Para: Emily
Text: No voy a tardar más de una hora en volver. Justin está muy herido y me ha pedido de favor que lo acompañe ¿no vas a matarme verdad? Si Eli despierta no dudes en llamarme, estaré ahí! Te debo una nena.
“Como casi siempre…” recitó esa frase en su cabeza al terminar de teclear la última oración en el móvil: “Te debo una” y la verdad es que ya le debía bastantes. Pero gracias al cielo su mejor amiga estaba ahí en los peores y más inesperados momentos.
Justin sujetó la llave y la introdujo en la cerradura. Dio vuelta y la puerta de madera maciza se abrió en el acto dejando un chirrido en medio del silencio. Al encender las luces, ambos se quedaron expectantes mirando alrededor. El mismo departamento de hace dos años.
El ambiente se conservaba en perfecto estado. El mismo escritorio, los mismos muebles desgastados y los mismos cuadros colgados en la pared. Justin aún conservaba las llaves, pero definitivamente no se había atrevido a volver después de lo que había pasado con ambos… volver… solo hubiera significado recordarla, recordarla y recordarla… pero suponía que ahora, teniéndola a su lado después de dos años, no había nada mejor que enterrarlo todo de una maldita vez, en el mismo lugar en el que había empezado. Su viejo departamento de New York.
El frío y el peculiar olor hicieron que a ______________ se le erizara la piel. ¿Cómo olvidar este lugar? Aquí había descubierto muchas cosas. Aquí había hecho el amor por primera vez con él. Recordarlo le hacía estremecer el cuerpo y al mismo tiempo todo su interior. Aquella noche había empezado todo y hoy… hoy podían acabarlo si quisieran.
_________________ se frotó los brazos con las manos y miró hacia el techo.
- Cuánto tiempo. – dijo él, tomando la iniciativa. Cerró la puerta del departamento y el sonido activó sus sentidos. Estaban a solas, realmente a solas por fin.
- Bastante. - _______________ bajó los ojos y los subió casi al mismo tiempo para poder observar la expresión de Justin. Él la estaba mirando. Mirando fijamente bajo unos ojos fríos pero a la vez intensos. - ¿por qué me has traído aquí? – dijo tratando de cooperar.
- Pensé que sería buena idea. – Justin subió los hombros y guardó el llavero en uno de sus bolsillos traseros del pantalón. – hace tanto tiempo que no vengo aquí.
Caminó y tomó asiento en el mueble más grande del departamento.
- Joder… - se quejó al sentarse y colocar la espalda sobre el respaldo. Hizo una mueca y se inclinó para tratar de parase de nuevo.
- Cuidado. - _________________ saltó de su sitio y posicionó sus manos sobre ambos brazos de Justin para ayudarle. Y no pudo evitar sentirse atraída al tocar sus fuertes músculos. Maldición… era el hombre que amaba… que siempre amaría. ¿Por qué aún no podía asimilarlo del todo? Es que cada vez le sorprendía más lo que podía llegar a sentir por él. Tocó sus brazos, fibrosos y en forma y levantó la mirada para mirar sus ojos. - ¿estás bien? – preguntó tratando de concentrarse.
- Sí. Esto es una mierda. – refunfuñó él. Se puso de pie con la ayuda de ___________________ y se le separó para poder quitarse la camiseta. Estaba realmente sucia, ¿es qué en ese hospital no podían darle ropa limpia?
La desplazó por toda su musculatura muy lentamente, tratando de no avivar el dolor de los moretones y las pocas cicatrices. Jodida paliza que le habían dado, como nunca. Dejó la camiseta tendida sobre el respaldo del mueble y se fijó en todo su cuerpo. Tenía algunos rasguños nada graves en los bíceps y una gran venda blanca le enredaba el estómago y la espalda.
- ¿Qué es esto? – dijo aturdido por lo que veía.
- Esto es lo que tú mismo ganas por buscarte problemas.
- Nena, yo vivo buscándome problemas.
- Mírate. – los ojos de __________________ buscaron rápidamente un punto que le ayudara a concentrarse en su objetivo. Pero algo en su interior le hizo cambiar el destino de sus palabras. Estaba mirando sus músculos. En forma. En forma como siempre. Sus bíceps habían crecido satisfactoriamente y la línea que los dividía se había remarcado aún más.
- No es para tanto.
- Te han podido matar. – y se miraron. Por varios segundos largos y tímidos. Se miraron y él pasó a mirar sus labios.
- Qué más da… - susurró él. Su lengua húmeda mojó su labio inferior, sin dejar de mirar los labios de __________________, dándole más o menos una idea de lo que su mente estaba planeando para ellos.
