lunes, 3 de junio de 2013

Capítulo 57


1 día después. 

Busqué las llaves del departamento con desesperación. Mi mente no dejaba de producir ideas sin fundación, sin hechos, solo imaginaba más y más, mientras mi propia imaginación se hacía cargo de hacerme pedazos.

¿Dónde estás ________________? ¿Por qué no me has contestado las últimas llamadas que te he hecho? Mis dedos se enredan entre las llaves, haciéndolas caer al suelo.

- Mierda. – reniego en voz alta. Me agacho y las recojo con habilidad, buscando con la mirada la llave que pertenece a la puerta principal del departamento. La encuentro y la introduzco en la cerradura.
Tienes que estar bien. Tienes que estarlo. ¿Por qué me haces estas cosas? Estos tres días en New York han sido una maldita tortura sin ti. Sin saber qué te pasaba, donde estabas, porqué demonios no me contestabas. Sin saber si estabas bien. Si por alguna razón… tal vez alguien te había hecho daño.
El pensamiento recorre mi cabeza, asustando mis pensamientos una vez más. Aprieto el puño libre al escuchar mis propias voces interiores. “Le ha pasado algo” “La han secuestrado de nuevo” “Se van a separar una vez más”… cierro los ojos con fuerza al recordar los días agobiantes que pasé sin ella hace ya varios meses atrás. El recuerdo me persigue y golpea fuerte contra mí. Mi miedo más grande. Perderte. Perderte para siempre.

Trago saliva y abro la puerta del departamento. Las luces están encendidas. Mis ojos se pierden entre la soledad de las habitaciones. La cocina y la sala completamente deshabitadas. ¿Dónde estás? Trato de buscarla con la mirada, pero no está ahí. En cambio, puedo percibir sonido desde nuestra habitación. Cargo mis maletas, dejadas en el vestíbulo, y las elevo para dejarlas ahora dentro del departamento.
Al cerrar la puerta, un silencio abunda mi mente y mi corazón, ayudándome de alguna manera a entenderlo todo. Pero no logro descifrar lo que está pasando. Sé que algo no anda bien, puedo percibirlo tanto como puedo saberlo. Frunzo el ceño y dejo las llaves sobre el diván y cuando estoy a punto de caminar a la habitación, ella me sorprende saliendo de ella.

Está pálida, tiene los ojos hinchados y cuando me mira traga saliva para apagar su dolor. No puede mirarme, está avergonzada, y puedo leerlo perfectamente bien en la luz apagada de su mirada. Abro más los ojos. Trae su chaqueta negra de cuero y unos jeans pegados al cuerpo. Mi corazón se estruja. Todos mis sentidos se ponen alerta y la furia acumulada, por no saber de ella en estos días, se me pasa. Ya no estoy cabreado. Ni dudoso. Mi corazón se ha aliviado. Ella está bien. Puedo comprobarlo, pero hay algo que no me ha dicho y puedo notarlo perfectamente bien.

- ¿Qué te pasa nena? – le pregunto en susurros y muy desesperado al verla tan decaída. Mis pies empiezan a correr y de un momento a otro me encuentro frente a ella. Viéndola de cerca. Y siento una enorme necesidad en todo el cuerpo por besarla. Por demostrarle mi jo.dida preocupación a base de besos.

Pero mi corazón vuelve a su lugar cuando logro divisar a Travis tras ella, saliendo de nuestra habitación.
Mis ojos se abren, alertas y trato de entender de alguna manera lo que está pasando.

________________ empieza a llorar, se tapa los ojos con las manos y yo retrocedo. Paso por paso, y empiezo a entender el porqué de su llanto. El porqué de su vergüenza ante mí. Por qué no me ha contestado las llamadas. Y todo queda muy claro.

Exacto y preciso. Concuerda y cabe en el rompecabezas. La pieza está ahí. Pero yo no quiero aceptar que lo está.

La desesperación se apodera de mí.

Esto no puede ser cierto…

- ¿Por qué no has contestado mis llamadas? – le pregunto a ella. _______________ llora descontrolada mientras cubre sus ojos. No sabe que decirme y puedo escuchar sus sollozos, pero hay algo que me niega a ir por ella. Es la maldita ira que tengo acumulada. – contéstame. – digo fuertemente. Ignorando la presencia de Travis, que me mira con expresión dura.

