- ¡Por el nuevo rostro de Jazz Zone! - _______________ alzó una botella de Coca-Cola destapada. Justin bajó la mirada tímido, soltando una risita pequeña. También alzó su Coca-Cola destapada y la chocó con la de ella. Produciendo el sonido de ambas botellas.
Cuando James le había llamado, interrumpiendo su conversación con Marie, había sido para presentarle a dos hombres que habían estados interesados en Justin desde que este había subido al escenario. Al parecer, tenía varios contratos por discutir con ellos, pero por ahora, le habían ofrecido un viaje a New York por los siguientes tres días para unas presentaciones en un club más grande ubicado en esa ciudad.
- Te felicito. - ______________ le rodeó el cuello con los brazos. Brindándole un beso en los labios. Pequeño y suave. Con sabor a Coca-Cola.
- Gracias, supongo. – Justin alzó los hombros. Sus manos se acomodaron entre la cintura de ________________, acariciando su piel por debajo de la blusa de seda.
- ¿Supongo? - ____________ enarcó una ceja. – estás loco, esto no se lo ofrecen a nadie, pero llegas tú…
- No sé si tengo el mérito de esto.
- Claro que no, lo tienen tus admiradoras enfermizas. - _____________ dejó la Coca-Cola en la mesita.
Justin alzó una ceja, divertido.
- ¿Enfermizas?
- No han dejado de gritar por ti.
- Bueno, tú tampoco dejas de gritar por mí. – la presionó contra su torso. Haciendo que sus senos se vean aprisionado entre su pecho. ____________ se ruborizó por completo.
La tensión subió. Y la temperatura también.
- No sabía que irías a verme cantar.
- Era una sorpresa.
- Me gustó mucho que estuvieras. – le dio otro beso en los labios. Esta vez más duradero. Sus labios se movieron sobre los de ____________, comiéndoselos lentamente. – Mnh… ¿has estado bebiendo?
- Solo un Vodka. – dijo en su defensa. Y de inmediato recordó la interesante conversación que había tenido con Marie. Tragó saliva. – necesitaba uno después de ver como todas esas mujeres estaban a punto de tirarte sus bragas.
- Oh. Que exagerada eres.
- Nada. Es que tú no veías como te comían con los ojos. Por Dios, que necesitadas. Que les den y punto.
Justin se mordió un labio. ¿Mejor cosa que ver a ______________ celosa? No, imposible. Disfrutó de la escena. Mientras poco a poco tocaba su cuerpo por debajo de la blusa. Sus manos calientes hicieron contacto con la piel de ella. Dejó la Coca-Cola sobre la mesita del comedor y procedió a meter ambas manos bajo la blusa de ____________, mientras esta seguía hablando.
- Obviamente, tú no lo notas, porque… es que cantas tan bien, te pierdes en eso, y no te das cuenta que has embarazado a varias mujeres mientras lo haces.
- ¿Enserio? – dijo alzando ambas cejas, sin prestarle demasiada atención. Mientras continuaba con su faena, se relamió los labios al ver los de _______________ moverse mientras hablaba. - ¿estás celosa?
- No. – aclaró ella. Y cuando pudo notarlo, tenía el sostén desabrochado por unas manos traviesas en su espalda, que pronto tocaron sus hombros, bajándole con delicadeza las tiras. Alzó una ceja y besó los labios de Justin con profundidad.
- Sabes que ninguna mujer causa lo que tú causas en mí ¿verdad?
____________ asintió. Se dejó llevar por él y por sus expertas manos. Que pronto le recorrían la cintura, hasta llegar al borde de su blusa y alzársela. Ella levantó los brazos. La blusa de seda calló al suelo y su ropa interior aun colgaba de sus brazos.
- Sabes que ninguna mujer es tan hermosa y sexy como tú ¿verdad?
____________ volvió a asentir. Sentía su cuerpo arder ante cada palabra que Justin recitaba en su oído. Cerró los ojos al sentir como las manos de este le quitaban el sostén sin poder esperar más. Estaba desnuda de caderas hacia arriba y apenas podía sentir que lo estaba.
- Que ninguna mujer me pone tanto como tú con sus celos. – Justin se inclinó. Brindándole un suave beso a _______________. Se le separó unos centímetros, sintiendo su aliento abrazador junto al suyo, y terminó por besarla de nuevo, esta vez más fuerte y salvaje, comiéndosela, mordiéndole los labios desesperadamente y sin alivio. – que no hay nadie en el mundo que quiera más que a ti. – le rodeó el rostro con las manos, encerrando a la vez su cabello en él y haciendo parecer a _____________ una niña pequeña. – eres preciosa, gatita.
“Gatita” oh… cuanto le gustaba cuando le decía así.
- Y ahora mismo quiero hacerte el amor. – la mirada de Justin cambió de color. De verdad tenía muchas ganas por hacérselo. Cuando pudo notarlo, tenía a una _________________ descontrolada, que le quitaba la camisa americana rápidamente y tiraba de ella para desaparecerla.
- Ya estamos a mano. – le sonrió ella.
- Eso parece. – la abrazó por debajo de los muslos y la cargó entre sus brazos. Sus lenguas se juntaron. Abriéndose cada una en el aliento del otro.
_______________ soltó un gemido mientras Justin la paseaba entre sus brazos de camino hasta su habitación. También quemaba en ganas por hacerle el amor a Justin. Quizá nunca lo había deseado tanto como ahora. Se debía tal vez a las necesitadas ganas por demostrarse a sí misma que Justin era suyo y de nadie más. Ni de Marie, ni de esas mujeres que habían estado gritando por su novio en ese club de Jazz.
Justin la tumbó sobre la cama, subiendo sobre ella muy despacio y utilizando la boca para besarle cada espacio de su cuerpo. Empezando por su ombligo y continuando por sus senos. Mnh… probó uno de ellos, mordiéndolo con delicadeza. ____________ soltó un gemido, y después uno más fuerte, al sentir los dientes de Justin estirarle un pezón.
- ¡Oh! – gritó desesperada. Su cuerpo convulsionaba de puro deseo. Estaba tan caliente. Mientras este jugaba con sus senos, abajo, se dedicó a quitarle los pantalones y los tacones altos. Dejándola solamente en bragas. Mojadas bragas por el delicioso deseo entre los dos.