Y ella se quedó perpleja, pero pudo reaccionar a tiempo.
- No puedo quedarme mucho tiempo. – le dijo centrándose. No podía dejar a Emily a cargo de Eli tanto tiempo. Se había acostumbrado a cada mañana poder observarla despertar y tener ese momento madre-hija que tanto había anhelado alguna vez.
- ¿Por qué no? – Justin enarcó una ceja.
- Tengo trabajo. Lo sabes muy bien.
- Te queda mucho tiempo todavía.
- Sí pero…
- Mierda… - él volvió a quejarse. Hizo una mueca de dolor y sintió una oleada de frío en su espalda. Dobló su brazo derecho y tocó con los dedos aquello que le estaba humedeciendo la espalda, y al volver su brazo divisó sus dedos, encontrándose con una mácula de sangre fresca.
_________________ abrió los ojos.
- Oh, joder. – se tapó los labios al observar que la parte de la venda que cubría la espalda de Justin, estaba manchada de sangre. - ¿te duele?
- No. Me quejo por puro gusto.
- Voy a golpearte si sigues así de grosero conmigo, Justin.
- Lo siento. – puso los ojos en blanco y cruzó los brazos como un niño pequeño. - ¿y ahora qué?
- Voy a quitarte la venda y vas a ir lavarte esa herida.
- ¿Qué?
_______________ se rio en silencio. Tuvo que morderse el labio para contener una carcajada. El rostro horrorizado de Justin le llenaba de diversión, no había nada más gracioso que verlo asustado por algo que él mismo había ocasionado. Pero muy dentro de ella, y realmente no muy dentro, le decía que parece… de todas formas, también le llenaba de ternura verlo asustado por una herida en pleno sangrado.
Se dio vuelta y desenganchó ambos broches que ataban las vendas de su espalda. Las quitó y las tiró sobre el mueble largo, donde también se ubicaba la camiseta de Justin. La venda se deslizó sola dando vueltas hasta llegar a detenerse y empezar a caerse por las caderas de Justin. ___________________ la cogió, examinándola y quitó lentamente la última parte, aquella donde por fin podía divisar la herida de él. Lo sintió tensar su cuerpo y una parte de ella quiso detenerse. Tragó saliva y con mucho cuidado retiró la venda del todo y la colocó sobre el mueble.
- Tengo que lavar esto. – dijo concentrada en su misión. Ahora, con la misma delicadeza, se inclinó para observar la herida de Justin en la espalda. No era más que un raspón. Un raspón grande, que a medida que iba analizando, podía notar que no era tan leve como creía… parecía más bien una quemadura. Su inquietud la llevó a colocar un dedo sobre la humedad de esta.
- No… - refunfuñó él. Se le separó y se dio media vuelta.
- Está realmente irritada.
- Una herida no va a intimidarme.
- Debería. Mójatela sino quieres que se te infecte luego. Y te lo digo enserio, no voy a quedarme más tiempo aquí si sigues con esa actitud ¿vale? Pareces un niño.
Él soltó aire mientras la veía caminar de un lado a otro con su venda y los broches de esta. Y verla le producía tantas cosas… santo cielo, estaba preocupada por él… significaba tanto… tanto que lo estuviera.
Aprovechó que pasaba por su lado para coger con fuerza su brazo izquierdo, volviéndola hacia él.
- Yo solo quería hablar contigo. – le dijo. Su cuerpo entró en calor al mirar sus labios ahora húmedos y por lo que podía reconocer, habían sido mordidos por ella misma hace segundos. – quería arreglar las cosas, dejar de discutir… - sus dedos se deslizaron suavemente por todo el rostro de __________________. Tocando desde su mentón hasta mejilla y deteniéndose en sus labios. – vamos… no creo que sea tan difícil.
- Parece que para ti lo es. – susurró ella, moviendo sus labios bajo el tacto de Justin. Y esto hizo tensar su cuerpo.
- Solo quiero estar bien contigo ___________________.
- ¿De esta forma? Iban a despedirme ayer por ti. – le recordó y él bajó la mirada aturdido por sus palabras. - Y no has dejado de tener esa actitud déspota conmigo desde ayer… ¿crees que de esa manera yo puedo imaginarme que quieres estar bien conmigo?
- Al menos podrías ponerte en mi lugar. Apareces de un día para otro sin saber por qué y… y simplemente lo cambias todo…
- Lamento si he jodido tu vida lo bastante mal como para que ahora estés golpeado y lleno de problemas. No quise, te lo juro…
- No me refería a eso.
