Y… ¿Qué sucedía en esos videos? – susurró ahora él. Suavemente, su mano derecha irrumpió bajo su piel, tocando así su estómago y su vientre plano. ____________ tuvo que tragar saliva. Jo.der, maldita sea. Justin sabía perfectamente cada cosa que provocaba en ella y lo estaba aprovechando. Bajó la mirada para observar lo que este empezaba a hacer. El ambiente estaba tenso. Muy…muy tenso.

- Cosas… - dijo ella, perdiendo la concentración en sus palabras. Sus sentidos estaban puestos en las manos de Justin y lo que empezarían a hacerle. – cosas muy…

- ¿Muy qué? – levantó la mirada. Sus ojos marrones, ahora llenos de fuego y muchísima lujuria, la miraron deseosos. _______________ soltó un gemido suave que hizo que todos los músculos de Justin se tensaran. Era mucho para una persona como él.

- Muy sucias. – admitió ella. Tragó saliva una vez más, al parecer, esa respuesta solo había inquietado aún más a Justin.

- Cuéntame más. – le pidió este. Una vez más, bajó la mirada continuando con su ardua faena. Y ______________ no se perdería de un solo segundo. Bajó la mirada de la misma manera, chocándose con una escena demasiado caliente como para pasar por desapercibida. Podía sentir un pequeño apretón en su vientre, ahí… quemando mucho. Un frenesí de sentimientos hundidos en la parte más íntima de todo su cuerpo. Fue aún peor, cuando observó a Justin estirar la banda de su bonito hilo y escucharlo gemir al hacerlo. – vamos, cuéntame… - le rogó esta vez con una voz ronca y desesperada.

- Hacían el amor. – continuó ______________, sin saber que decir ante la propuesta de Justin. No se atrevía a hablar sucio ante nadie, pero parecía tan natural cuando se trataba de Justin. Se había ganado su confianza. Creía que sí podía lograrlo, así que lo intentó. – fo.llaban… - dijo en una voz pequeña. La manzana de Justin se movió de arriba hacia abajo, tragando saliva. – él a ella… sin parar… - volvieron a juntar las miradas. Podían comerse en ese mismo momento, no había palabras que pudiera describir lo que esa mirada transmitía. Solo ellos dos podían hacerlo.

- ¿Y? – Justin enarcó una ceja. Sus gruesos dedos se introdujeron lentamente entre la diminuta ropa interior de ________________. Tocó ligeramente el pubis depilado de esta. Su interior gozó de un placer inmediato. Tocarla era más que un simple deseo, jo.der… era la cosa más deliciosa que había hecho jamás. Su piel era exquisita. Tocó una vez más. Haya arriba ______________ soltó un gemido contra su oído. – vaya… - murmuró asombrado. Sus dedos habían recorrido un poco más, llegando a palpar toda la línea del sexo húmedo de _______________. Y esta, tuvo que apretar mucho más la espalda de Justin para aguantarse los gritos. – mojada, muy mojada… - le informó.

- Es por ti. – le aclaró ella. Aunque podía asegurar que eso Justin lo sabía de ante mano.

- ¿Por qué no sigues? – pidió él. – quiero escucharte, todo… vamos… - rogó.

- ¿Qué debo decir? – preguntó una ______________ excitada, pero a la misma vez con un papel de inocente. Y Justin pudo entenderlo. Vale, no se atrevía a hablarle sucio. ¿Por qué? Debía hacerla entrar en calor –aún más- y darle la seguridad que necesitaba. Estaba con él, no con otro tipo, no tenía por qué sentirse intimidada.

- Lo que viste, preciosa. – entonces lo hizo. Metió un primer dedo dentro de su sexo. __________________ arqueó el cuerpo, haciendo que su cabeza chocara contra la pared. – sé que lo recuerdas, porque mueres de ganas porque yo haga lo mismo contigo. – susurró contra su oreja y a la misma vez, apretó el lóbulo de esta con sus blancos dientes.

- Ah… - gimió ella. El primer gemido grande de la noche. Y pronto se avecinaban muchos más.