– Mnh… - se detuvo. Los ojos de _____________ se habían llenado en lágrimas por las mordidas de Justin, aunque también se debía a la satisfacción. – puedo olerte. – le dijo en un tono ronco completamente delicioso de escuchar. Los dedos de Justin le tocaron el muslo izquierdo, poco a poco hasta llegar a su monte de Venus, aun cubierto por las braguitas. Acarició y sobó lentamente. Que mojada estaba joder. Cuando le ponía. – mojada y lista para mí… - dijo en tono aprobatorio. – buena chica. Vamos a ver qué podemos hacer. – le abrió las piernas con sus grandes manos. Perdido en el deseo. Su vista se llenó de lujuria, nublada y excitada. Tragó saliva. Su erección crecía rápido y estaba durísimo por el contacto que sentía con el sexo de ella y por olor que percibía. Se relamió los labios y se inclinó para besarle el vientre.
– Mnh, Justin… - ______________ se mordió un labio. Inclinó sus caderas hacia adelante, para poder sentirlo más intensamente y en colaboración. Este la recibió ansioso.
- Todo lo que podría hacerte ______________. – Justin bajó la mirada. El bulto en sus pantalones le exigía tantas cosas. Respiró hondo y trató de hacer esto. Quería comérsela. Ahí. Sí. Abajo. Y no lo pensó más, bajó delicadamente las braguitas de ____________. Olfateó una vez más. Coño. Que delicia. Besó su monte de Venus y entre pequeños besos calientes y húmedos, llegó a sus labios vaginales. Y justo en ese mismo espacio, tocó su clítoris con la lengua.
- ¡Arg! - ______________ arqueó el cuerpo. No le dio tiempo de respirar. Abrió los ojos y quiso pedirle que siguiera, pero de pronto su celular, ubicado en la mesita de noche, empezó a sonar.
Justin frunció el ceño. ¡Maldición! Obviamente quería follarla con tranquilidad.
- Contesta. – le dijo, una idea le había iluminado. Una idea excitante.
- ¿Qué?... pe…pero…
- Contesta. – le ordenó, estiró el brazo y le alcanzó el móvil. ____________ lo miró extrañada, caliente y sin entender.
Cuando James le había llamado, interrumpiendo su conversación con Marie, había sido para presentarle a dos hombres que habían estados interesados en Justin desde que este había subido al escenario. Al parecer, tenía varios contratos por discutir con ellos, pero por ahora, le habían ofrecido un viaje a New York por los siguientes tres días para unas presentaciones en un club más grande ubicado en esa ciudad.
- Te felicito. - ______________ le rodeó el cuello con los brazos. Brindándole un beso en los labios. Pequeño y suave. Con sabor a Coca-Cola.
- Gracias, supongo. – Justin alzó los hombros. Sus manos se acomodaron entre la cintura de ________________, acariciando su piel por debajo de la blusa de seda.
- ¿Supongo? - ____________ enarcó una ceja. – estás loco, esto no se lo ofrecen a nadie, pero llegas tú…
- No sé si tengo el mérito de esto.
- Claro que no, lo tienen tus admiradoras enfermizas. - _____________ dejó la Coca-Cola en la mesita.
Justin alzó una ceja, divertido.
- ¿Enfermizas?
- No han dejado de gritar por ti.
- Bueno, tú tampoco dejas de gritar por mí. – la presionó contra su torso. Haciendo que sus senos se vean aprisionado entre su pecho. ____________ se ruborizó por completo.
La tensión subió. Y la temperatura también.
- No sabía que irías a verme cantar.
- Era una sorpresa.
- Me gustó mucho que estuvieras. – le dio otro beso en los labios. Esta vez más duradero. Sus labios se movieron sobre los de ____________, comiéndoselos lentamente. – Mnh… ¿has estado bebiendo?
- Solo un Vodka. – dijo en su defensa. Y de inmediato recordó la interesante conversación que había tenido con Marie. Tragó saliva. – necesitaba uno después de ver como todas esas mujeres estaban a punto de tirarte sus bragas.
- Oh. Que exagerada eres.
- Nada. Es que tú no veías como te comían con los ojos. Por Dios, que necesitadas. Que les den y punto.
Justin se mordió un labio. ¿Mejor cosa que ver a ______________ celosa? No, imposible. Disfrutó de la escena. Mientras poco a poco tocaba su cuerpo por debajo de la blusa. Sus manos calientes hicieron contacto con la piel de ella. Dejó la Coca-Cola sobre la mesita del comedor y procedió a meter ambas manos bajo la blusa de ____________, mientras esta seguía hablando.
- Obviamente, tú no lo notas, porque… es que cantas tan bien, te pierdes en eso, y no te das cuenta que has embarazado a varias mujeres mientras lo haces.
- ¿Enserio? – dijo alzando ambas cejas, sin prestarle demasiada atención. Mientras continuaba con su faena, se relamió los labios al ver los de _______________ moverse mientras hablaba. - ¿estás celosa?
- No. – aclaró ella. Y cuando pudo notarlo, tenía el sostén desabrochado por unas manos traviesas en su espalda, que pronto tocaron sus hombros, bajándole con delicadeza las tiras. Alzó una ceja y besó los labios de Justin con profundidad.
- Sabes que ninguna mujer causa lo que tú causas en mí ¿verdad?
____________ asintió. Se dejó llevar por él y por sus expertas manos. Que pronto le recorrían la cintura, hasta llegar al borde de su blusa y alzársela. Ella levantó los brazos. La blusa de seda calló al suelo y su ropa interior aun colgaba de sus brazos.
- Sabes que ninguna mujer es tan hermosa y sexy como tú ¿verdad?
____________ volvió a asentir. Sentía su cuerpo arder ante cada palabra que Justin recitaba en su oído. Cerró los ojos al sentir como las manos de este le quitaban el sostén sin poder esperar más. Estaba desnuda de caderas hacia arriba y apenas podía sentir que lo estaba.
- Que ninguna mujer me pone tanto como tú con sus celos. – Justin se inclinó. Brindándole un suave beso a _______________. Se le separó unos centímetros, sintiendo su aliento abrazador junto al suyo, y terminó por besarla de nuevo, esta vez más fuerte y salvaje, comiéndosela, mordiéndole los labios desesperadamente y sin alivio. – que no hay nadie en el mundo que quiera más que a ti. – le rodeó el rostro con las manos, encerrando a la vez su cabello en él y haciendo parecer a _____________ una niña pequeña. – eres preciosa, gatita.
“Gatita” oh… cuanto le gustaba cuando le decía así.