- A sido mí culpa. – dice él, mirándome a los ojos. Nuestras miradas chocan. Nuestros sentimientos chocan. Frunzo el ceño y solo me dedico a mirar a _________________ una vez más, que traga saliva y se arma de valor para enfrentarme de una vez por todas.

- Necesito hablar contigo, por favor. – ruega. Y es que acaba de verme. Acaba de ver mi expresión. Mis ojos. Mi mirada. Todo lo que puede describir como me siento ahora mismo. Me conoce tan bien que sabe que voy salirme de control en cualquier momento.

- ¿Sobre qué? – ladeo la cabeza. Esta vez mis ojos se detienen en Travis. - ¿y por qué mierda no me has avisado que vendrías?

- Justin, cálmate… por favor… - me pide ________________ con la voz temblorosa. Pero no logro mirarla esta vez.

Y siento, después de tanto tiempo, los impulsos reprimidos en mis puños. Mis músculos tensos y alertas. Mis sentidos puestos. Mis malditas ganas de desahogarme se convierten una vez más en golpes que deseo dar. Mis ojos arden en ira. Puedo sentir la furia recorrer cada centímetro de mi cuerpo, bajar y subir como la espuma, tocándome, llegando a mi cerebro y cubriendo cada parte de mis pensamientos y mi autocontrol.

- Travis, déjame hablarle a solas por favor... – Y ella se voltea. ________________ se voltea y le habla como si de un amigo lejano e íntimo se tratara. Sus pequeñas y suaves manos tocan el brazo desnudo de Travis y lo acarician con ternura. Ternura que puedo sentir a lo lejos. Travis asiente. Mirándola. Mirando su rostro con expresión necesitada. Sé lo que está deseando y no puedo evitar sentir los celos más grandes que nunca en mi vida he sentido. Mi chica… Mi chica le está tocando… le está tocando tiernamente. Y aunque deseo interiormente evadir este sentimiento, quiero llorar como un imbécil, porque de un momento a otro… puedo imaginarme el porqué de ese cariño que ella le está teniendo.

Trago saliva. Mis ojos arden y no puedo contenerme ni un segundo más. Y desde ese momento todo pasa tan rápido. Las imágenes pasan aceleradas por mis ojos debido a la adrenalina. ________________ grita, y siento mis puños hundirse en el rostro de Travis. Hundiéndolos una y otra vez. Y otra. No puedo parar. Y estoy llorando. Llorando y gritando. Mi mente se ha aclarado y puedo comprender lo que ha pasado aquí. Han pasado estos tres días juntos. Solos. En nuestro jo.dido departamento ¡En nuestra maldita cama! Es por eso que ella está así, ardiendo en vergüenza. Cierro los ojos con fuerza y logro sentir como Travis intenta detener mis puños con la fuerza de sus manos, pero no lo logra, dándome ventaja, doy otro golpe más. Y otro y otro. Maldita sea. Soy yo de nuevo. Puede sentir el miedo de mis actos ante lo que estoy haciendo. Puedo sentir el miedo más grande que tengo envolverse entre mis puños. Y todo ha desaparecido. El mundo. __________________. Travis. Y solo he quedado yo, nublado y enloquecido, golpeando solo…



- ¡Eres una bestia! – me grita ella, desesperada y de rodillas en el suelo. Frunzo el ceño. Sí. Sí. Lo soy. Una bestia que está enamorada de ti. Trago saliva y el pensamiento hace añicos mi corazón. - ¡míralo! – grita de nuevo, señalándolo con las manos. 
Sus palabras me tocan de nuevo. Como solo ella podría hacerlo. Me giro y golpeo las paredes con fuerza haciéndolas resonar, tumbando cada cosa que encuentro en el camino, volviéndome loco, una bestia… y corro hacia a ella, que se coloca de pie de inmediato al verme yendo desesperado y sin control hacia su encuentro. Me mira horrorizada cuando llego hacia ella y la elevo con brusquedad, envolviéndola en mis brazos. Suelta un gemido en defensa. Somos ella y yo. La siento cerca y al hacerlo me invaden las ganas de llorar una vez más. Tiro su cuerpo ante la pared con fuerza, totalmente empedernido y sosteniendo la furia en mis ojos. La veo cerrar los ojos asustada ante el impacto y al abrirlos, solo estamos ella y yo… ella, su bendita valentía; y yo, la bestia que solo ella podría controlar.