- Cuéntame Peterson. – le dijo. Debía admitir que cuando la llamaba por su apellido le ponía muchísimo. Abrió los ojos y se encontró con la mirada de un Justin totalmente exasperado. Abajo, su dedo índice se movía en círculos en todo el clítoris de _______________. Llenándola y haciendo estremecer su cuerpo entero. Que jo.dido lujo era tocarla de esa manera. - ¿quieres uno más? – arqueó una ceja. Ella asintió desesperada con la cabeza. - ¿sí? – preguntó Justin. Acercó un poco sus labios hacia los de _______________ y se los mordió suavemente, estirando su labio inferior hasta hacerlo enrojecer. – entonces tendrás que narrarme todo nena. Absolutamente. Quiero saber que ha estado viendo mi chica a mis espaldas.

Aunque pareciera imposible, apretó un poco más el cuerpo de _______________ contra la pared. El bulto entre sus pantalones, que chocaba fuertemente contra el vientre ella, hizo que gimiera alto.

- Lo hacían… - empezó _________________. Tenía la mirada clavada de Justin en sus ojos. No podía resistirse, sentía los dedos de este sin moverse bajo su chorreante sexo. Y los quería dentro. Moviéndose. Ágiles. Para ella. – fo.llaban… duro, y ella gritaba… - las escenas se le vinieron a la mente. Calientes escenas pornográficas que había visto por curiosidad y que ahora su querido novio le estaba pidiendo que las recitara. – gritaba muy…muy fuerte.

- Buena chica. – una sonrisa perversa se instaló en los labios de Justin. A continuación, metió un dedo más. La reacción de ella fue tan fuerte que soltó un grito ahogado y mordió tanto sus labios, hasta sentir el sabor metálico de su propia sangre. – o debo decir… chica mala… - se inclinó para besarle el cuello, mientras sus dedos abajo no paraban de moverse circularmente. – no vuelvas a ver esas cosas sino es conmigo.

_________________ quiso quejarse, pero no podía si quiera articular palabra.

- Oh nena… cuanto me gusta verte así… - murmuró al verla totalmente embelesada con lo que Justin le practicaba. La vista era única. La escena era maravillosa. Una _________________ empezando a bañarse en sudor y gimiendo al ritmo de sus dedos. – no tienes idea de cómo me pone todo esto.


Podía sentirla cada vez más mojada. Pero él… él no se quedaba atrás por así decirlo. Su erección era única. Nunca se había sentido tan necesitado de hacerle el amor, al parecer, el tiempo había hecho que sus ganas fluyeran más y más. Habían pasado muchas noches en las que había tenido que contentarse con un beso o una simple caricia. Pero podía, y ahora lo demostraba, estaba enamorado y había comprendido que aquello se trataba más que de un simple gusto carnal.

Sin embargo, su erección crecía. Mientras empujaba sus dedos contra ella, notaba también el palpitar de su po.lla. Una excelente perspectiva de como la haría gritar en unos minutos. Pues no aguantaría mucho. Percibía que en cualquier momento perdería el control.

- Sí, oh… Dios mío… - gimió _______________.

Su interior le avisaba que pronto se correría en las manos de ese Dios griego que conocía muy bien cómo llegar a su orgasmo.

- Más fuerte. Dilo. Dilo ______________, dime que te gusta todo esto… - la vista de Justin se nubló por completo. Una desesperación muy fuerte invadió su cuerpo entero. Bajó la cabeza, sus pantalones lo estaban aprisionando. – nena… necesito hacer algo… - le dijo. Y sacó de improviso ambos dedos de entre el co.ño de _____________. Esta soltó un gemido en desaprobación, pero a continuación… lo que Justin haría solo le brindaría más placer visual.

Se bajó los pantalones y el bóxer a la misma vez. La boca de ______________ se abrió de inmediato.

- Cierra esa boquita. – le pidió Justin. Ella hizo lo que él le ordenaba.

La erección de Justin cubría todas sus expectativas. No podía negar que cada vez le sorprendía más el tamaño que podía llegar a tener y todo gracias a ella. ¿Cómo podía excitarlo de tal manera?