- Y ahora mismo quiero hacerte el amor. – la mirada de Justin cambió de color. De verdad tenía muchas ganas por hacérselo. Cuando pudo notarlo, tenía a una _________________ descontrolada, que le quitaba la camisa americana rápidamente y tiraba de ella para desaparecerla.
- Ya estamos a mano. – le sonrió ella.
- Eso parece. – la abrazó por debajo de los muslos y la cargó entre sus brazos. Sus lenguas se juntaron. Abriéndose cada una en el aliento del otro.
_______________ soltó un gemido mientras Justin la paseaba entre sus brazos de camino hasta su habitación. También quemaba en ganas por hacerle el amor a Justin. Quizá nunca lo había deseado tanto como ahora. Se debía tal vez a las necesitadas ganas por demostrarse a sí misma que Justin era suyo y de nadie más. Ni de Marie, ni de esas mujeres que habían estado gritando por su novio en ese club de Jazz.
Justin la tumbó sobre la cama, subiendo sobre ella muy despacio y utilizando la boca para besarle cada espacio de su cuerpo. Empezando por su ombligo y continuando por sus senos. Mnh… probó uno de ellos, mordiéndolo con delicadeza. ____________ soltó un gemido, y después uno más fuerte, al sentir los dientes de Justin estirarle un pezón.
- ¡Oh! – gritó desesperada. Su cuerpo convulsionaba de puro deseo. Estaba tan caliente. Mientras este jugaba con sus senos, abajo, se dedicó a quitarle los pantalones y los tacones altos. Dejándola solamente en bragas. Mojadas bragas por el delicioso deseo entre los dos.
– Mnh… - se detuvo. Los ojos de _____________ se habían llenado en lágrimas por las mordidas de Justin, aunque también se debía a la satisfacción. – puedo olerte. – le dijo en un tono ronco completamente delicioso de escuchar. Los dedos de Justin le tocaron el muslo izquierdo, poco a poco hasta llegar a su monte de Venus, aun cubierto por las braguitas. Acarició y sobó lentamente. Que mojada estaba joder. Cuando le ponía. – mojada y lista para mí… - dijo en tono aprobatorio. – buena chica. Vamos a ver qué podemos hacer. – le abrió las piernas con sus grandes manos. Perdido en el deseo. Su vista se llenó de lujuria, nublada y excitada. Tragó saliva. Su erección crecía rápido y estaba durísimo por el contacto que sentía con el sexo de ella y por olor que percibía. Se relamió los labios y se inclinó para besarle el vientre.
– Mnh, Justin… - ______________ se mordió un labio. Inclinó sus caderas hacia adelante, para poder sentirlo más intensamente y en colaboración. Este la recibió ansioso.
- Todo lo que podría hacerte ______________. – Justin bajó la mirada. El bulto en sus pantalones le exigía tantas cosas. Respiró hondo y trató de hacer esto. Quería comérsela. Ahí. Sí. Abajo. Y no lo pensó más, bajó delicadamente las braguitas de ____________. Olfateó una vez más. Coño. Que delicia. Besó su monte de Venus y entre pequeños besos calientes y húmedos, llegó a sus labios vaginales. Y justo en ese mismo espacio, tocó su clítoris con la lengua.
- ¡Arg! - ______________ arqueó el cuerpo. No le dio tiempo de respirar. Abrió los ojos y quiso pedirle que siguiera, pero de pronto su celular, ubicado en la mesita de noche, empezó a sonar.
Justin frunció el ceño. ¡Maldición! Obviamente quería follarla con tranquilidad.
- Contesta. – le dijo, una idea le había iluminado. Una idea excitante.
- ¿Qué?... pe…pero…
- Contesta. – le ordenó, estiró el brazo y le alcanzó el móvil. ____________ lo miró extrañada, caliente y sin entender.
- ¿Aló?
Justin se hundió en ella con toda su lengua sin previo aviso.
Oh… joder.
- ¡Justin! – gritó ella, con todo su cuerpo convulsionando. Se apartó el móvil del rostro y bajó la mirada. ¿Qué le podía decir? Si en realidad moría porque no parara.
- Buenas noches ____________, disculpe la hora en que la estoy llamando – se disculpó el señor McCain, por la otra línea del teléfono.
____________ soltó un suspiro. ¡Mierda! ¿Cómo le iba a contestar con tremendo placer entre sus piernas? Cerró los ojos con fuerza, y habló.
- No se preocupe señor, ¿está todo… - se tapó los labios con dureza al sentir la lengua de Justin una vez más mortificándola. ¡Maldito imbécil! - ¿está todo bien? – preguntó con rapidez, antes de que pudiera escucharla gemir.
- Sí, es solo que ha surgido un imprevisto en los papeles que me dio la noche... - _____________ se apartó el auricular.
- ¡Oh, sí! – gritó arqueando la espalda. La lengua de Justin se movía en círculos muy dentro de ella. Saciándola. Él sonrió al saber que el señor McCain seguía en la línea. – por favor, sigue…
- Eso haré nena, pero contéstale a tu jefe. – rió, gustoso. ¿Sabría el señor McCain lo que le estaba haciendo a su trabajadora estrella?
- Mnh… sí… no se preocupe señor. - ______________ soltó un gemido involuntario. Sentía la respiración de Justin abajo, abrazándole el sexo y buscando un punto en donde introducirse de nuevo. – yo… - gimió de nuevo, pero optó por separarse el móvil antes. – lo revisaré mañana señor… - jadeó.
- ¿Está bien Peterson? – le preguntó el señor McCain, ligeramente alarmado por los gemidos continuos de _____________.
- Dile a tu jefe que te lo estás pasando genial. – le sonrió Justin. Le separó un poco más las piernas y ________________ gimió solo de sentir el aire pasar por su sexo. – que te voy a follar mientras le hablas por teléfono.
Ella bajó la mirada, embelesada por lo que veía, a su novio meter su lengua entre su sexo una vez más. La imagen le nubló el pensamiento. ¡Mierda, mierda, mierda! El deseo y placer se le subió al cerebro y no supo cómo pensar. Todo su cuerpo estaba siendo poseído.
- Estoy bien señor… mañana prometo… ¡Mnh! – gimió alto. ¡Maldita sea! La lengua de Justin no dejaba de penetrarla. – prometo encargarme de eso mañana. – le aseguró, recobrando su sentido.
- Vale. Buenas noches Peterson. – el señor McCain colgó. Tal vez ni siquiera habría sospechado lo que “Peterson” estaba haciendo o más bien… lo que le estaban haciendo.