- ¿Entonces?
- Es que… parecía tenerlo todo tan controlado y de pronto estás aquí y… no sé… - exhaló aire y deseó con toda su alma poder deshacerse de esa herida en la espalda y poder hacerle el amor. ¿Pero es que acaso era la herida la que lo detenía? – creí que ya todo había acabado entre nosotros, pero ahora mismo tengo muchas ganas de hacerte el amor.
Sus palabras hicieron que ________________ abriera los ojos, completamente atónita por lo que acaba de escuchar. Parte de su cuerpo entró en calor y una oleada fuerte de deseo se desplazó por su vientre, haciéndole cosquillas y enredándolo en fuertes sensaciones que hace tiempo no vivía.
- Date una ducha ¿sí? quiero ver cómo está tu herida.
- Duchémonos juntos. – le sonrió y sus ojos cambiaron de color al imaginarse la idea.
- Te pones tan… insistente. – ella negó con la cabeza, un tanto perdida por sus sentimientos, sensaciones e impulsos. Debía hacer lo correcto. – dúchate. – le pidió y se volteó, cerrando los ojos con fuerza para poder dejarlo ir.
Lo escuchó quejarse y caminar arrastrando los pies hasta la ducha ubicada en quién sabe dónde. Y no le importaba. Estaba tan perdida en sus sentimientos. ¡Joder Peterson! ¡¿Hasta cuándo vas a seguir con esto?! No podía engañarse ni siquiera a ella misma y mucho menos a su subconsciente. Quería hacerle el amor a ese hombre y lo anhelaba más que a nada en todo este mundo.
¡Idiota! ¡Ve y dúchate con él!
Mientras luchaba con sus pensamientos interiores, escuchó minutos después el grifo de la ducha abrirse. Y pudo imaginarse el agua seguramente empapando a Justin en todo su esplendor… la escena hizo que se relamiera los labios. Deseaba tanto poder tocarlo. Poder sentirlo. De poder pasar sus manos por cada centímetro de él.
Entonces, escuchó un grito proveniente de Justin.
Despertó de todos sus sueños y corrió rápidamente hasta el cuarto de baño.
- ¿Estás bien? – preguntó realmente preocupada. Abrió la puerta del baño y entró sigilosamente.
- Esto arde. – se quejó él. Su voz se escuchaba chillona y sensible. – no puedo alcanzar a ver la herida.
Ella cerró los ojos… una vez más puesta entre la espada y la pared…
- Necesito que entres. – le pidió. Y _______________ sintió muy dentro de ella que se lo estaba pidiendo porque realmente necesitaba de su apoyo. Porque estaba asustado y no podía con esto sin su ayuda.
Tenía que hacerlo.
Se armó de valor y apartó las cortinas de baño.
Un Justin desnudo de pies a cabeza la miraron intensamente. Sus ojos estaban oscuros y los de ella no tardaron en cambiar de intensidad.
_________________ tragó saliva.
- Entra, por favor. – le volvió a rogar Justin.
___________________ asintió y se quitó las Converse con las manos, quedándose descalza. Necesitaba encontrar un punto de concentración que no la llevara a observar lo que no debía.
Puso un pie en la ducha e hizo lo mismo con el otro. Y estaba dentro. Junto a él. Junto a ese Dios griego completamente desnudo y radiante que la miraba deseoso a un punto no muy lejano. Podía sentir su respiración agitada y no dudó lo que eso podía estar produciendo en toda la longitud de su miembro. Pero no bajaría la mirada. Por nada del mundo se atrevería a observar su inquieta erección.
- Date vuelta. – rogó ___________________. Su voz se había vuelta ronca y era tan solo una pequeña muestra de cómo ella también se encontraba.
Justin se dio vuelta lentamente y dejó que el agua de la ducha callera sobre la herida y se la refrescara. Fueron varios segundos satisfactorios, hasta que sintió una vez más los dedos de ______________ palpar sobre su hematoma. Endureció los pómulos e hizo lo mismo con los puños. Pero esta vez no se debía al dolor producido por la herida. Era más bien el hecho de tener a ________________ tras él y no poder voltearse y devorarla como tanto quería. Sus deseos afloraban en todo su miembro. Esto definitivamente podía con él. Estaba excitado. Erecto. Necesitado. Deseoso. Listo… completamente preparado para ella. ¿Por qué no podía hacerle el amor todavía? El juego empezaba a gustarle y solo esperaba ansioso el momento de poder meterse en todo su cálido cuerpo.