- ¿Vas a golpearme también? – me pregunta abriendo bien los ojos, sin esconderse de nada, enfrentándome. La miro tensando la mandíbula. Sí, quiero hacerlo, quiero golpearle… esa es mi maldita naturaleza, de eso estoy hecho. – deja de mirarme y hazlo, ¡hazlo de una maldita vez! – me grita desesperada. Y su grito azota mi corazón. Su mirada llena de miedo llega a tocar cada parte de mi cuerpo, debilitando mis fuerzas, mis sentidos. Alterando cada parte de mi naturaleza. Y no puedo hacerlo… no puedo si quiera tocarla, o mirarla… no puedo si quiera sentir que la tengo cerca… es mi maldito punto débil, mi talón de Aquiles, no puedo hacerle daño, no podría hacérselo jamás… es mi vida, mi vida convertida y hecha persona en pocas palabras.

Me separo de ella rápidamente, dejándola libre y sin poder mirarle a los ojos. Mis impulsos no pueden creerse lo que acaba de suceder. Esto es lo que ___________________ Peterson ha conseguid hacer conmigo. Volverme un maldito racional.

Escucho a Travis sentarse sobre el suelo. Ahora recuperado, sube la mirada ante __________________, pero ésta ya no lo mira. Me está mirando a mí, tiene algo para decirme.

- ¿Podemos hablar tranquilamente? – me pide. Sus ojos se llenan de ternura al hablarme. Me quiere. Todavía me quiere.

Asiento. He perdido mi capacidad para hablar.

- Yo… - suelta aire y baja la mirada, enredada entre sus palabras. – Justin…

- ¿Por qué no has contestado mis llamadas? – logro articular lo primero que se me ocurre.

- Perdóname… - susurra. Y logro divisar su verdadero arrepentimiento en aquella palabra.
Travis logra colocarse de pie, aun adolorido.

- ¿Se lo vas a decir tú o se lo que tengo que decir yo? – pregunta detrás de __________________, haciendo que esta cierre los ojos y se vuelva a colocar nerviosa.

Y todo esto me jode. Que se hablen. Que tengan secretos entre ellos. Solo me provoca molerlo a golpes una vez más. Maldito imbécil, infeliz… joder… mis puños arden deseosos. Pero ella me mira, y sus ojos me tranquilizan al hacerlo. Mierda, aun tiene poder sobre mí, aun cuando debería odiarla... Frunzo el ceño. Y ___________________ se queda petrificada y sin palabras, muerde su labio para no romper en llanto una vez más. Me mira. Sus ojos tocan los míos suavemente. Y sé que está pidiéndome perdón por lo que voy a escuchar.

- Tentation quiere a ___________________ de vuelta. – Travis toma la palabra al saber que ella no podría decírmelo. La escucho sollozar cuando “Tentation” resuena entre nuestros oídos. – quiso esperarte para decírtelo y ahora que estás aquí, no nos queda más que irnos.

“Irnos”… ___________________ sube la mirada. Sus sollozos se escuchan más fuertes. Y no puedo entender nada. Mi mente se ha cerrado en un solo pensamiento: “Irnos”… entierro mis ojos en el suelo, apretándolos, y aprieto los puños. Y me siento… me siento perdido…

- Solo será un tiempo… Justin… - me llama. Pero no aparto la mirada de mi dirección actual. No quiero verla. No quiero mirarla. – solo me necesitan para…

- ¿Desde cuándo tenías planeado irte con él? – levanto la mirada. Mágicamente estoy hablando y mirándole a los ojos. Ella puede verme. Y siento su corazón romperse al mirarme. Porque lo sabe. Sabe todo lo que está causando en mí. Todo lo que está destrozando. Lo que está rompiendo. Lo que está terminando.

- Estoy aquí desde ayer. – responde Travis.

- Que me responda ella. – gruño. Fuerte. Tenso. Sin dejar de mirarla. Los malditos puños me pican de nuevo.

- Por favor, perdóname… - se limita a decirme. Y solloza, porque no puede contenerse. – te prometo que no será mucho tiempo, voy a volver… te lo juro…
Asiento. Y por un momento siento que ella tiene una pequeña esperanza en mí. En mi perdón.

Busco con la mirada las llaves del departamento, tiradas sobre el diván. Al encontrarlas, sonrío. Sonrió lleno de ira. Sonrío sarcástico. Las cojo y las tiro con fuerza al suelo.