- Oh, genial, yo quería escuchar cómo te corrías cuando le hablabas por teléfono.
________________ negó con la cabeza, aun aturdida por todas las sensaciones que estaba percibiendo. Abrazó el cuello de Justin con las piernas.
- Haré que te corras… - le avisó una vez mirándola. – y quiero que lo veas todo.
Su lengua volvió a acariciarle el vientre. Esta vez ella se sentía con más libertad de poder gritar a los cuatro vientos cuanto le deseaba. Pero de pronto, el celular de Justin sonó entre ambos.
- Joder. – se quejó él, verdaderamente molesto.
______________ sonrió plácidamente.
- Contesta. – le ordeno. Y Justin supo perfectamente que era lo que estaba por venir.
Justin se hundió en ella con toda su lengua sin previo aviso.
Oh… joder.
- ¡Justin! – gritó ella, con todo su cuerpo convulsionando. Se apartó el móvil del rostro y bajó la mirada. ¿Qué le podía decir? Si en realidad moría porque no parara.
- Buenas noches ____________, disculpe la hora en que la estoy llamando – se disculpó el señor McCain, por la otra línea del teléfono.
____________ soltó un suspiro. ¡Mierda! ¿Cómo le iba a contestar con tremendo placer entre sus piernas? Cerró los ojos con fuerza, y habló.
- No se preocupe señor, ¿está todo… - se tapó los labios con dureza al sentir la lengua de Justin una vez más mortificándola. ¡Maldito imbécil! - ¿está todo bien? – preguntó con rapidez, antes de que pudiera escucharla gemir.
- Sí, es solo que ha surgido un imprevisto en los papeles que me dio la noche... - _____________ se apartó el auricular.
- ¡Oh, sí! – gritó arqueando la espalda. La lengua de Justin se movía en círculos muy dentro de ella. Saciándola. Él sonrió al saber que el señor McCain seguía en la línea. – por favor, sigue…
- Eso haré nena, pero contéstale a tu jefe. – rió, gustoso. ¿Sabría el señor McCain lo que le estaba haciendo a su trabajadora estrella?
- Mnh… sí… no se preocupe señor. - ______________ soltó un gemido involuntario. Sentía la respiración de Justin abajo, abrazándole el sexo y buscando un punto en donde introducirse de nuevo. – yo… - gimió de nuevo, pero optó por separarse el móvil antes. – lo revisaré mañana señor… - jadeó.
- ¿Está bien Peterson? – le preguntó el señor McCain, ligeramente alarmado por los gemidos continuos de _____________.
- Dile a tu jefe que te lo estás pasando genial. – le sonrió Justin. Le separó un poco más las piernas y ________________ gimió solo de sentir el aire pasar por su sexo. – que te voy a follar mientras le hablas por teléfono.
Ella bajó la mirada, embelesada por lo que veía, a su novio meter su lengua entre su sexo una vez más. La imagen le nubló el pensamiento. ¡Mierda, mierda, mierda! El deseo y placer se le subió al cerebro y no supo cómo pensar. Todo su cuerpo estaba siendo poseído.
- Estoy bien señor… mañana prometo… ¡Mnh! – gimió alto. ¡Maldita sea! La lengua de Justin no dejaba de penetrarla. – prometo encargarme de eso mañana. – le aseguró, recobrando su sentido.
- Vale. Buenas noches Peterson. – el señor McCain colgó. Tal vez ni siquiera habría sospechado lo que “Peterson” estaba haciendo o más bien… lo que le estaban haciendo.
- Oh, genial, yo quería escuchar cómo te corrías cuando le hablabas por teléfono.
________________ negó con la cabeza, aun aturdida por todas las sensaciones que estaba percibiendo. Abrazó el cuello de Justin con las piernas.
- Haré que te corras… - le avisó una vez mirándola. – y quiero que lo veas todo.
Su lengua volvió a acariciarle el vientre. Esta vez ella se sentía con más libertad de poder gritar a los cuatro vientos cuanto le deseaba. Pero de pronto, el celular de Justin sonó entre ambos.
- Joder. – se quejó él, verdaderamente molesto.
______________ sonrió plácidamente.
- Contesta. – le ordeno. Y Justin supo perfectamente que era lo que estaba por venir.
- Estás… muy mal de la cabeza.
- No más que tú. - _______________ saboreó sus labios con la lengua. Justin, ahora bajo el caliente cuerpo de su insaciable novia, seguía con la vista los movimientos de esa lengua. Demonios, su erección crecía, y sentía el placer en la punta de ella.
El móvil no dejaba de sonar. Justin observó en la pantalla. Oh, mierda, esto sería una venganza.
Respiró hondo. ______________ lo miraba salvaje desde arriba. Sus piernas estaban abiertas y acomodadas a cada lado del cuerpo de Justin. Esto se pondría realmente candente.
- Buenas noches señor. – saludó Justin. Su jefe en la otra línea. Que linda coincidencia. Esperó a que el señor Lorenz le respondiera. Mientras tanto, bajó la mirada y se quedó quieto ante el movimiento de las manos de _____________ sobre sus pantalones. Tan metódico. Ella acarició su erección, suave, delicioso, tan exquisito y sutil. Vaya explotaría.
- Que tal Bieber, disculpe la hora. – Troy Lorenz se aclaró la garganta.
- No… no hay ningún problema señor. – mintió. Tragó saliva. Sus ojos se retorcían por la vista. ¡Necesitaba gritarle algo sucio! Joder, esto era tan irritante. Observó como __________________ relamía sus labios una vez más, mojándolos y dejándolos brillando.
A continuación, la tortura aumentó. El juego había empezado.
- Recibí un mensaje sobre la oferta de trabajo que había…
- ¡Oh! – Justin soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta. ¡Mierda! _______________ había desabrochado y bajado sus pantalones a la velocidad de la luz. Lo tenía empalmado, ahora entre sus finas manos. – lo siento señor.
- ¿Algún problema?
- Ninguno, prosiga por favor. – soltó un suspiro. La imagen que tenía sobre él se hacía más intensa.
Lorenz hablaba en la otra línea. Pero la cabeza de Justin estaba en otra parte. Arqueó las caderas y la sonrisa de ________________ se hizo más grande. Desesperada, bajó de la misma manera el bóxer de Justin hasta dejarlo a la altura de sus rodillas.
- Mnh, vaya vaya… - murmuró ella. Podía escuchar la voz de Lorenz desde el móvil de Justin y eso no hacía más que excitarla. Se frotó las manos, juntándoselas y bajó lentamente. Inclinándose.