________________ lo tocó lentamente, echando agua sobre las partes más profundas del gran raspón. También dolía. Pero dolía más el no poder besarla.
Cerró los ojos suavemente e hizo la cabeza para atrás, dejando que el agua le mojara el cuello.
- ¿Mejor? – preguntó ella en susurros.
Y lo que podía ver solo frustraba más todo lívido. Justin se retorcía bajo el agua tibia que caía sobre su cuerpo y se derretía bajo su tacto. Y ella que lo observaba todo. Y ella… que necesitaba con todas sus fuerzas a ese hombre. Se mordió un labio y su propio instinto hizo que sus dedos subieran poco a poco por la espalda de Justin. Su tacto se hizo suave. Lento. Divino. Su mirada subía, llena de lujuria y malditas ganas de hacérselo, por donde sus dedos tocaban… y tocaba… y él seguía retorciéndose bajo el agua. ¿Esto podía ser más torturador? Sus dedos pararon en la nuca de él y acariciaron su cabello suavemente. Su otra mano se enredó también entre el cabello de Justin y empezó a masajearlo con suavidad.
Se sentía perdida… ahora definitivamente lo estaba…
Justin se volteó de inmediato al sentirse en el límite de poder aguantar un solo toque más de su parte. Bajó la mirada y sus ojos oscuros y empapados por la lujuria, la comieron despacio…
- Quítate la ropa. – le dijo suavemente, ahora manipulado por cada pequeña cosa que sentía en ese momento.
Y ella no pudo contenerse.
Desabrochó sus pantalones y los arrastró hasta tirarlos fuera de la ducha. Oh… esto era tan excitante… Justin tragó saliva y endureció la mandíbula, realmente tenso por no poder tocarla todavía.
- Toda la ropa nena. – recalcó y se alejó unos centímetros para poder observar la siguiente escena en un ángulo mejor. Miró a __________________ moverse mientras se quitaba la camiseta de tiras y la tiraba fuera del lugar.
Y era solo ella en ropa interior… su piel… su deliciosa piel estaba desnuda y solo la cubría unas braguitas y un sujetador del mismo color.
Bajó la mirada y sus ojos se cerraron suavemente al divisar como su erección crecía ante la escena que estaba percibiendo. Ni siquiera el agua que caía sobre él podía calmarle. Al contrario, sentía las gotas de esta cayéndole sobre la erección, haciéndole cosquillas y solo lograban ponerlo más duro.
Pero __________________ no se detendría. Sus brazos se doblaron, desabrochando el sujetador con sus hábiles manos. Las tiras del sujetador cayeron por sus hombros hasta abandonar por completo su cuerpo. Había perdido el miedo. Ahora solo quedaba ella y todo lo que estaba ocasionando en ese hombre que tenía al frente.
Justin observó sus senos. Aquellos pezones erectos y gruesos. Maldición… todo esto le pertenecía… era suyo… sí, sí… y lo quería… quería follar esas y cada una de las partes de su cuerpo. Hasta su boca. Hasta su lengua.
La observó a punto de quitarse las bragas.
- Déjame a mí. – le rogó y se acercó a pasos lentos, moviendo su erección, hacia ella. – míralo. – le pidió. Por fin se había percatado que ___________________ no había bajado la mirada en todo el lapso que habían pasado ahí metidos. – vamos, esto es tuyo nena. Míralo… - pidió otra vez ansioso. Los ojos de ________________ bajaron tímidos desde los ojos de Justin, bajando por todo su pecho hasta llegar a su imponente y carnal erección. Sus labios se abrieron lentamente, dejando escapar un suspiro parecido más bien a un gemido. Y oh… Dios… sus braguitas se humedecieron aún más, formando un duro y grande deseo en su vientre. El pensamiento que tenía ahora mismo en la mente no era el de ninguna niña buena. - ¿te gusta? – le preguntó un Justin con la voz gutural.
_________________ asintió perpleja. Pero no pudo seguir disfrutando de la vista, pues sus ojos se cerraron al sentir los dedos de Justin introducirse entre sus bragas y bajárselas lentamente. Esto era bastante y ni siquiera se habían tocado…
Subió una pierna y después la otra a medida que él iba deshaciéndose por fin de esas braguitas húmedas. Las tiró fuera de la ducha… y no había nada que los mantuviera con ropa.
Los dedos de Justin subieron desde la altura de las caderas de ___________________ hasta llegar a sus senos. Enredó uno de sus pezones con ambos dedos y lo estiró, inclinándose para poder ser él quien pudiera morder la punta.