- Vuelve cuando se te de la maldita gana. – digo. Trago saliva y lleno mi cuerpo de la última fuerza que tengo reserva. – llévatelo todo.

La miro retorcerse ante mis palabras, sin dejar el llanto. Pero nada de eso me importa. Camino paciente hasta la habitación, tratando de entender el porqué de su traición. Después de todo lo que le he contado… está ahí, diciéndome que va a volver… grito en mi interior, y al entrar a nuestra habitación, observo la cama destendida y desordenada. Y me los imagino a ambos. Traicionándome de la misma manera. Haciendo el amor a mis espaldas. A él, a él con mi chica en sus brazos, teniendo todo lo que es mío, teniendo mi mundo y apropiándoselo para llevárselo lejos de mí.
Aturdido y con ganas inmundas de llorar, abro los cajones de ropa y saco los cigarrillos que guardo siempre, pero que hace mucho no fumaba. Y regreso. Colocando uno en mi boca, lo aprieto.

- No quiero que vuelvas. – le digo caminando hasta la puerta. Mi maleta de ropa por el viaje está intacta. – no quiero que te preocupes por mí, ___________________. Olvídalo. – hago unas señas con la mano y me acerco a Travis, que me mira alerta. Saco de su bolsillo interior de la chaqueta de cuero un encendedor, enciendo el cigarrillo y fumo en la cara de ambos. – se acabó. – sonrío. Pero en realidad estoy acabado. Estoy hundido. Muerto. – no pienses en regresar por mí, porque te juro que yo no voy a estar para esperarte. – traga saliva. Sé que mis palabras le duelen. Pero te lo aseguro nena, todo esto me está doliendo mucho más a mí que a ti. – quédate con el jodido departamento y todo lo que quieras…

Quédate con todo. Con mi corazón. Con mi vida…

- Y olvídalo todo. ¿Vale? – la miro a los ojos. Rencoroso. Sé que quiere hablarme, pero solloza sin fuerzas para encarar sus actos. Mi corazón se llena de rencor. Y la odio. La odio muchísimo. La detesto y aborrezco el segundo en el que me fijé en ella por primera vez. El minuto en el que la dejé subir a mi auto y dejar que pasara la noche conmigo. Y maldigo el momento en el que dejé que se metiera en mi vida, que interfiriera, que me transformara, que me hiciera un tipo que ahora muere por ella. – que todo les salga bien en Tentation, no creo que teniéndote yo les haga falta. – vuelvo a sonreír, esta vez apartando mis ojos de los de ____________________. Porque sé que llora y escucharla hace que el alma se me destroce.

Abro la puerta del departamento y cargo mis maletas.

- Fue bueno mientras duró. – Y siento que es la frase más dura que he dicho en mi vida. Porque sé que es verdad. Porqué se que esta mierda que hemos tenido le importa menos que una aventura con un imbécil.

La miro una vez más, llora muchísimo mientras las lágrimas caen por sus mejillas ahogando sus palabras. Atrás Travis me mira con los ojos oscuros, una mirada parecida a la mía. Sí, a ganado y se lo ha llevado todo. Puedo ver como coloca sus manos sobre el hombro de ______________ y le susurra algo para que se tranquilice. Pero nada de eso me importa. Mi cuerpo se retuerce por dentro mientras mi interior, mis sentimientos y mi jodido corazón solo me piden que me largue de ahí. Y así lo hago. Pero mis ojos la vuelven a buscar. A ella y a sus lágrimas. A ella y a su rostro, a sus ojos, su rostro, mía… trago saliva ante ese pensamiento y me doy cuenta que tengo un nudo grande en la garganta. Suspiro, y en ese mismo instante una promesa arropa mis pensamientos. No quiero volver a verla. No quiero saber de ella jamás. Y solo en ese momento me doy cuenta de que estoy acabado, que nada tiene sentido y que mi mundo se lo ha llevado ella, para absolutamente siempre. – adiós, ___________________.

Le doy la espalda y la imagen de ella y Travis ocupa mi cabeza. Y la imagen de ella en Tentation, después de todo lo que le conté, me estruja el corazón.

Y te amo ______________. Con todo mi maldito y oscuro corazón. Te amo. Te amo tanto, muchísimo, demasiado…

Pero esto ha sido todo…

Y cierro la puerta, envolviéndome en mi propio sufrimiento.

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