- ________________, por favor, detente… - trató de decirle apartándose el móvil de la boca. – sabes que no voy a soportarlo. – susurró. Pero no hacía nada para detenerla. Miró sus ojos. Llenos de lujuria. Estaba poseía. Y él también. Pero no podía demostrárselo ni gritárselo.
Mierda…
Las manos de __________________ encerraron su erección. Había sido todo.
- Joder… - murmuró Justin, ronco.
- ¿Justin, me ha escuchado? – preguntó Lorenz, un tanto irritado, pero sin llegar a enfadarse.
- Cl… cla.. .claro señor. – soltó un respiro.
Formando una “o” con la boca sin emitir algún sonido. Su mente solo podía registrar las manos de ______________ moviéndose en toda su erección. Qué bien lo hacía.
- ¿Y qué opina sobre lo que le dije?
Oh no.
Justin tragó saliva.
- Voy a darle los tres días que necesita para irse a New York, pero cuando vuelva quiero unas cuantas horas extras para cubrir sus faltas. – le explicó de nuevo, deduciendo que Justin no había prestado atención.
Justin cerró los ojos con fuerza. ¡Mantén la maldita calma, ya casi cuelga!
- Sí, señor, me parece justo. – logró articular sin dejar de mirar las pequeñas manos de ________________ en toda su gran longitud. Mnh, que jodida delicia. Se retorció sobre la cama. _______________ podía llegar a ser tan poderosa.
El señor Lorenz le explicó un par de cosas más al teléfono.
- Basta, por el amor de Dios… - susurró apartándose el móvil. Ella negó con la cabeza. Era la tentación en persona y con una sonrisa erótica en los labios. Masajeó la erección de Justin suavemente y aumentando su ritmo. De abajo hacia arriba, apretando y cediendo. - ¡Mierda! – gritó él. Irritado. Felizmente había separado el móvil de su boca. – oh nena… - dijo soltando un respiro. Su cuerpo estaba tenso. Deseaba gritar. Volvió el móvil ante sus labios, el señor Lorenz seguía entretenido contándole sobre las estadísticas de un nuevo proyecto. – sí, yo me encargaré de eso. – dijo sin prestarle atención.
- Vale Bieber, no le molesto más.
¡Por fin! Gritó muy dentro de él. Su rostro se mostró aliviado. Pero cuando pensó que esa había sido toda su tortura, ________________ se inclinó sobre su regazo, abriendo grande la boca. No, por favor…
- ¡Ohhh! – gritó fuerte y ronco. Hizo la cabeza para atrás y arqueó la espalda.
- ¿Se encuentra bien Justin?
Pero este no pudo reaccionar. Su cuerpo estaba siendo consumido por una boca pequeña. Una boca que succionaba y chupaba tan intensamente que él tuvo que apretar las sábanas para no correrse en ella.
- ¡Basta! – gritó. Pero sabía tan bien, como la conocía, que no pararía.
- ¿Está bien? – preguntó Lorenz una vez más, esta vez más alarmado.
- Sí, sí yo … ¡Oh! – gritó por tercera vez. ¡Mierda! _________________ era incontrolable. Su lengua había pasado a hacer círculos en la punta de la erección de Justin. Sabía lo que hacía. Se estaba vengando. – le llamaré, gracias por la tolerancia… - dijo y soltó un gemido.
- Sí, claro, buen viaje Bieber y mucha suerte con ello.
El señor Lorenz había colgado. Fue suficiente el sonido del final de llamada para que Justin tirara el móvil a quién sabe donde y tumbara a ______________ con fuerza sobre la cama, moviéndose con brusquedad encima de ella.
Venganza…
- No más que tú. - _______________ saboreó sus labios con la lengua. Justin, ahora bajo el caliente cuerpo de su insaciable novia, seguía con la vista los movimientos de esa lengua. Demonios, su erección crecía, y sentía el placer en la punta de ella.
El móvil no dejaba de sonar. Justin observó en la pantalla. Oh, mierda, esto sería una venganza.
Respiró hondo. ______________ lo miraba salvaje desde arriba. Sus piernas estaban abiertas y acomodadas a cada lado del cuerpo de Justin. Esto se pondría realmente candente.
- Buenas noches señor. – saludó Justin. Su jefe en la otra línea. Que linda coincidencia. Esperó a que el señor Lorenz le respondiera. Mientras tanto, bajó la mirada y se quedó quieto ante el movimiento de las manos de _____________ sobre sus pantalones. Tan metódico. Ella acarició su erección, suave, delicioso, tan exquisito y sutil. Vaya explotaría.
- Que tal Bieber, disculpe la hora. – Troy Lorenz se aclaró la garganta.
- No… no hay ningún problema señor. – mintió. Tragó saliva. Sus ojos se retorcían por la vista. ¡Necesitaba gritarle algo sucio! Joder, esto era tan irritante. Observó como __________________ relamía sus labios una vez más, mojándolos y dejándolos brillando.
A continuación, la tortura aumentó. El juego había empezado.
- Recibí un mensaje sobre la oferta de trabajo que había…
- ¡Oh! – Justin soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta. ¡Mierda! _______________ había desabrochado y bajado sus pantalones a la velocidad de la luz. Lo tenía empalmado, ahora entre sus finas manos. – lo siento señor.
- ¿Algún problema?
- Ninguno, prosiga por favor. – soltó un suspiro. La imagen que tenía sobre él se hacía más intensa.
Lorenz hablaba en la otra línea. Pero la cabeza de Justin estaba en otra parte. Arqueó las caderas y la sonrisa de ________________ se hizo más grande. Desesperada, bajó de la misma manera el bóxer de Justin hasta dejarlo a la altura de sus rodillas.
- Mnh, vaya vaya… - murmuró ella. Podía escuchar la voz de Lorenz desde el móvil de Justin y eso no hacía más que excitarla. Se frotó las manos, juntándoselas y bajó lentamente. Inclinándose.
- ________________, por favor, detente… - trató de decirle apartándose el móvil de la boca. – sabes que no voy a soportarlo. – susurró. Pero no hacía nada para detenerla. Miró sus ojos. Llenos de lujuria. Estaba poseía. Y él también. Pero no podía demostrárselo ni gritárselo.
Mierda…
Las manos de __________________ encerraron su erección. Había sido todo.
- Joder… - murmuró Justin, ronco.
- ¿Justin, me ha escuchado? – preguntó Lorenz, un tanto irritado, pero sin llegar a enfadarse.