- Mnh… - ________________ gimió alto. Necesitaba tanto esto. Estiró la cabeza para atrás y dejó que Justin lamiera uno de sus pezones. Disfrutó del tacto. Maldita sea… esto era tan bueno… se dejó llevar y enredó sus dedos en el cabello de Justin.
- Te deseo tanto. – susurró él. Enterró su nariz y su boca en ambos pechos y se los besó suave.
Lento, empujó a _________________ hacia la húmeda pared posicionada tras ambos. Esta pegó sus brazos sobre la fría cerámica y dejó que Justin continuara enloqueciéndola con las vueltas que le proporcionaba su lengua en cada uno de sus pezones, erectándolos más y más cada vez. Su respiración le hizo cosquillas y lentamente la iba sintiendo bajar por cada centímetro de su cuerpo, hasta llegar a su estómago, su vientre y por último… su Monte de Venus.
Abrió grande los ojos al sentir el cosquilleo que le producía la respiración de Justin debajo de ella. Hizo la cabeza para atrás bruscamente en busca de algo en lo que pudiera desahogarse. Segundos después, sintió como él le separaba las piernas lentamente. Una corriente suave de aire le hizo cosquillas en la parte más íntima y sensible de todo su cuerpo.
Supo que inspeccionaba en todo su sexo. Así que inclinó las caderas y Justin cogió aun con más fuerza ambos muslos. Los sostuvo con fuerza y respiró de arriba hacia abajo en toda la línea húmeda del sexo de ____________________.
- Oh… Dios… - gimió ella. Era tan malditamente torturador sentirlo respirar en todo su punto más débil.
- He extrañado esto y ahora mismo te voy a enseñar cuánto. – al terminar esas palabras, abrió aún más y con brusquedad las piernas de ________________ e introdujo profundamente y con lentitud su lengua en el clítoris de ella.
- ¡JUSTIN! – gritó _______________ desesperada. Flexionó más las caderas e intentó colaborar con los movimientos de lengua que Justin empleaba en todo su sexo. Movía su lengua tan bien. De afuera hacia adentro. Chupando y lamiendo tan… pero tan bien… - ¡sigue, sigue! – gritó ella. Un fuerte lametón envistió todo su sexo. Envolviéndola en el placer más grande que había sentido jamás. Iba a correrse… iba a correrse con tan solo haber sentido la lengua de Justin en todo esplendor…
Pero él se puso de pie lentamente, deseoso de observar el rostro de __________________ y toda su excitación aflorando por lo que acaba de hacerle.
La observó arquear su cuerpo aun aturdida por todas las sensaciones que le había producido. Así que introdujo un dedo en todo su húmedo y sensible coño…
- Muévete lento… - le ordenó al introducir su grueso dedo en ella. _______________ abrió los ojos y se movió lentamente alrededor de él, haciendo movimientos circulares mientras este solo estaba quieto y la penetraba. Esto era malditamente bueno… - ¿otro, preciosa? – le preguntó, pero sin darle opción a responder introdujo un segundo dedo en ella.
- Te quiero a ti. – le susurró ella embelesada por el acto. – a ti Justin, solo a ti… dentro de mí.
Las palabras hicieron que se tense aún más. ¿Había estado más excitado en toda su puñetera vida? Esto era su éxtasis, su jodida perdición.
Las manos de _________________ viajaron hasta las suyas y suavemente hizo que sacara sus dedos de entre su sexo. Justin abrió los ojos…
- A ti. – volvió a repetir ella. – lo único que quiero es a ti. – rogó ____________________. – Te deseo, te quiero… te a…
- Shh… - le cayó Justin. Todavía no estaba preparado para escuchar… para escuchar lo que tal vez podría destruirlo o elevarlo. – eres preciosa _____________________. – inclinó sus labios y le besó el cuello con dureza. Utilizando su lengua, sus dientes y sus labios. – tan… tan hermosa… - volvió a susurrar.
- ¿Aún tienes muchas ganas de hacerme el amor?
Él sonrió ante la pregunta.
- Muchísimas.
Enredó sus gruesas manos en el cabello de _________________ y le apretó la nuca contra él. Besándola con fuerza. Con dureza. Con pasión. Con algo más que simple anhelo, deseo o necesidad.
Chocaron sus lenguas y abrieron sus bocas, devorándose entre ellos.