- Oh… - gimió él. Sus manos apretaron su po.lla. A la vez, los ojos de ______________se abrieron sin perderse de nada.

La mano derecha de Justin se movió rápidamente sobre su larga po.lla hasta llegar al glande. Rápido, muy rápido. Los bíceps del mismo brazo se tensaron ante la práctica. Pero no se detenía.

- Oh nena… - gimió fuerte y cerró los ojos. La visión de _____________ se había cubierto de placer. – sé que te gusta… tanto como a mí… - dijo sin detener sus manos. Al mismo tiempo, empezó a movilizar sus caderas al ritmo de sus apretones. Su ritmo no cesaba. – mier.da… - logró articular, cerrando los ojos con fuerza. – voy a llegar…

Entonces, _____________ se sintió en la necesidad de hacerlo terminar en otra parte. Acercó sin timidez su boca a él. Abrió un poco y reemplazó las manos de Justin con las suyas. Este se quedó perplejo. Pero no tuvo tiempo de asimilar su sorpresa, pues ella había empezado a mover su lengua alrededor de su glande.

- ¡Sí, oh… joder, sí! – gritó insaciable. La lengua de _____________ lo torturaba moviéndose en pequeños círculos, mientras sus pequeñas manos lo arropaban sin dejar de agitar su po.lla. – voy a correrme… - le advirtió. - ______________, por favor… voy a correrme… - dijo una vez más, pero no era capaz de hacer algo para detenerla. – no quieres esto…

- Sí… sí quiero… - logró decir ella. – déjame terminar...

- Que no, gatita, por favor… - le rogó él. La cogió de ambos brazos y la hizo regresar a su posición normal. – voy a ser yo quien hará que te corras… también… - bajó la mirada y observó toda su esperma saliendo a borbotones. Vaya… había llegado tan rápido. Y podía ver a ______________ aún campante y sin haberse corrido como él. Pues no le duraría mucho. – hey… - hizo que _______________ lo mirara y dejara de observar su erección exprimiéndose. – faltas tú.

No dejaría que ella no cumpliera parte de su tarea. Debía correrse. Era lo que cualquier mujer buscaba en un hombre, que la hiciera llegar al punto máximo… cuando quisiera. 

- Ven aquí. – posicionó sus manos bajo los muslos de _____________ y cargó su cuerpo. Las piernas de ella le enredaron la espalda, al igual que su lengua se enredaba con la suya ahí arriba. Caminó un poco, con _____________ en brazos y logró llegar al borde de la cama de ambos. Soltó el cuerpo de ella, haciéndolo caer boca arriba. Una sonrisa traviesa invadió el rostro de ______________.

- Ven… - le llamó con las manos.

- Lo haré. – le dijo él. – pero quiero que te des vuelta, preciosa. - ________________ abrió un poco más los ojos. No iba a negarse. Hizo exactamente lo que Justin le estaba pidiendo. Se dio vuelta y acostó su rostro de lado. – eso es... – relamió los labios al observar el bonito cu.lo de _____________ aún envuelto en ese hilo. – me gusta. – caminó de rodillas en toda la cama hasta llegar a ella. – sube un poco, cariño. – le dijo palmeándole el cu.lo.
______________ obedeció y ajustó un poco más sus piernas. – buena chica. – acarició una de sus nalgas con las manos y se inclinó un poco para besar una de ellas. La sensación era jo.didamente exquisita. ____________ hizo la cabeza para atrás, soltando un suspiro. – voy a hacértelo nena. – enredó sus dedos en la banda de la ropa interior de _________________. – esto te queda muy bien. – le dijo y le dio una palmada más. Esta vez más fuerte. _______________ gimió un poco más. – te va a gustar… - bajó suavemente y disfrutando cada escena el diminuto hilo de _____________ hasta hacerlo caer sobre sus muslos.

- ¿Qué… qué vas a hacer? – preguntó ella con dificultad.