- Cl… cla.. .claro señor. – soltó un respiro.
Formando una “o” con la boca sin emitir algún sonido. Su mente solo podía registrar las manos de ______________ moviéndose en toda su erección. Qué bien lo hacía.
- ¿Y qué opina sobre lo que le dije?
Oh no.
Justin tragó saliva.
- Voy a darle los tres días que necesita para irse a New York, pero cuando vuelva quiero unas cuantas horas extras para cubrir sus faltas. – le explicó de nuevo, deduciendo que Justin no había prestado atención.
Justin cerró los ojos con fuerza. ¡Mantén la maldita calma, ya casi cuelga!
- Sí, señor, me parece justo. – logró articular sin dejar de mirar las pequeñas manos de ________________ en toda su gran longitud. Mnh, que jodida delicia. Se retorció sobre la cama. _______________ podía llegar a ser tan poderosa.
El señor Lorenz le explicó un par de cosas más al teléfono.
- Basta, por el amor de Dios… - susurró apartándose el móvil. Ella negó con la cabeza. Era la tentación en persona y con una sonrisa erótica en los labios. Masajeó la erección de Justin suavemente y aumentando su ritmo. De abajo hacia arriba, apretando y cediendo. - ¡Mierda! – gritó él. Irritado. Felizmente había separado el móvil de su boca. – oh nena… - dijo soltando un respiro. Su cuerpo estaba tenso. Deseaba gritar. Volvió el móvil ante sus labios, el señor Lorenz seguía entretenido contándole sobre las estadísticas de un nuevo proyecto. – sí, yo me encargaré de eso. – dijo sin prestarle atención.
- Vale Bieber, no le molesto más.
¡Por fin! Gritó muy dentro de él. Su rostro se mostró aliviado. Pero cuando pensó que esa había sido toda su tortura, ________________ se inclinó sobre su regazo, abriendo grande la boca. No, por favor…
- ¡Ohhh! – gritó fuerte y ronco. Hizo la cabeza para atrás y arqueó la espalda.
- ¿Se encuentra bien Justin?
Pero este no pudo reaccionar. Su cuerpo estaba siendo consumido por una boca pequeña. Una boca que succionaba y chupaba tan intensamente que él tuvo que apretar las sábanas para no correrse en ella.
- ¡Basta! – gritó. Pero sabía tan bien, como la conocía, que no pararía.
- ¿Está bien? – preguntó Lorenz una vez más, esta vez más alarmado.
- Sí, sí yo … ¡Oh! – gritó por tercera vez. ¡Mierda! _________________ era incontrolable. Su lengua había pasado a hacer círculos en la punta de la erección de Justin. Sabía lo que hacía. Se estaba vengando. – le llamaré, gracias por la tolerancia… - dijo y soltó un gemido.
- Sí, claro, buen viaje Bieber y mucha suerte con ello.
El señor Lorenz había colgado. Fue suficiente el sonido del final de llamada para que Justin tirara el móvil a quién sabe donde y tumbara a ______________ con fuerza sobre la cama, moviéndose con brusquedad encima de ella.
Venganza…
Le besó la boca. Duro. Sin compasión. Apretando fuerte ante los labios de _______________. Incluso hasta hacerla gemir por la dureza de su boca contra la suya. Desesperado y alocadamente ardiendo en deseo, deslizó sus manos con rapidez por las caderas desnudas de ella hasta llegar a sus muslos. Sus gruesos dedos la tocaron con brutalidad.
- Basta… - logró articular ella. Pero la lengua de Justin volvió a penetrar su boca. Un beso húmedo y duro. Que excitante era todo esto. Decidió unírsele y no hacer nada para detenerlo.
Y él tampoco lo haría. Sus manos apretaron las caderas de ________________. Su erección, lista y dispuesta para hundirse en ella, rozó su vientre. Suave. Tan delicado. ______________ soltó un gemido suave al sentir la cabeza del miembro de Justin contra uno de sus puntos más débiles en todo el cuerpo. Su piel se erizó. Su vientre se contrajo. Un deseo maldito se abrió en ella. Quería hacerle el amor ahora mismo. Y mientras él la besaba descontroladamente en la boca, ella hizo funcionar sus manos, atrapando el miembro de Justin con ellas.
- Oh… nena… - este bajó la cabeza, separándosele. Mirando directamente las manos de _____________ apretarle la erección. Sus ojos se volvieron oscuros llenándose de lujuria acumulada. - ¿te gusta? – preguntó, levantando los ojos hacia los de ella.
______________ asintió. Tenía los labios ligeramente hinchados por el anterior beso de Justin. Prestó atención al semblante de él. Duro. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso. Mientras se retorcía en su sitio, al compás en el que ella movía su mano en toda la longitud de su erección. Tragó saliva. No había nada que le excitara más que verlo rendirse ante ella por el tacto de sus manos. Lo escuchó gemir. Con aquella voz ronca y suplicante que ella siempre deseaba escuchar. Era el hombre de su vida. Aquel que estaba a punto de entregárselo todo en un simple toque.
Lo escuchó gritar ahora. Pues el ritmo de sus manos había aumentado. Ahora subía y bajaba de entre el miembro de Justin con más rapidez. Volviéndose loca. Volviéndolo loco. Insaciable. Esto era lo que deseaba. Pero había algo más, algo que anhelaba mucho más…
- Sí… sigue, sigue nena… - rogó él. Sus ojos estaban cerrados con fuerza.
Las manos de ________________ desvanecieron la fuerza y soltaron poco a poco. Mientras los ojos de Justin se abrían al mismo tiempo, debido al desconcierto. Quería más. Mucho más. Y eso sería exactamente lo que ella le daría. Más. Como siempre, muchísimo más.
Ahora, queriendo tomar el control, tumbó a Justin a su lado. Cayendo desvanecido y desfortalecido. Este la miró con los ojos abiertos. Expectante.
Vaya. Esta era la ______________ que le gustaba tanto. La ____________ poderosa. La que tomaba el control en la cama y lo hacía soñar en alto con tan solo meterse en su cuerpo. Relamió sus labios al verla subirse sobre sus caderas. Ambas piernas quedaron a los costados. Mnh… sí, podía sentir su sexo húmedo contra su piel. Ella se movió un poco. Satisfaciéndose sola, hizo otro movimiento más intenso sobre él y soltó un gemido agudo.