Abajo, ambas piernas estaban entrelazadas las unas a las otras. Y el pecho de Justin arropaba los senos de ___________________ cálidamente. Y él… que le abrazaba la cintura y hacía rozar su erección aún más contra su sexo. Y era la sensación más increíble, más hermosa…
Pronto sintió como los brazos de
__________________ enredaban su cuello y lo apretaban con fuerza, apoyándose en él para poder dar un salto, colgarse y en redar sus piernas entre su cintura.
Justin soltó un quejido.
- Lo siento ¿te duele mucho? – preguntó ella, preocupada.
Pero él no pudo responder después de esa pregunta de preocupación. Habían tantas cosas que le ponían… pero que ________________ se preocupase era una de las más tentadoras. Quizá era porque nunca había tenido alguien que se preocupase por él de esa misma forma.
La besó suavemente en los labios. Esta vez lento e intenso. Su lengua volvió a tocar la boca de __________________ y penetrarla sutilmente. Colocó ambas manos bajo los muslos de ella, cargándola y sosteniéndola. Acariciándole el culo y disfrutando del tacto.
Podía percibir como la punta de su erección se clavaba en la entrada de _________________. Rozándola y torturándola. La pegó a la pared y continuó besándola esta vez con desesperación.
Los senos de ___________________ se apretaron contra su pecho, llevándolo a excitarse aún más… movió ligeramente las caderas y pudo sentir como su miembro, duro y grueso, se preparaba para penetrar a __________________.
- Hazlo… por favor… - pidió una _________________ desesperada. Y él se quedó mirándola una vez más. Podía perderse en la intensidad de sus ojos o en el color de sus labios… en tan solo su piel, en su sus mejillas… era tan fácil distraerse con su rostro. Solo entonces al concentrarse en su mirada podía darse cuenta de todo lo que aún sentía por ella. Pero singularmente hoy… precisamente hoy… había algo más. Algo que lo mantenía unido a ella. Algo que no se trataba solamente de ellos dos. Había un lazo mucho más fuerte que no le permitía dejarla ir. Había un motivo… algo que él no podía entender, pero que sabía perfectamente que existía.
Movió las caderas y dejó caer un poco el cuerpo de _______________ sobre su miembro erecto. Esta abrió los labios satisfecha. Gimió alto y fuerte su nombre. Su cuerpo se llenaba de a pocos a medida que él la dejaba resbalar sobre su pene.
_____________ arqueó el cuerpo. Su piel se erizó por completo y de inmediato le vinieron unas enormes ganas de llorar. Maldita sensibilidad… ¿justo ahora?... es que de alguna manera necesitaba llorar, llorar en silencio… este era el momento que había estado esperando desde hace tanto…
Justin la apretó y _____________ volvió a gemir. Una y otra vez. Mientras él la penetraba con fuerza y lentamente como le gustaba. Le apretó los muslos y la pegó a la pared duramente. La continuidad de sus movimientos fue aumentando. Salía y entraba en ella con desesperación. Una y otra vez. Y ella se movía y enredaba sus piernas entre la cadera de Justin con mucha más presión.
- Oh… nena… - gimió Justin. Su máximo punto había llegado tan rápido. Se movió con brusquedad en ella y dejó que su miembro se encargase del resto… Dios mío, cuanto había extrañado esta sensación. Estaba en el cielo, perdido en algún bosque y haciendo el amor con ella. Con ____________________... hoy después de tanto tiempo volvía a probar su cuerpo. Volvía a sentirlo con la misma intensidad y por primera vez sentía que los errores no importaban… - te he extrañado tanto _____________________... – susurró mientras se movía, penetrándola contra la pared. – no vuelvas a irte, por favor no lo hagas otra vez. – pidió y recordó cuantas veces hubiese querido decírselo antes. – no te vayas otra vez.
Sus palabras le llenaron de ternura y a la misma vez infinitas ganas de llorar…
Le besó en la boca y enredó sus mejillas con ambas manos. Aseguró sus manos bajo los muslos de _______________ y caminó con ella sobre sus manos, saliendo de la ducha y llegando hasta el lavador del baño. _________________ tomó asiento ahí y esperó a que Justin volviera a acomodarla sobre él. Segundos después, volvió a rodearle el cuello y él volvió a colocar sus manos bajo ambos muslos, elevándola. Abrió la puerta del cuarto de baño y salió de ahí, caminando firmemente hacia su próxima dirección.
Tumbó a ___________________ sobre su cama, que se encontraba ligeramente vieja y en mal estado, pero aquello había pasado a hacer lo menos importante. Su subió encima de ella y le estiró los brazos para poder así pasear sus labios sobre sus pechos y pezones erectos.
- Mnh… sí… - gimió ella, sonriendo mientras saboreaba el placer entre sus pechos.