- Va a gustarte, te lo prometo mi amor. – le dijo con sinceridad. ____________ volteó el rostro, pudo divisar la aún grandísima erección de Justin rozando sus nalgas. Oh…Dios mío…

- Pero…

- Confía en mí bonita.

Aunque quería negarse, algo muy dentro de ella hacía que no le exigiera nada a Justin. Sabía que si le decía que parara, lo haría y no experimentarían eso… que ella siempre había temido, pero que ahora por alguna razón no se atrevía a rechazar.

- ¿Quieres hacer esto? – le preguntó él, asomándose y brindándole un tierno beso en el cuello. _____________ lo pensó dos veces. ¿Pero qué pensaba? Jo.der, era Justin. El hombre con el que vivía, por el que moría, por el que había hecho hasta lo imposible. El que se había ganado su confianza. Tragó saliva. No podía vivir con miedo toda la vida. Además, el sexo anal no era nada del otro mundo.
- Sí. – afirmó con seguridad.

- Saldrá bien, te lo prometo. – volvió a posicionarse detrás de ella y acomodó sus manos sobre sus caderas. – si te duele mucho… solo debes decirme, sabes que no te haría daño.

___________________ volvió a asentir. Pronto, escuchó un “Vale” de entre los labios de Justin. Lo sintió moverse tras ella y acomodar sus manos en sus caderas. Siempre supo que habría un hombre con el que experimentaría estas cosas. De ese modo, había encontrado al indicado.

Cerró los ojos con fuerza y aferró sus manos entre las sábanas de la cama. De pronto, sintió a Justin ponerse de pie y coger algo posicionado en uno de los cajones de la mesita de noche. Lo escuchó abrir el empaque. Un preservativo.

La espera se hacía jo.didamente eterna. Pero no sentía miedo. Ya no. No con él.

- Listo… - susurró él. Volvió sus manos a las caderas de ______________ y se las apretó con fuerza. Ella volvió a enterrar su rostro entre las sabanas y cerró los ojos suavemente esta vez. A continuación, sintió el miembro de Justin hundirse lentamente entre su ano. Abrió un poco los labios y apretó las sábanas. Jo.der… sí podía con esto. Vamos, sí podía. Se apretó los labios y dejó que este siguiera con lo suyo. El miembro de Justin se hundió un poco más, hasta llegar al límite, pero siempre con mucha delicadeza. Ya adentro, lo sacó de nuevo con el mismo ritmo. Y de esa misma manera, lo hizo una vez más. - ¿te duele? – le preguntó. Si escuchaba un “sí” por respuesta, se detendría aunque sabía que tendría que terminar por su cuenta. La sensación que le generaba hacérselo por atrás era asombrosa. ________________ no dejaba de sorprenderlo.

- No… - negó ella. Hizo la cabeza para atrás y suspiro con delicadeza. – sigue, por favor… - le dijo. Justin relamió sus labios, le apretó un poco más las caderas y se introdujo en ella una vez más. Primero lento y sencillo, para después hacer más intensa su faena. Movió un poco más rápido. ______________ era muy estrecha ahí atrás. Por suerte había utilizado condón.

Deslizó su miembro y lo dejó salir. Esta era la sensación más placentera que había experimentado jamás. Y podía notar, que para ______________ era lo mismo. La escuchaba gemir con fuerza mientras se hundía en ella una y otra vez.

- Jo.der, Justin… me corro… - le avisó. Pero no podía moverse. Sus caderas quedarían marcadas por los dedos de ese hombre que hoy la estaba fo.llando de una manera nueva. Y que sobre todo, la estaba ayudando una vez más a superar sus miedos.
Sintió su orgasmo correrse por entre sus piernas. Había llegado. Una vez más. Con él y solo él. Ese efecto solo lo podía efectuar Justin y lo que en ella producía. Ese efecto, de correrse tan placenteramente con el hombre que amaba.

Se extendió sobre la cama y soltó un suspiro al sentirse aliviada. Mientras atrás, el mismo hombre que había conocido hace meses, la abrazaba suavemente y la arropaba entre sus brazos.



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