- No hagas esto más difícil… - rogó él, mientras observaba derretido y excitado como ________________ se movía sobre sus caderas excitada, aun sin haberla penetrado… - te quiero _____________. – dijo embelesado por la escena. Era todo lo que necesitaba. Estar dentro de ella con urgencia. Así que la cogió de las caderas y elevó su cuerpo, para que este regresara y él pudiera hundirse con toda su longitud en ella.
La boca de _____________ se abrió hipnotizada. Un grito fuerte adornó la habitación. Justin estaba dentro de ella. Todo. Absolutamente. Sin olvidarse de ningún centímetro. Toda su erección cubría sus expectativas. La estaba llenando colosalmente. Sin darle tiempo si quiera a respirar. Elevó las caderas e hizo que ___________ gritara con muchísima más fuerza. Su cuerpo se tensó al verla así.
Entregándosele una vez más. Saber que la satisfacía de esa manera le hacía tan jodidamente feliz. Pero quería más. Así que salió de ella lentamente, rozando toda su maravillosa longitud en cada espacio del sexo de ________________. La dejó sin aliento al follarla una vez más. Toda su erección volvió a entrar en ella. Esta vez Justin apretó las caderas de ______________ con las manos, para que ella pudiera apoyar sus manos sobre el pecho de él. Al hacerlo, empezó a moverse… lento, preciso, delicioso… hizo la cabeza para atrás y se movió más. De arriba hacia abajo. Gozando la satisfacción de sentirlo bajo ella. De sentirlo duro y largo bajo su sexo. Se mordió el labio y cerró los ojos ante la sensación. Maravillosa y perfecta sensación de tener el control. Tragó saliva. Estaba a punto de llegar y correrse sobre él. Pudo notar que ante cada movimiento Justin apretaba más sus caderas. Haciéndole entrar más intensamente. Y volvió a moverse. Esta vez en círculos pero sin dejar de entrar y salir de entre sus entrañas. Era la sensación más intensa que había sentido jamás. Cada vez era mejor. Cada minuto era mejor. Faltaba cada vez menos para que ambos se vinieran al mismo tiempo. Y así fue. Ambos se corrieron. Mientras él apretaba las manos de _____________ con fuerza y ella juntaba su cuerpo con el de Justin. Abrazándoselo.
++++
- Te voy a extrañar. – confesó ________________. Apretó el torso de Justin con su brazo izquierdo y hundió su rostro en su cuello, dando pequeños besitos sobre él.
- Serán tres días, preciosa. – respondió Justin. Los besos de ____________ le hicieron sonreír. Pero muy dentro de él, otra vez el deseo se había abierto. Amaba cuando le besaba el cuello. – solo tres días.
- ¿Confío en qué ninguna fan, lunática y desesperada, va a acercarse a ti? – ella enarcó una ceja y se separó para poder observar la expresión de Justin ante su pregunta.
- No confíes tanto…
- ¡Justin!
- Solo estoy bromeando nena. – rio entre dientes y acarició por debajo de las sábanas el muslo desnudo de ____________, subiéndolo sobre su cadera. – después del sexo te pones tan…
- ¿Tan qué? – le retó.
- Vulnerable. Me gusta.
______________ puso los ojos en blanco.
- ¿Puedo confiar en qué ningún estúpido, idiota, baboso e imbécil hombre que no tiene idea de lo que le pasará si lo encuentro, se acercará a ti? – preguntó Justin. Realmente comprometido en sus palabras. No bromeaba, pero a _____________ parecía haberle dado gracia desde el principio de su pregunta, pues no había dejado de reír. - ¿por qué te ríes?
- Después del sexo te pones tan tonto.
- Me dejas mal… - acarició el muslo de ______________ con sus dedos gruesos. Gustoso por el tacto, tocó más y más su pierna. – ¿por qué no me respondes?
Ella sonrió para sus adentros. Justin celoso demostraba tantas cosas juntas. Cuanto amor le tenía. Cuanto le deseaba. Lo mucho que no quería perderla. Tres días era una inmensa eternidad. Ahora podía notarlo. Le extrañaría tanto definitivamente. Tenerlo cada noche a su lado. Cada mañana. Nunca habían pasado tanto tiempo separados desde lo de Tentation… pero eso ya había quedado en el pasado.
Ambos se quedaron callados por varios minutos. Que frío. Pero el calor de sus cuerpos hacía que se mantuvieran calientes. Y mucho más que eso.
____________ acurrucó su rostro sobre el torso de Justin, abrió sus preciosos ojos ____________(co) y dejó a Justin embelesado por su mirada y ligeramente excitado también.
- ¿Dudas de mí? – preguntó ella. Una pregunta que se quedó tendida e ignorada en el aire. Pues Justin la había atraído hacia él. Besándole los labios suavemente. Mantuvo los ojos abiertos, observando como _______________ movía su boca contra la suya. Lento y sutil. Un beso húmedo que dejó sus labios mojados por la desesperación. Un beso húmedo que le dejó pensando mientras divisaba a ______________ derretirse sobre su boca…
Tenía razón… ¿por qué dudaba de ella?
- Basta… - logró articular ella. Pero la lengua de Justin volvió a penetrar su boca. Un beso húmedo y duro. Que excitante era todo esto. Decidió unírsele y no hacer nada para detenerlo.
Y él tampoco lo haría. Sus manos apretaron las caderas de ________________. Su erección, lista y dispuesta para hundirse en ella, rozó su vientre. Suave. Tan delicado. ______________ soltó un gemido suave al sentir la cabeza del miembro de Justin contra uno de sus puntos más débiles en todo el cuerpo. Su piel se erizó. Su vientre se contrajo. Un deseo maldito se abrió en ella. Quería hacerle el amor ahora mismo. Y mientras él la besaba descontroladamente en la boca, ella hizo funcionar sus manos, atrapando el miembro de Justin con ellas.
- Oh… nena… - este bajó la cabeza, separándosele. Mirando directamente las manos de _____________ apretarle la erección. Sus ojos se volvieron oscuros llenándose de lujuria acumulada. - ¿te gusta? – preguntó, levantando los ojos hacia los de ella.
______________ asintió. Tenía los labios ligeramente hinchados por el anterior beso de Justin. Prestó atención al semblante de él. Duro. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso. Mientras se retorcía en su sitio, al compás en el que ella movía su mano en toda la longitud de su erección. Tragó saliva. No había nada que le excitara más que verlo rendirse ante ella por el tacto de sus manos. Lo escuchó gemir. Con aquella voz ronca y suplicante que ella siempre deseaba escuchar. Era el hombre de su vida. Aquel que estaba a punto de entregárselo todo en un simple toque.