Y se sentía llena. Después de tanto tiempo… por fin se sentía completa… no había nada que describiera mejor lo que emanaba su sonrisa en ese instante. Y quería demostrárselo…
En medio de varios besos, tumbó a Justin a su lado y se colocó sobre él. Una pierna en cada lado.
Él la miró expectante desde abajo. Tensó los músculos al sentir como __________________ le acariciaba el torso con las manos de arriba hacia abajo. Y su húmedo coño le tocaba los bíceps y le rozaba la Pelvis.
La dejó jugar con él por varios segundos en donde podía observarla… y hacerlo le gustaba tanto… su cabello se movía mientras su rostro subía y bajaba junto con sus manos. La vista era espectacular. De pronto, posicionó firmemente sus manos sobre sus caderas y sintió como ________________ se elevaba y caía sobre su erección lentamente, introduciéndola en ella y llenándola completamente. Pudo notar como esta vez la había introducido toda y cada vez que avanzaba un centímetro más, su boca se abría deseosa.
“Oh…” gritó en medio de aquella mañana de miércoles. Hizo la cabeza para atrás y sus pechos se movieron a medida que se movía sobre él, follándolo. Era la vista más excitante que Justin había tenido jamás. Elevó las caderas y apretó la cintura de ________________ con sus manos. Tenía los ojos bien abiertos, no quería perderse ni un jodido segundo de los gemidos y expresiones de ____________________ mientras cabalgaba sobre él.
Y volvió a salir, dejando toda su polla húmeda y delirante por obtener más de _______________. Sin hacerla esperar, volvió a introducir toda su longitud, esta vez con más rapidez, dentro de ella. Su rostro cambiaba fácilmente. Estaba tensa. Sudada. Empapada en placer. La estaba matando. Así que volvió a elevar las caderas, penetrándola con más intensidad.
- ¡Ohhhh! – gritó fuerte y claro, moviéndose sobre él. Y sentía que sus fuerzas se agotaban y las pocas se estaban aglomerando en ella, fruto de un orgasmo. Su vientre la llenó de un placer duro y placentero… iba a correrse. Iba a correrse mucho. Continuó cabalgando sobre él tratando de hallar su orgasmo… y fue él quien calló segundos antes que ella.
Justin se corrió, derramando toda la eyaculación entre sus piernas… y segundos después, fue __________________ quién hizo lo mismo.
Narra Justin:
El agua tibia cae sobre nosotros y salpica al mismo tiempo sobre el suelo.
Hemos hecho el amor una vez más. En la ducha. En la cama y otra vez en la ducha… y en cada mirada… en cada aliento y en cada palabra.
Acaricio el tatuaje que trae en la muñeca suavemente con los dedos. ________________ está pegada a mi cuerpo y ha escondido su rostro en todo mi cuello. De vez en cuando me susurra un par de cosas que no puedo escuchar, pero que hacen cosquillas en toda mi piel.
Son las siete de la mañana y estamos desnudos, pegados el uno con el otro en un mismo lugar. Lo único que puede llevarnos al mundo real, es el sonido del grifo totalmente abierto y empapándonos.
Acaricio su cabello y mis manos bajan por toda su espalda. Repito el proceso una y otra vez, cuando de pronto siento los labios de _______________ brindarme un beso en el cuello que me deja sin aliento y muy…muy excitado.
Se despega de mi cuello y por fin sube la mirada.
Hemos estados callados, sin hablarnos o si quiera mirarnos por durante un buen tiempo. Y por fin… puedo entender por qué.
Está llorando. Su rostro está empapado en lágrimas y no he sentido ninguna por la parecida sensación que tienen sus lágrimas con el agua que cae de la ducha.
Me mira y mi estómago se contrae. Detesto tanto verla llorar. Aun así si llora junto a mí.
- ¿Por qué lloras? – le pregunto realmente preocupado y desesperado por saber si soy yo el que ha hecho algo mal y ha hecho que llore.
________________ se muerde un labio e intenta aguantar sus lágrimas. Mira a otro ángulo y se tranquiliza después de unos segundos.
- ¿He estado tan mal? – enarco una ceja. Es el primer pensamiento que se me viene a la cabeza y ______________ se ríe de mi comentario, haciéndome sentir mucho… muchísimos mejor.
- No… claro que no. – me dice y se inclina para besarme los labios. Siento sus senos rozarme el pecho y me erección crece. Crece espectacularmente, despertándose después de una siesta.
- ¿Entonces?
- Es que te he extrañado tanto.
Mierda, no sabes cuánto te he extrañado yo.
Pero me quedo sin palabras y la observo atónito. Sus ojos brillan y resaltan mejor el color de sus ojos. Me quedo sin aliento. Su mirada es preciosa.
- Pensé que nunca volvería a verte después de lo que hice. – baja la mirada y vuelvo a reaccionar.
- ¿Por qué no?
- Cometí demasiados errores. La gente como yo no merece segundas oportunidades.
- Todos mereces segundas oportunidades. – cojo su mentón con ambas manos y la hago levantar la mirada. Está llorando de nuevo. Mi corazón se estruja y hace que todo mi cuerpo se ponga tenso. – no llores… - le susurro en un intento fallido por calmarla. – ya pasó… ha pasado tanto tiempo… no te odio, no podría odiarte nunca ___________________.
- Jamás te fallé. – me dice y me mira de nuevo a los ojos. – jamás tuve nada con Travis o con algún otro hombre.
Abro más los ojos y mi mente se nubla de recuerdos.
Maldición… este momento tenía que llegar en algún momento…
Mis manos bajan y las aprieto en un puño perfecto y duro. Necesito controlarme. Algo dentro de mí me proporciona la fuerza necesaria para hacerlo y de pronto estoy calmado y puedo escuchar atentamente sus palabras.
- Travis llegó esa noche para convencerme de estar en Tentation. Se quedó conmigo porque me aseguraba que le estaban persiguiendo y no tenía donde ir. No tuve opción… me dijo tantas veces que le ayudara y no sabía… yo no sabía qué hacer… - se detiene y me mira. Está arrepentida. – le dejé pasar la noche en el departamento y durmió en el mueble todo el tiempo. Me encerré en nuestra habitación y esperé a que tú llegaras para poder decirte que me iba…
“Me iba”…
Mi irritación golpea fuerte mis sentimientos. No sé qué hacer. Solo puedo mirarla y quedarme callado.
- No tardé en darme cuenta que lo estaba haciendo era una jodida mierda. Que me estaba equivocando… pero para entonces ya era demasiado tarde. – traga saliva y sus manos suben hasta mí, tocando mi pecho y acariciándolo suavemente. Me quedo petrificado. – quise volver, pero sabía perfectamente cuanto me odiarías.
- ¿Por qué demonios no entiendes que jamás te odié? – le pregunto irritado. ¡Jamás podría odiarla joder! Estaba molesto, dolido y estúpidamente cegado… pero jamás… jamás pude odiarla como tanto quise.
- Lo siento… - susurra y baja la cabeza una vez más.
Me acerco a ella y la abrazo suavemente. Se acurruca contra mí y esconde una vez más su rostro contra mi cuello. La escucho sollozar con fuerza y aprieto más todo su cuerpo contra el mío. Mis emociones están a flor de piel. Todo esto me está afectando tanto… demasiado… y me produce un jodido nudo en la garganta. Grande y duro. Quiero llorar. Quiero llorar fuerte con ella.
- Sabía que te había perdido para siempre. – me dice sin dejar de sollozar. Su voz me parte el alma. ¡Basta! ¡No quiero que esto siga así! Mis ojos se cierran y aprieto la mandíbula para no dejar escapar ese maldito llanto que tengo en la garganta. – perdóname, por favor… perdóname… - susurra una vez más.
La consuelo y acaricio su cabello lentamente. De pronto no sé qué estoy sintiendo… cierro los ojos una vez más e intento analizarme. ¿Qué siento por ti _________________ Peterson?
- Sé que ahora tienes una vida hecha aquí y que probablemente yo ya no forme parte de ella. – levanta la mirada y se separa de mí. Me quedo observando su expresión. Está pensativa. Como si le costara decirme lo que va a contarme. Como si estuviera luchando con su interior. Y otra vez siento esa misma incertidumbre. __________________ me está ocultando algo. Lo sé. Puedo percibirlo tan… tan bien… y justo ahora más que nunca. – Necesito contarte algo.
Esas palabras me erizan la piel.
- ¿De qué se trata? – pregunto intrigado.
- No puedo decírtelo ahora. – se limpia las lágrimas y siento que una sonrisa se desploma en sus labios. Una sonrisa pequeña. Una sonrisa limpia, llena de alegría y de ternura… una ternura infinita que llega a tocar mi corazón.
Se acerca a mí y me acaricia la mejilla derecha con su suave mano… me estremezco… ¿en qué está pensando?
- Es mejor que tú mismo… - respira y sonríe dulcemente otra vez. – que tú mismo lo veas.
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