Lo escuchó gritar ahora. Pues el ritmo de sus manos había aumentado. Ahora subía y bajaba de entre el miembro de Justin con más rapidez. Volviéndose loca. Volviéndolo loco. Insaciable. Esto era lo que deseaba. Pero había algo más, algo que anhelaba mucho más…
- Sí… sigue, sigue nena… - rogó él. Sus ojos estaban cerrados con fuerza.
Las manos de ________________ desvanecieron la fuerza y soltaron poco a poco. Mientras los ojos de Justin se abrían al mismo tiempo, debido al desconcierto. Quería más. Mucho más. Y eso sería exactamente lo que ella le daría. Más. Como siempre, muchísimo más.
Ahora, queriendo tomar el control, tumbó a Justin a su lado. Cayendo desvanecido y desfortalecido. Este la miró con los ojos abiertos. Expectante.
Vaya. Esta era la ______________ que le gustaba tanto. La ____________ poderosa. La que tomaba el control en la cama y lo hacía soñar en alto con tan solo meterse en su cuerpo. Relamió sus labios al verla subirse sobre sus caderas. Ambas piernas quedaron a los costados. Mnh… sí, podía sentir su sexo húmedo contra su piel. Ella se movió un poco. Satisfaciéndose sola, hizo otro movimiento más intenso sobre él y soltó un gemido agudo.
- No hagas esto más difícil… - rogó él, mientras observaba derretido y excitado como ________________ se movía sobre sus caderas excitada, aun sin haberla penetrado… - te quiero _____________. – dijo embelesado por la escena. Era todo lo que necesitaba. Estar dentro de ella con urgencia. Así que la cogió de las caderas y elevó su cuerpo, para que este regresara y él pudiera hundirse con toda su longitud en ella.
La boca de _____________ se abrió hipnotizada. Un grito fuerte adornó la habitación. Justin estaba dentro de ella. Todo. Absolutamente. Sin olvidarse de ningún centímetro. Toda su erección cubría sus expectativas. La estaba llenando colosalmente. Sin darle tiempo si quiera a respirar. Elevó las caderas e hizo que ___________ gritara con muchísima más fuerza. Su cuerpo se tensó al verla así.
Entregándosele una vez más. Saber que la satisfacía de esa manera le hacía tan jodidamente feliz. Pero quería más. Así que salió de ella lentamente, rozando toda su maravillosa longitud en cada espacio del sexo de ________________. La dejó sin aliento al follarla una vez más. Toda su erección volvió a entrar en ella. Esta vez Justin apretó las caderas de ______________ con las manos, para que ella pudiera apoyar sus manos sobre el pecho de él. Al hacerlo, empezó a moverse… lento, preciso, delicioso… hizo la cabeza para atrás y se movió más. De arriba hacia abajo. Gozando la satisfacción de sentirlo bajo ella. De sentirlo duro y largo bajo su sexo. Se mordió el labio y cerró los ojos ante la sensación. Maravillosa y perfecta sensación de tener el control. Tragó saliva. Estaba a punto de llegar y correrse sobre él. Pudo notar que ante cada movimiento Justin apretaba más sus caderas. Haciéndole entrar más intensamente. Y volvió a moverse. Esta vez en círculos pero sin dejar de entrar y salir de entre sus entrañas. Era la sensación más intensa que había sentido jamás. Cada vez era mejor. Cada minuto era mejor. Faltaba cada vez menos para que ambos se vinieran al mismo tiempo. Y así fue. Ambos se corrieron. Mientras él apretaba las manos de _____________ con fuerza y ella juntaba su cuerpo con el de Justin. Abrazándoselo.
++++
- Te voy a extrañar. – confesó ________________. Apretó el torso de Justin con su brazo izquierdo y hundió su rostro en su cuello, dando pequeños besitos sobre él.
- Serán tres días, preciosa. – respondió Justin. Los besos de ____________ le hicieron sonreír. Pero muy dentro de él, otra vez el deseo se había abierto. Amaba cuando le besaba el cuello. – solo tres días.
- ¿Confío en qué ninguna fan, lunática y desesperada, va a acercarse a ti? – ella enarcó una ceja y se separó para poder observar la expresión de Justin ante su pregunta.
- No confíes tanto…
- ¡Justin!
- Solo estoy bromeando nena. – rio entre dientes y acarició por debajo de las sábanas el muslo desnudo de ____________, subiéndolo sobre su cadera. – después del sexo te pones tan…
- ¿Tan qué? – le retó.
- Vulnerable. Me gusta.
______________ puso los ojos en blanco.
- ¿Puedo confiar en qué ningún estúpido, idiota, baboso e imbécil hombre que no tiene idea de lo que le pasará si lo encuentro, se acercará a ti? – preguntó Justin. Realmente comprometido en sus palabras. No bromeaba, pero a _____________ parecía haberle dado gracia desde el principio de su pregunta, pues no había dejado de reír. - ¿por qué te ríes?
- Después del sexo te pones tan tonto.
- Me dejas mal… - acarició el muslo de ______________ con sus dedos gruesos. Gustoso por el tacto, tocó más y más su pierna. – ¿por qué no me respondes?
Ella sonrió para sus adentros. Justin celoso demostraba tantas cosas juntas. Cuanto amor le tenía. Cuanto le deseaba. Lo mucho que no quería perderla. Tres días era una inmensa eternidad. Ahora podía notarlo. Le extrañaría tanto definitivamente. Tenerlo cada noche a su lado. Cada mañana. Nunca habían pasado tanto tiempo separados desde lo de Tentation… pero eso ya había quedado en el pasado.
Ambos se quedaron callados por varios minutos. Que frío. Pero el calor de sus cuerpos hacía que se mantuvieran calientes. Y mucho más que eso.
____________ acurrucó su rostro sobre el torso de Justin, abrió sus preciosos ojos ____________(co) y dejó a Justin embelesado por su mirada y ligeramente excitado también.
- ¿Dudas de mí? – preguntó ella. Una pregunta que se quedó tendida e ignorada en el aire. Pues Justin la había atraído hacia él. Besándole los labios suavemente. Mantuvo los ojos abiertos, observando como _______________ movía su boca contra la suya. Lento y sutil. Un beso húmedo que dejó sus labios mojados por la desesperación. Un beso húmedo que le dejó pensando mientras divisaba a ______________ derretirse sobre su boca…
Tenía razón… ¿por qué dudaba de ella?
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